La ciencia no puede medir la inteligencia en su concepto más general, en todo lo que abarca la inteligencia humana. Lo que sí puede medir es un aspecto de la inteligencia que es el coeficiente intelectual. Pero el coeficiente intelectual para nada representa la complejidad de la inteligencia humana.
Lo que sí sabemos, y es muy importante conocer es que la inteligencia es flexible. Se expande. En un experimento agruparon a un grupo de niños con alto coeficiente intelectual, pero con sesgos cognitivos y esquemas mentales que los hacía pensar que la inteligencia no se expandía.
Y agarraron chicos con menos coeficiente intelectual pero que pensaban, tenían sesgos, esquemas mentales, preconceptos, que pensaban que la inteligencia era flexible, se expandía. A los dos grupos los enfrentaron con problemas matemáticos muy complejos. El grupo con chicos más inteligentes, pero que pensaban que la inteligencia no se expandía, se enfrentaban con los problemas matemáticos complejos, se frustraban y dejaban.
El grupo de chicos con menos coeficiente intelectual, pero que pensaban que la inteligencia era expandible, ante cada reto, ante cada dificultad, duplicaban el esfuerzo, mejoraban la tenacidad y lograron tener mejor rendimiento que los chicos que tenían mayor coeficiente intelectual.
Y una manera de mejorar la inteligencia es la educación. La educación, además de hacernos más libres, de darnos oportunidades, de tener más posibilidades de tener una movilidad social ascendente, la educación protege a nuestro cerebro.
Pensamiento creativo
Todos tenemos un potencial creativo. Y esto es importante porque en la antigua Grecia se pensaba que la creatividad provenía de las musas. En el episodio anterior repasamos qué pueden aportar las neurociencias para comprender más el fenómeno de la creatividad.
Al primer proceso lo podríamos llamar “preparación” y puede requerir años. Años estudiando, experimentando, practicando una especialidad o lo que sea. El segundo proceso tiene que ver con la “incubación”. Es pensar obsesivamente en un dilema. Esto puede requerir semanas o días u horas.
Pero uno puede tener preparación, años de trabajo en un tema o en varios temas, estar preocupado pensando obsesivamente en un dilema y no surge el pensamiento “Aha!”, o como lo denominamos en el episodio anterior, el pensamiento “Eureka!”.
Luego necesitamos poner el cerebro en off, apagado. Cuando estamos durmiendo, cuando estamos bañánonos o cuando estamos en el colectivo medio dormidos puede aparecer un pensamiento creativo.
Además, para crear hay que estar un poco loco, no mucho. Y no hay que tener miedo a equivocarse. Nadie ha creado algo importante sin haberse equivocado muchas veces. Y saber también que el contexto ayuda al pensamiento creativo.
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