En la intimidad de su casa de Martínez, Alina Moine se define como una pajuerana, al rato de invitarnos al pasar con un “siéntanse cómodos”. Nacida y criada en Rosario, vivió más de diez años en Capital Federal pero quiso volver a vivir en una casa, “sin tanta seguridad, ni vecinos”.
Hoy la acompaña su vestuarista, Cecilia Lipovetzky, que trabaja con ella en Fox hace más de cuatro años. “Ali es muy simple. Su fuerte son las piernas, por eso, sí o sí va a usar un tajo. Tenemos dos opciones de vestido”, explica su vestuarista, mientras muestra un diseño en gris plata de Melocotón y otro blanco, de Paz Cornú.
Son las seis de la tarde y la periodista, que está nominada a Mejor Estilo de Periodista Deportiva, se deja maquillar por Norma Rolón, mientras cuenta: “No estoy acostumbrada a usar escotes”. Y sin embargo apunta: “Tampoco soy vueltera. Soy muy segura de mi look. Pero no suelo ser usar nada demasiado moderno, sino aquello que me hace sentir cómoda. Sé cuáles son mis puntos fuertes”. Lo cuenta en el living de su casa, donde todavía está el ramo que se agarró el último fin de semana, en el casamiento de su compañero, Martín Liberman.
Y repasando la historia de cómo fue creando su estilo, mientras Norma Pérez la peina con ondas quebradas agrega: “Siempre fue híper relajada. Ando por la vida en jeans, remera, zapatillas y ¡listo! Para salir al aire me arreglo un poco más, pero menos es más. Siempre intento conservar mi esencia. Porque ni para hacer exteriores me maquillo. No uso tapaojeras, ni nada. Y mucho menos color en los labios. Me gusta reconocerme cuando me veo en el espejo. No sentirme otra persona”.
Entonces, en un sínodo de último momento con su vestuarista, con maquilladora y su peluquera, Alina empieza a decidir si va a usar el vestido blanco, al cuerpo, con tajo lateral, espalda baja y cola, de Paz Cornú. O el que tiene escote, doble tajo y lentejuelas en plata, de Melocotón, la marca de otra rosarina, Andrea Garrone.
Las dudas son hasta último momento, cuando la única certeza de Alina es que para ella no habrá aros, collares, ni anillos. “Sólo me voy a poner este brazalete como único accesorio”, apunta la rosarina que acaba de cumplir cuarenta años. Lo completará con un clutch de Luna Garzón y zapatos a medida de Antoniette. Sólo después de buscar a Flor, su amiga que la acompañará a la primera edición de los Martín Fierro de la Moda, llegará al Tattersal después de haber tomado la decisión.
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