Hay encuentros que tienen la fuerza suficiente para determinar los hechos que vendrán. No importa donde ocurran. Y esto es lo que pasó hace dos años y medio en Buenos Aires, en una cita programada por la marca de autos de lujo Lexus, del gigante japonés Toyota, entre el equipo de Danny Meyer, el restaurateur más célebre del mundo y el chef argentino Tomás Kalika. El cónclave impactó por estos días en el corazón de Nueva York.
Meyer en la actualidad es considerado el empresario gastronómico más importante y respetado del globo. Fundador del clásico neoyorquino Gramercy Tavern, supo desarrollar un concepto profundo alrededor de la cocina, basado en la hospitalidad, el disfrute y la comensalidad. Toda la experiencia que rodea y a la vez está más allá del mero acto de comer.
Aquel encuentro en Buenos Aires selló algo que la filosofía japonesa ya había anticipado y condensado en una sola palabra: Omotenashi; que si bien no hay una traducción literal en español, la palabra resume la idea japonesa alrededor de la hospitalidad. De ir más allá de lo necesario para complacer a un cliente o huésped.
Con ese bagaje de conceptos y valores, Meyer además de convertirse en una personalidad de envergadura en el mundo de los negocios fundó la Union Square Hospitality Group, que sumada a la idea de Omotenashi, sintetizó para Lexus que había llegado el día ¡Eureka! Convocó entonces a Meyer para ser el curador gastronómico de un nuevo concepto, los espacios multiculturales Intersect que se lanzaron en tres capitales estratégicas: Tokio, Dubai y la última ubicación, en el corazón más trendy de la Gran Manzana, el barrio Meatpacking de Nueva York.
Intersección de culturas y experiencias
El espacio Intersect en el distintivo barrio Meatpacking de Nueva York sintetiza lo mejor de la Gran Manzana, en la zona oeste de la ciudad, y por eso fascina a locales y turistas. Combina un diseño y arquitectura únicos con la efervescente curiosidad e imaginación de la gente de la ciudad y sus visitantes, que servirán para inspirar a la próxima generación de creadores e innovadores.
El imponente marco del parque elevado High Line transcurre entre obras de arte alternativas y vías de tren en desuso. De fondo, la quietud respetuosa del río Hudson, adornada por graffitis ultracoloridos que mezclan a Frida Kahlo con Andy Warhol; hoteles de pura identidad neoyorquina como The Standard, donde con una estética que combina los años 80 y los 90 pueden bajar en ascensores contiguos Robert De Niro y Justin Bieber, y nadie se inmutará. El piso 18 ofrece una de las vistas más privilegiadas de Nueva York con la disco-terraza Le Bain.
Intersect encarna la idea del nuevo lujo, aquel que se define como accesible pero a la vez es exquisito y multisensorial. Para esto cada eslabón que lo construye desde la gastronomía, la coctelería, la arquitectura y el diseño tiene que estar en manos de los mejores.
El aporte de la filosofía japonesa fue central para desarrollar la idea de Intersect, ya que pregna a toda la cultura organizacional de Toyota y se derrama con fuerza hasta su segmento de autos de lujo, como Lexus. Allí se potencian con fuerza dos ideas: la de hospitalidad iluminada (enlightened hospitality, en idioma inglés) que pregona la Union Square Hospitality de Meyer y la de Omotenashi, que resume la mirada japonesa alrededor de la hospitalidad.
-Tomás, ¿por qué creés que Danny Meyer eligió a Mishiguene para ser una de sus cocinas emblemas en Intersect, siendo que la vara para seleccionar las propuestas parece estar muy alta?, lo consultó Infobae desde Nueva York.
- Hace dos años y medio el equipo de Danny Meyer y Lexus decidieron conocer Mishiguene en el marco de su scouting por el mundo para Intersect. Y no solo me sentí muy honrado, sino que además me sentí en sintonía con lo que ellos quieren que transmita una propuesta gastronómica; en nuestro caso de cocina judía. Ellos no buscaban solo técnica culinaria, sino que trascienda algo más frente a cada ingrediente o cada plato. Y la cocina judía es el mapa culinario más amplio del mundo... y ahí vino la conexión con Mishiguene. A Meyer además hay que ponerlo en contexto: no solo es uno de los tres empresarios gastronómicos más importantes del mundo, sino que es un creador de conceptos y de prestigio en las cocinas. Adaptaron el espacio Intersect en cada detalle para que Mishiguene no pierda nada de su esencia, ni de su propuesta original: vajilla, cristalería, manteles con sellos... hasta compraron el ahumador para hacer el pastrón.
