Vivir con sordera: historias de lucha de personas que se sienten extranjeras en su propia tierra

El 28 de septiembre es el Día Internacional de la Sordera, fecha que busca promover y concientizar a la población acerca de los derechos de las personas sordas. Tres historias de vida que ahondan en cómo es crecer en un mundo que no habla su mismo lenguaje

Guardar
Cada 28 de septiembre se conmemora mundialmente el Día de las personas Sordas  (Shutterstock)
Cada 28 de septiembre se conmemora mundialmente el Día de las personas Sordas (Shutterstock)

Ni Enzo Rizzi (36 años), ni Lucas Larocca (37 años) ni Agustín Rodríguez (44 años) saben a quién van a votar en las elecciones presidenciales. Y es que ni siquiera están al tanto de las propuestas políticas que plantea cada candidato. Tampoco saben cuándo van a poder entender las noticias, ya que no cuentan con un intérprete. Los tres son sordos y se sienten extranjeros en su propio mundo, ya que consideran que el español es su segundo idioma.

Oriundos de Salta, Córdoba y Capital Federal, los tres están a cargo de la Confederación Argentina de Sordos (CAS), y participan constantemente de actividades que tienen como fin mejorar la calidad de vida de las personas sordas en todos los aspectos de la vida. Fue a través de la esposa de Rizzi, Pamela, que es normo-oyente, que se pudo llevar a cabo esta entrevista.

Todos nacieron de padres con sordera, pero tuvieron distintas experiencias en su infancia y adolescencia. “Terminé la primaria a los 14 años y el secundario lo finalicé a los 25 años. Era muy agotador porque el gran problema que tenemos es el de accesibilidad. No conté con ningún apoyo. Si bien la situación hoy es distinta porque se cuentan con más herramientas y con interpretes en el mejor de los casos, no siempre es así y muchos chicos dejan de estudiar porque no tienen el soporte necesario para hacerlo”, contó a este medio Enzo Rizzi, quien transitó su educación en Salta.

Los miembros de la Confederación Argentina de Sordos
Los miembros de la Confederación Argentina de Sordos

Distinta fue la situación de Lucas Larocca, quien terminó la secundaria en un colegio de oyentes con mucho esfuerzo: “Mis papás son los dos sordos, por ende me entendían bastante y me ayudaron con las necesidades que se me iban presentando. Todos los días después de ir al colegio doble-jornada me llevaban a una maestra particular que me explicaba todos los contenidos. Y sin darnos cuenta sacrifiqué un montón de mi infancia, porque me la pasaba aprendiendo todos los días hasta las 8 pm, lo que me sacó bastante de tiempo”.

Por su parte, Agustín Rodríguez notó la falta de interpretes y decidió crear un grupo de profesionales de la interpretación de lengua de señas en Córdoba y gracias a ello se pudo recibir y ayudar a otros a lograrlo.

Hoy a más de 20 años de sus experiencias educativas, la historia cambió. Pero la inclusión sigue siendo el gran faltante de la sociedad para con los sordos. “La inclusión es un concepto que está de moda. Las personas ciegas o con alguna discapacidad pueden hablar y escuchar; básicamente,s comunicarse. Los sordos somos otro mundo, con cultura e idioma diferentes. El sordo está aislado siempre y eso nos aleja de la sociedad. Es muy difícil. Por ejemplo, en Salta existen únicamente 4 intérpretes, no alcanza para nada, ni para que terminen el colegio ni para que puedan entender. Y no es únicamente un tema de inclusión educativa, debería ser en el sistema de la salud, en la seguridad, entre otras. El español sería nuestra segunda lengua. Es complicado entenderlo pero si hubiera inclusión habría lengua de señas en todo”, enfatizó Rizzi.

Y es que según explicaron los tres, las personas sordas tienen un modo de funcionar diferente. A pesar de la creencia general de que con subtítulos se soluciona todo, su mente debe pensar mucho más rápido que la de una persona normo-oyente. “Es como hablar todo el tiempo en dos idiomas”, dijo Larocca.

El mundo de las señas

De izquierda a derecha: Yahel Saint Paul, vocal de la CAS, Enzo Rizzi, Lucas Larocca y Agustín Rodriguez
De izquierda a derecha: Yahel Saint Paul, vocal de la CAS, Enzo Rizzi, Lucas Larocca y Agustín Rodriguez

Según la Federación Mundial de Sordos, existen aproximadamente 72 millones de personas sordas en todo el mundo. Más del 80 por ciento vive en países en desarrollo y como colectivo, utilizan más de 300 diferentes lenguas de señas.

“En argentina hay una falencia muy grande para con los sordos. No es suficiente un intérprete que aprenda la lengua de señas. Esa persona tiene que aprender sobre la cultura y los distintos idiomas ya que sino no funciona. Por eso, la comunidad sorda está perdiendo muchas cosas por falta de sensibilidad”, confesó Agustín Rodríguez.

Y es que la lengua de señas no es universal. La gramática es idéntica en todas las lenguas de señas, pero las señas son diferentes. Argentina tiene la LSA -Lengua de Señas Argentina-, y cada país tiene su propia lengua de señas. El ejemplo más claro de que las personas sordas quedan afuera de todo tipo de inclusión fueron los Juegos Paraolímpicos. Y es que, según explicaron, no son tenidos en cuenta ya que necesitan un intérprete para cada participante y no puede ser cualquiera ya que depende del país y de la cultura.

Rizzi explicó por qué es vital que las personas normo-oyentes trabajen en conjunto a las personas sordas
Rizzi explicó por qué es vital que las personas normo-oyentes trabajen en conjunto a las personas sordas

"Nosotros somos una minoría cultural, lingüística cultural, y como confederación luchamos para que se apruebe la Ley de lengua de seña. Desde que se fundó, ése es nuestro principal objetivo, ya que dependemos de la lengua de seña y creemos que eso va a cambiar la vida de todos nosotros. Es fundamental que entendamos que las personas sordas en las asociaciones no estamos buscando ayuda, sino que necesitamos que trabajen junto con nosotros. Es difícil que el oyente comprenda lo que queremos, por eso siempre invitamos a las personas a que junto a nosotros trabajemos para llegar a un punto en común”, dijo Rizzi.

En la Semana Mundial de la Sordera, la Confederación está reunida en Buenos Aires para llevar a cabo distintas actividades y apostar por los derechos de las personas sordas que van desde el aspecto lingüístico, social y educativo. “Y al igual que todas las personas, no tenemos que englobar a las personas sordas en la misma bolsa, cada persona es distinta por ende sus necesidades también, por eso buscamos que no se encasille rápidamente a la persona sino que también se la entienda y trabaje con ella”, comentó Rodríguez.

Los tres miembros de la confederación tienen un solo deseo: que en un futuro no tengan que pedir que el mundo los entienda, sino que se adapten en pos de vivir todos en un mundo de iguales oportunidades.

SEGUÍ LEYENDO

Guardar