"Ahora ustedes, las mujeres, fuman y toman y está todo bien. Antes las cosas eran diferentes, pero está buenísimo que así sea. Bueno, en moderación. A mi mamá no se le hubiera pasado por la cabeza". El que habla es un escocés de unos 50 años, el guía de un tour por la destilería Glen Ord en la Isla de Skye, en Escocia. Se dirige a un grupo de tres amigas argentinas que se ríen de su comentario mientras prueban un Singleton Single Malt de 12 años. Se ríen porque les divierte este hombre confundido al ver a tres veinteañeras disfrutar de un whisky e interesadas por el proceso de destilería, a pesar de que a su alrededor ven a más mujeres que hombres con un vaso en la mano, además de expertas -también mujeres-, que explican a los visitantes las propiedades de las bebidas que están degustando.
Chacarita, Buenos Aires. Una joven de pelo turquesa y remera de red negra cuenta la historia del Maker's Mark, un bourbon de Kentucky cuya botella cuenta con un característico sello de lacre rojo. Vir Calderón es la jefa de barra de SEDE, un bar especializado en whisky que hace ya un año se convirtió en un refugio para los amantes de esta bebida, en un ambiente descontracturado que pregona desde el primer día que "el whisky no tiene género".
La historia de las mujeres y el whisky es extensa. En el libro Mujeres del whisky: la historia no contada de cómo las mujeres salvaron al bourbon y al whisky escocés e irlandés de Fred Minnick (Potomac Books, 2013) se ahonda en las creadoras de la industria, desde las primeras destiladoras de la Mesopotamia hasta la destilación ilegal durante la Ley Seca de Estados Unidos.
Una de ellas fue Bessie Williamson, que fue dueña y gerente de una destilería en el siglo XX. Un tiempo después de graduarse de la Universidad de Glasgow en 1934, comenzó a trabajar como secretaria temporal en la destilería Laphroaig en la isla escocesa de Islay. Williamson rápidamente se unió a los hombres en la sala de degustación, estudió el proceso de destilación y logró un profundo conocimiento del whisky escocés. Luego de que falleciera el dueño de Laphroaig, Williamson se hizo cargo de la prestigiosa compañía y se convirtió en la portavoz de toda la industria del whisky escocés para Estados Unidos.
Como ella, hubo muchas. Sin embargo, el whisky continúa teniendo una asociación fuerte con la masculinidad. "En una sociedad con gran impronta machista a nivel mundial es lógico que una bebida como el whisky sea pensada por la mayoría como una bebida de hombres", opinó en diálogo con Infobae Nerina Oca, Whisky Taster, representante de la Whisky Malt Argentina en Mar del Plata y creadora de Women Whisky. "Todos imaginan al señor sentado en un sillón cerca de un hogar prendido con el habano encendido y el vaso de whisky. Es un estereotipo antiguo que ya no puede ser sostenido en esta época. Una bebida tan noble, delicada y especial como es el whisky no tiene género, como el placer".
La "Reina del Whisky", como la llaman algunos de sus colegas, es abogada, pero el whisky es su segunda profesión. Dicta cursos en el Club Español de Mar del Plata y es una de las grandes embajadoras del whisky en el país. Miguel Ángel Reigosa, fundador del Museo del Whisky y de Whisky Malt Argentina (WMA), la cataloga como "la mejor". Fue él el que le enseñó, según explicó Nerina, todo lo ella hoy puede "transmitir sobre esta magnífica cultura. Desde entonces represento y tengo la franquicia de la WMA en Mar del Plata".
"En Argentina el crecimiento del consumidor de whisky, mujeres incluidas, es altísimo. En el museo encontramos un lugar de pertenencia; a las mujeres se les da un espacio para disfrutar, aprender y divertirse", aseguró Oca. "No consideramos que el whisky esté arraigado a los hombres", coincidió Reigosa, que dialogó con Infobae desde Escocia. "De hecho en este viaje a Irlanda, Irlanda del Norte y Escocia hay dos mujeres en un grupo de diez. El 30% del padrón de Whisky Malt Argentina y del Museo del Whisky son mujeres. Uruguay, Colombia, Venezuela y Argentina somos un claro ejemplo de que la mujer cumple un rol fundamental en nuestro mundo. Es más, estudian y tienen olfato privilegiado, mucho más que el hombre".
Eugenia Harttig es la fundadora de Minas Whisky, una comunidad de mujeres que, como dice su nombre, son apasionadas por esta bebida, o están interesadas y buscan aprender. La creó luego de que varias personas se mostraran sorprendidas porque bebía whisky siendo mujer. Pero ella también cree que estos preconceptos están cayendo: "Entiendo que es algo cultural, perteneciente a una psicología social que por suerte se está desdibujando o, en términos actuales, se está deconstruyendo. Es algo a nivel macro o generalizado porque con Minas Whisky me encontré con submundos o comportamientos de la intimidad de las personas en los que el whisky es adorado sin distinción de género. En la Argentina hay ganas de romper con estereotipos. Hay una ola de entusiasmo que trae compromiso".
SEDE vs "la mirada conservadora del whisky"
SEDE (Guevara 421) se erige en el barrio de Chacarita como un rincón ecléctico en el que los fanáticos del whisky -o los que recién están adentrándose en este mundo- puedan sentirse cómodos en un ambiente cálido y desestructurado. Con ladrillos a la vista, una barra estilo italiana pero con una disposición que recuerda a un bar neoyorquino, grupos de amigos, amigas y parejas se acercan para vivir una experiencia que no se encuentra en otro bar de whisky de la Ciudad. En especial para las mujeres.