Mishiguene, la elección: de Palermo a Nueva York
El equipo de Danny Meyer hizo un exhaustivo scouting por las mejores capitales gastronómicas de Latinoamérica y Europa para buscar restós y cartas que no solo ofrezcan comida, sino una propuesta integral, de excelencia y en donde la idea de hospitalidad frente a cada comensal, a cada plato y a cada ingrediente fuera determinante. Todo eso lo encontraron en Mishiguene, en el barrio porteño de Palermo, del chef argentino Tomás Kalika, con una propuesta de comida judía moderna, reversionada y actualizada. Hoy ya reconocido en el mundo entero.
Mishiguene se convirtió en el tercer restó que integra el programa rotativo global de Chefs en Residencia en Intersect NYC , introduciendo cada cuatro a seis meses una cocina de autor diferente. Antes ya habían pasado dos glorias de la gastronomía mundial: Sergio Barroso de Chile y el francés Gregory Marchand, del famoso y coqueto Frenchie Restaurant, original del país galo. Kalika con Mishiguene estará desde septiembre hasta fines de diciembre 2019.
Mishiguene ocupó el puesto número 18 de los Latin America’s 50 Best Restaurants y es el primer y único restaurante argentino seleccionado para este espacio que de la mano y el ojo resalta las tendencias foodies del mundo.
El diseño y la arquitectura que conforma a los espacios Intersect son realmente diferenciales. Fueron creados por el diseñador de interiores de renombre mundial Masamichi Katayama, de Wonderwall. Los elementos que destacan y unifican el espacio entre las sucursales en Tokio, Dubai y Nueva York son un mural con más de 1200 modelos de autos en miniatura, una instalación artística de dos pisos con partes históricas de vehículos Lexus, y pantallas de bambú inspiradas en la exclusiva trama de la parrilla de Lexus.
El cocktail bar y lounge de Intersect cuenta con una barra de 360 grados que incorpora la misma “piel" que el supercar deportivo LFA. Los detalles sutiles en todo el espacio rinden homenaje a la historia de Lexus, como las cubiertas de fibra de carbono, otro material central del modelo LFA, y un piso de mosaicos incrustados diseñado con un patrón sutil de ”L" que se repite.
Una mirada judía en la cocina
Kalika admira la técnica y la cocina de referentes locales como Tegui, Chila o Alo´s, en San Isidro. Y cree que lo que Danny Meyer advirtió de Mishiguene es la constancia, la seriedad, la perseverancia y la actitud frente al trabajo de su cocina. “No me considero mejor cocinero que Germán Martitegui, ni que Pedro Bargero, ni que Alejandro Feraud, ni que Soledad Nardelli, de Club Tapiz en Mendoza. Los respeto mucho y hasta puedo considerarlos técnicamente superiores a mí”, reflexionó sincero Kalika a Infobae sentado en el lounge de Intersect en Nueva York.
“En Mishiguene hay un concepto muy bien pensado que nos traza de manera volumétrica, es un concepto cultural. Mishiguene no es solo un restaurant al que venís a comer… es una idea”.
- ¿De qué se trata Proyecto Diáspora que recientemente lanzaste?
- Proyecto Diáspora, se trata de la huella de un pueblo a través de sus recetas. Entendimos que había una oportunidad única de contar algo que nadie había contado: la cocina judía siempre se mantuvo en las casas, en las cocinas de las abuelas, de las tías que conservaron las recetas hasta hoy.
No existía en ningún lado la oportunidad de un restó que tome a la cocina judía como bastión; un restaurante que la actualice, que la modernice, que la interprete y la vuelva un lenguaje común. En Nueva York se puede ir a a comer el mejor sandwich de pastrón a Kat´z, un deli increíble o disfrutar un buen arenque en Russ & Daugthers; pero hacen solo eso ... y en serie. Mishiguene... es más.
La cocina judía tal como la conocemos los argentinos es muy distinta a la que conoce un colombiano judío o un hombre judío que creció en Calcuta, India. Hay un universo de cocina judía muy amplio que la gente desconoce porque nunca la tuvo cerca… y nosotros justamente queremos reflejar esa amplitud y diversidad a través del proyecto Diáspora. En cada lugar tendremos algo que nos conecta con la comida judía, eso es Diáspora.
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