Jesica Pullo, de 33 años, se enfrentó toda su vida a una realidad que no tenía a otro culpable que al hombre y su contaminación. Nació en el barrio de La Salada, partido de La Matanza, cercana a las aproximaciones de la ribera del Riachuelo, donde se arrojan a diario todos los desechos textiles, de marroquinería. Cuando desborda de estos materiales, los prenden fuego, generando un olor que se impregna y que es muy difícil de olvidar.
La joven aún recuerda el momento exacto en el que viajaba en el colectivo y tenía que ser testigo del olor y de la contaminación que generaban los desechos, y del momento en el que prendían fuego la parva enorme de basura. “Es bastante desagradable y desde que soy muy chica me hizo pensar, en qué podía hacer con ese tipo de descarte, porque yo no veía basura veía material que se podía reciclar”, recordó a este medio la joven fundadora de la marca sustentable e inclusiva llamada Biótico.
De este modo, Jesica se inscribió en la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), para estudiar Diseño de Indumentaria. “Cuando empecé a estudiar tenía una mirada muy naïf de la moda, con el paso del tiempo me di cuenta de que es una industria que genera muchos desechos, modelos de trabajos insalubres y que desde mi lugar podía hacer algo para cambiar la realidad”, explicó Pullo.
Cuando llegó a la etapa final de su carrera, la joven basó su trabajo final en lo que hoy es su marca: Biótico. “Hice mi tesis sobre la moda sustentable y como primer instancia propuse trabajar con materiales totalmente reciclados que abunden como los sachets de leche, los paquetes de galletitas o de papas fritas. Yo estaba al tanto de otros tipos de materiales que son reciclables como el cuero de la fruta pero tenían costos muy altos, ya que provenían de países como Estados Unidos o China, y yo venía de una familia de recursos muy bajos”, enfatizó Jesica.
Las manos detrás de las colecciones
Una vez que moldeó el concepto sustentable, la diseñadora buscó cumplir con la pata más importante de la sustentabilidad: el compromiso social. De este modo, una vez egresada, en el año 2016 se puso en contacto con la Asociación Laboral para las personas con Discapacidad (ALPAD) con el fin de trabajar en conjunto con los integrantes que tienen algún tipo de discapacidad mental, para empoderarlos con habilidades y conocimientos útiles y así lograr una transformación positiva en sus vidas.
“Estuve capacitándolos durante dos años. Hoy son 20 personas en total con las que trabajo para llevar adelante el proyecto. Cuando arranqué me sorprendió mucho la calidez que transmiten, las ganas que tienen de trabajar y conocer cosas nuevas. Les encantan los desafíos y eso es algo que me encanta. De este modo, lo que intentamos hacer, es llevarles nuevos desafíos. Actualmente tenemos dos líneas: productos hechos a partir de residuos urbanos como el sachet de leche o packaging de snacks y otra fabricada con descartes textiles de diseñadores de Capital Federal”, dijo la joven.
Hoy el proyecto ya se encuentra encaminado. La última colección se llama Geometra, que rinde honor a las mujeres matemáticas que han marcado historia: “Me interesó el papel de las mujeres matemáticas porque tuvieron que atravesar muchos desafíos para lograr sus sueños y llegar a la meta. Fueron autodidactas y muchas tuvieron que utilizar un seudónimo masculino para poder dar a conocer su trabajo. Es una forma de honrar a las mujeres que a lo largo de la historia no se conformaron con el papel que les imponía la sociedad y generaron un cambio. Es un poco lo que hago desde Biótico, brindar a la sociedad cuando una forma de hacer lo correcto".
“Siempre me interesó el compromiso social. No lo ejercía pero siempre tuve el concepto de la justicia flor de piel y no miraba para otro lado ante una problemática. De este modo entendí qué podía hacer desde mi lugar, y es algo que todos podemos cambiar sin hacer un sacrificio grande. Así logramos trabajar en comunidad y generar una transformación que es lo que verdaderamente importa”, aseguró Pullo.
Hoy, a 3 años desde que materializó su idea, Jesica viajará a Italia por segunda vez, ya que recibió un premio por un diseño de traje de novia confeccionado totalmente con sachets de leches. En esta nueva ocasión, viajará por primera vez con toda su familia en busca de ampliar los mercados europeos: “Será un viaje muy emotivo porque mis padres nunca viajaron, aparte tenemos familia en Italia y esperamos conocerlos. Es un sueño hecho realidad”, concluyó Pullo.
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