Es que cuando el arquitecto Roberto Cardini y el politólogo Juanma Bidegain se unieron para idear SEDE -más tarde llegó también Gonzalo Fleire, médico-, quisieron desde el "ya" crear un espacio en el que se eliminara "la mirada conservadora del whisky" -hay una lápida con esta frase en la entrada, un guiño también para el barrio en el que se encuentra- y recalcar una y otra vez que "el whisky no tiene género".
"Nosotros, cuando íbamos a tomar whisky, nos encontrábamos con lugares solemnes que nos generaban rechazo y la verdad es que no nos identificaban para nada", comentó Cardini en diálogo con Infobae en el bar de Chacarita. "Es raro encontrar lugares especializados en whisky que tengan un perfil joven. Por eso nos propusimos abrir un lugar en el que todas las personas que vengan a tomar whisky se sientan cómodas. Y con eso nos dimos cuenta de que el whisky tenía muchos más preconceptos negativos de los que creíamos. Nosotros siempre pensamos que era una bebida machista, porque generalmente se asocia al hombre, y una bebida de clase media alta. Pero después encontramos muchos más, como que se asocia a lo sedentario y que tiene una construcción alrededor del conocimiento muy grande, casi sectaria y generacional. Nosotros nos ponemos en la vereda opuesta. Y queremos que las mujeres se sientan muy cómodas y seguras de venir a disfrutar un whisky y que no las miren con cara rara por pedirse una bebida fuerte".
Por eso acudieron a Red de Mujeres, que les hizo una asesoría para que sea un lugar seguro, no haya situaciones de acoso y sepan actuar en caso de que ocurra. Se capacitó al personal, y alrededor del bar se pueden observar carteles de "No es no". "Justamente la idea es sacarle los preconceptos al whisky y que se entienda que no tiene género y desmitificar que el whisky es algo apropiado por los hombres, o que es de macho y que hay que ser valiente para probarlo".
El mito del paladar
Muchas mujeres vivieron la misma historia. Van con un hombre a un bar. Ella se pide un whisky y él un Campari. Cuando se los traen, el whisky lo ponen enfrente del hombre. Los ejemplos de tragos cambian, pero la historia se repite. Se cree que la mujer no está preparada para una bebida fuerte, y, a la vez, se ridiculiza al hombre que prefiere un trago más suave.
El sommelier Fabricio Portelli aportó que "creer que el paladar tiene sexo en el siglo XXI no tiene razón de ser. El whisky es una de las bebidas más nobles y con mayor historia que existen, y, sin dudas, es un gusto que se adquiere, ya que nadie nace gustándole el whisky. Es potente y amargo, una sensación y un gusto que el cuerpo humano rechaza por naturaleza. No hay whiskies para hombres y whiskies para mujeres".
"Hay algunos más fuertes e intensos (como los Single Malts de las Islay en Escocia), y otros más suaves y melosos (como los Honey Bourbon de Estados Unidos). Actualmente las etiquetas están para romperse, y las costumbres para desafiarlas. Cada cual es libre de elegir qué beber, y las nuevas generaciones lo saben", agregó.
En SEDE, cualquier persona que llegue y que no sepa sobre whisky puede aprender y degustar, con sugerencias de la mano de los expertos detrás de la barra. "A mí me gustan los whiskies suaves; soy de tomar whiskies de granos, que son quizás fuertes en alcohol pero más suaves al paladar. A las personas que se inician en el whisky y que quizás no tienen el paladar tan acostumbrado a una bebida tan fuerte, les recomendaría los whiskies irlandeses que tienen triple destilado, que quizás buscan un sabor un poco más neutro; los clásicos de Escocia, de la zona de Speyside, en donde se trabaja constantemente para producir whiskies muy equilibrados o redondos; o sino los bourbon", apuntó Cardini.
En el bar de Chacarita y en otros espacios donde el whisky es protagonista, las mujeres llegan a borbotones. Muchas entran en este mundo mediante las redes (como las de Women Whisky o Minas Whisky) para asistir a catas y cursos. "Hay otras que no toman whisky pero yo me cruzo en sus caminos y las convierto", reveló Oca entre risas. "Cuando les pregunto, quizás muchas no lo probaron y las que sí lo hicieron con un whisky quizás no tan amigable al paladar".
De esta manera, a través de consejos de los expertos, las mujeres que antes no se habían animado o que habían tenido malas experiencias comienzan a acercarse de a poco, advirtiendo los sabores y los aromas y probando distintas intensidades. "Hoy las mujeres, como los varones, buscan experiencias diferentes, por eso yo las invito a divertirse aprendiendo a tomar whisky. Empiezan muchas agregando agua para bajar así la graduación alcohol y después con el tiempo lo toman puro como yo".
La iniciativa de Harttig, por otro lado, invita a pensar al whisky como una bebida perteneciente a los sentidos. "Esta comunidad invita a concientizarnos, tanto socialmente como desde un lugar más 'nerd', como digo yo, invitando a las participantes a saber qué es lo que tienen en su copa o vaso. El whisky es hermosamente complejo y quienes vienen a las catas recorren esa complejidad desde una fase visual, olfativa, gustativa y hasta táctil. Argentina está llena de amantes y conocedores del whisky. Ellas y aquellas con ganas de descubrir este universo son más que bienvenidas a la comunidad".
SEGUÍ LEYENDO: