¿El fin de la dicotomía del rosa y el celeste?: "Los niños no asocian un género a un color; los niños juegan"

El cambio de mirada está ocurriendo. Ya no es visto con mala cara que una niña pida una pista de autos o un niño una muñeca; ellos eligen lo que les gusta sin fijarse en color o tipo de juego. "Son los adultos, la industria y la publicidad quienes deben deshacerse de prejuicios y dejar de afianzar estereotipos", coincidieron especialistas consultados por Infobae

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Los niños eligen naturalmente lo
Los niños eligen naturalmente lo que a ellos les gusta sin fijarse en el color o el tipo de juego (Shutterstock)

– "Mami, ¿para el Día del Niño me podés comprar una pelota?", pide Valentina.
– "¿Te parece? ¿No preferís la princesa de la película que vimos el otro día?"
– "Pero má, mis amigas van a fútbol, yo quiero una pelota para poder jugar con ellas".

– "Hola, busco un regalo para un nene que cumple cinco. Le gusta pintar, ¿qué podría ser?"
– "Los sets de arte están en el primer piso, en el sector de nenas".

Aunque creadas para esta nota, las situaciones arriba descritas bien podrían corresponder a la vida real.

Es que, pese a que -lentos- los cambios vienen sucediendo, todavía falta bastante para que adultos, responsables de la industria del juguete y creativos publicitarios se hagan eco de una realidad que por mucho tiempo estuvo negada: los niños son niños y los juguetes son juguetes. Da igual que el objeto sea muñeca, autito, pelota o cocinita. Si de imaginar situaciones y montar escenas de ficción se trata, niñas y niños juegan por igual. Les sale así naturalmente. Lo "forzado" es lo otro.

Son los adultos quienes hacen
Son los adultos quienes hacen comentarios del tipo ‘ese juguete es de nena’ o ‘qué feo una nena jugando con autitos’ (shutterstock)

Que el rosa es de nena y el celeste de varón vino después. Que ellas juegan con muñecas y se visten de princesas y ellos deben preferir los autos y las herramientas les fue impuesto desde "afuera".

"Los niños no asocian un género a un color; los niños juegan". Así de categórico fue Julián Benítez, gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ).

"Los niños eligen naturalmente lo que a ellos les gusta sin fijarse en el color o el tipo de juego", coincidió la licenciada en Psicología Lorena Ruda (MN 44247). Y fue por más: "Son los adultos quienes hacen comentarios del tipo 'ese juguete es de nena' o 'qué feo una nena jugando con autitos'".

Tanto los padres como los
Tanto los padres como los chicos con más acceso a la tecnología tienen un mayor poder para ejercer su demanda de manera más eficaz (Shutterstock)

Consultado por Infobae, Benítez contó que en la temporada de fin de año, desde la CAIJ realizaron un estudio de comportamiento del consumidor en dos tipos de jugueterías: las tradicionales en las que la segmentación de "nenas" y "nenes" continúa y las de estilo didáctico en las que no sólo hay juguetes, sino que también se encuentran libros, ropa, etc, donde la diferenciación por género no está tan presente. "Observamos que los cambios se están visualizando, empiezan a aparecer por parte de la industria algunos productos que se alejan del estereotipo de color o juego relacionado al género", señaló, y ejemplificó: "El mercado de los juguetes vive en constante movimiento, innovación y renovación. Más recientemente surgió esta tendencia con gran impacto social, en propuestas de juegos y juguetes que apuntan desarmar los diferentes estereotipos presentes como 'ideales de infancia' y son plurales, inclusivos y diversos. Es el caso del muñeco con síndrome de Down Oli, las cocinas Petit Gourmet, o las Pochoclera CIME con niños cocinando en el packaging o las pistolas lanza slime Warrior MF, de Chikitos con niñas 'combatiendo' junto a los niños".

"Son propuestas de la industria como respuesta a una necesidad y una demanda del mercado, que no necesariamente responde a una demanda de los usuarios, pero sí la mirada de los padres genera esa demanda", insistió Benítez.

Tiene que estar muy firme
Tiene que estar muy firme la postura en la familia como para ir ‘en contra’ de los mensajes casi dogmáticos provenientes de la publicidad (Shutterstock)

Sobre de qué manera la publicidad contribuye a afianzar los estereotipos, Ruda analizó: "La publicidad televisiva la consumen principalmente los niños, si estas no evolucionan y siguen marcando estereotipos, estos modelos son tomados como naturales por los niños. Tiene que estar muy firme la postura en la familia como para ir 'en contra' de esos mensajes casi dogmáticos".

"Las publicidades ofrecen permanentemente juegos con colores diferenciados o mostrando específicamente para qué público es dirigido. Los bebés y las cocinitas son para las nenas, los autitos y dinosaurios para los varones, como para poner un ejemplo -sostuvo la especialista en maternidad y crianza-. No hay, por decir, en ninguna publicidad de Barbies un varón participando del juego. En las únicas publicidades que aparecen nenas y nenes son las que muestran juegos de mesa".

Para Benítez, "es importante que el cambio de mirada se dé en todos los eslabones de la cadena de abastecimiento y suministro, no sólo en quienes compran -donde ya se ve hace un tiempo la tendencia- sino en todos los intermediarios. Porque si por ejemplo los distribuidores tienen una lectura del mercado más tradicional y son quienes demandan a importadores y fabricantes para abastecer los comercios, si su lectura es más tradicional se terminará replicando esta estructura".

El marketing contribuye a la
El marketing contribuye a la transmisión de modelos sociales, en los que no es bien visto, por ejemplo, que un nene juegue con muñecas (Shutterstock)

Y tras asegurar que "tanto los padres como los chicos con más acceso a la tecnología tienen un mayor poder para ejercer su demanda de manera más eficaz", destacó: "La cultura lúdica vino organizándose en torno a estos modelos de infancia hegemónicos y consolidándose así arquetipos de infancia con lugares, imágenes y colores definidos que hoy están siendo cuestionados".

En ese sentido, Ruda señaló que, tanto en el juego como en otros ámbitos, un niño que crece bajo estereotipos de cualquier tipo "es probable que repita este modo en cualquier espacio en el que se mueva, generando situaciones incómodas". "Además, vivirán censurados por mandatos culturales, no pudiendo jugar -o pensar- libremente y condicionando su mirada según lo que la sociedad marca como 'normal', sin poder cuestionarse en algún momento sobre esto".

– ¿Cuál/es creés que son las causas por las que cuesta tanto derribar esos modelos?
– Las personas más conservadoras y cerradas siguen creyendo que determinado color da cuenta del género y el sexo del sujeto. Que determinados juegos son de nena o de nene, por ende, si un varón juega a algo 'de nena' podría ser señal de una desviación en su sexualidad, lo cual no es cierto.

Muchas personas aún creen que
Muchas personas aún creen que si se habilita a los niños juegos del “sexo opuesto” se fomenta la homosexualidad (Shutterstock)

Creo que el "miedo" a la homosexualidad es la traba por excelencia. Estas personas consideran que si se habilita este tipo de juegos del "sexo opuesto" se puede fomentar la homosexualidad y aún temen a esta. Aún muchas personas consideran la homosexualidad como una enfermedad.

Otra cuestión puede estar dada por el marketing y la transmisión de modelos sociales, donde sigue operando el machismo en muchas personas que no toleran ver a un nene jugando con una cocinita o con un bebé en brazos, como si no existiera la paternidad y los bebés son sólo de las madres. El prejuicio es más evidente en los varones. Es más "chocante" un nene jugando a que es bailarina, que una nena vestida de Spiderman.

– ¿Qué debiera hacer que esta situación cambie?
– Siguiendo la misma línea, con publicidad no sexista, con charlas y talleres en escuelas, con entrevistas a profesionales publicadas en medios de comunicación. Es importante que la gente esté informada y para esto, que la información circule. Hablar más sobre sexualidad infantil, sobre los mitos sobre la sexualidad y la homosexualidad, desterrar fantasmas culturales. ¿Qué tiene de malo ser homosexual? ¿Por qué esa fantasía aún inquieta a los padres? ¿Qué les pasa a los padres cuando ven a su hijo varón vestido de princesa o siendo papá de un bebé? ¿Y cuando su nena no quiere ir a baile pero sí jugar al fútbol? Estos lugares comunes llenos de prejuicios son los que deben modificarse para que luego, cuando un niño esté jugando libremente, no resulte llamativo.

El “miedo” a la homosexualidad
El “miedo” a la homosexualidad lleva muchas veces a reproducir estereotipos al momento de elegir los juguetes para los niños (Shutterstock)

"Desde la CAIJ cuestionamos la idealización de la infancia y celebramos que cada vez sean más las empresas que comprenden este cambio dándole lugar al jugador y a la diversidad en sus propuestas", enfatizó el gerente de Relaciones Institucionales de la cámara, para quien, además, "es fundamental para construir una propuesta de juegos y juguetes con potencial de diferenciación y valor local".

"Bienvenidos los cambios, pero creemos que las muestras elocuentes se van a estar dando en los próximos años", finalizó.

A su turno, Ruda enfatizó que "los modelos dentro de las casas deben cambiar para que de pronto un varón cocinando no sea visto con extrañeza". "Somos los adultos los que tenemos que evolucionar en este tema y aceptar a la homosexualidad como una elección y no como algo que sucederá por disfrazarse de nena siendo varón o viceversa. E insisto con el tema de la homosexualidad porque creo que es partir de este miedo que aún los estereotipos se hacen tan presentes a la hora de elegir los juguetes a los hijos. Los juguetes no tienen género y los niños deben ser libres de elegir jugar a lo que les gusta, sin censuras".

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