Por Luis Corbacho para el Planeta Urbano*
Tranquila, graciosa, ocurrente, amable, cero diva, siempre de buen humor, siempre en su mundo y siempre con los pies sobre la tierra. Aunque los éxitos televisivos y teatrales se sucedan en la vida de Violeta Urtizberea, ella nunca se subió a nada que tuviera que ver con el lado negativo de la fama.
Su espíritu zen asombra, tanto como sorprende el talento que tiene para sortear los dramas y las comedias que le tocaron interpretar.
-¿Cómo estás transitando el embarazo?
-Bien, es todo muy minuto a minuto y me cuesta pensarme más adelante, aunque igual ya estoy más en esa porque lógicamente tengo que empezar a comprar las cosas para el cuarto y todo eso que obviamente te pone en el futuro. Pero es una locura todo lo que te sucede físicamente, tanto que resulta muy difícil no estar en el presente, en las modificaciones del cuerpo, en el bebé que patea y se mueve. Te van pasando todos los días cosas nuevas, muy flasheras, que te mantienen en un presente intenso, y eso está bueno porque te ayuda a transitar todo con menos ansiedad.
-¿Buscaste mucho este bebé?
-La verdad es que no. Sí es un tema que veníamos hablando con Juan, fue todo muy charlado y madurado, pero cuando dijimos "ahora" pensamos que iba a tardar más y no tardó nada. Estuvo bueno que sucediera rápido para no entrar en esa ansiedad de esperar a quedar, pero lo loco es que al haber sucedido tan rápido, cuando me enteré me quedé medio impactada y nuestra reacción no fue como de película, sino muy terrenal. Le dije a Juan "me dio positivo, ¿qué hacemos? ¿hay que llamar a la médica? ¿vamos a un hospital? ¿qué me hago?" Todo muy así, cero festejo y escarpines.
-¿Existe la presión de tener hijos más en la mujer que en el hombre?
-Por supuesto. Tiene que ver con la cuestión del reloj biológico. Yo siempre pienso que si las mujeres tuviésemos esa posibilidad de tenerlo cuando queramos, como sucede con el hombre, sería totalmente distinta la historia de nuestro género, en muchos aspectos. Vos ya sabés que naciste con un tiempo, y la decisión de la maternidad está totalmente atravesada por ese tiempo. Yo estoy segura que de no haber existido ese cronómetro quizás lo hubiese tenido después, no sé. Ese relax que tienen los tipos los vincula distinto con todo: con el amor, con el trabajo, con el futuro en general. Nosotras estamos condenadas con eso.
-Hace poco viajamos juntos por trabajo y a vos estando embarazada se te veía muy relajada con el tema salud. ¿Siempre fuiste así?
-Soy re miedosa y bastante hipocondríaca, pero también soy muy inquieta, así que a pesar del embarazo seguí haciendo mis actividades y viajes con normalidad. Obviamente le consulté todo a la obstetra, si podía viajar, si podía seguir haciendo la obra de teatro y algunos movimientos específicos, y me dijo que sí.
-Pero ahora paraste…
-Ahora me quedan dos meses de embarazada en los que me voy a relajar un poco, a mi manera obviamente pero sin asumir ningún trabajo o responsabilidad más. Me dejé un poco la página en blanco para el futuro porque no tengo idea de qué tipo de madre voy a ser, si voy a estar muy obsesiva o más suelta, así que decidí permitirme parar con todo y ver que pasa.
–Estás de novia con Juan Ingaramo, uno de los grandes músicos de la escena actual. ¿Cómo es esta convivencia de artistas?
–Hace cuatro años que estamos juntos, es muy groso en lo que hace. Nuestra convivencia es buena; ahora justo nos fuimos de vacaciones, un espacio donde uno quizás discute más porque está las veinticuatro horas con el otro, y ahí saltan todos los roces.
–¿Cuál es para vos la clave del éxito de una pareja, si es que la hay?
–El análisis que puedo hacer de las relaciones en esta era es el desafío de encontrar ese punto medio entre la tolerancia a todo, que se practicaba antes en pos de preservar la pareja, y la libertad extrema que se usa ahora. Antes había que durar cueste lo que cueste, y hoy es todo lo contrario: a la primera de cambio tirás todo por la borda. Entonces estamos encontrando ese punto medio entre la tolerancia, que está buena para uno mismo porque te hace crecer, y esa especie de egoísmo de no aguantarse nada del otro.
–¿Cuánta de esta sabiduría amorosa la aprendiste en terapia?
–Para mí la terapia es muy importante, y es un gran lujo que me puedo dar. Yo no soy creyente, ni siquiera me interesa mucho la astrología, pero en lo único que creo un poco es en el psicoanálisis. Ojo, no considero que todo el mundo lo deba hacer ni nada parecido, simplemente digo que a mí me pasa eso, que mi fe está puesta ahí, que yo creo en eso.
–¿Cómo entra el ocio en tu rutina?
–A mí me encanta la vida tranquila, despertarme con tiempo, desayunar, leer, regar las plantas. Hay algo de la vida de hogar que me gusta mucho, no soy una adicta al trabajo.
–Venís de muchos éxitos seguidos. ¿Qué te provoca eso y cómo hiciste para no marearte con la fama?
–Por suerte a mí me pasó que fue todo muy paulatino. Lo mío fue muy de a poco, así que no tuve esa explosión repentina que hace que se te confundan un poco las cosas. A mí la vida me fue enseñando que nada es como uno cree, y me ubicó bastante para afrontar un súper-boom como Las Estrellas. Yo siempre supe que era algo del momento, que no era un éxito para toda la vida. Yo sabía cómo era la cosa, y ese saber me vino bien para no entrar en cualquiera. Yo soy re ahorrativa, re cuidadosa con mis gastos, re simple, porque sé que ese mundo de colores es fugaz. Yo prefiero pasar inadvertida. Me encanta la gente que es superglamorosa y se pone sombreros gigantes, pero yo no tengo esa personalidad, no me sale.
–¿Cómo lo manejás en las redes, con tu millón de seguidores en Instagram?
–A veces la egomanía en redes me abruma. Es un espacio que consumo mucho y me encanta, pero lo que veo se fue refinando: hay gente que te harta y preferís seguir cuentas de cocina o decoración, o de flores o jabones, qué sé yo. También pasa que ver tanta gente pasándola genial te puede llegar a angustiar; todos están en playas increíbles cagándose de la risa, entonces te sentís medio vacía y decís "¿qué me pasa?". Por eso trato de controlar el consumo de redes, porque a veces me deja en un estado medio raro.
–¿Te sentís en la obligación de militar en algunas causas por el hecho de ser famosa?
–Bueno, ese tema me genera muchas contradicciones. A veces te preguntan sobre política y te ves obligada a contestar, aunque como actriz me parece que hay que cuidarse un poco más. El actor tiene que ser un poquito misterioso. A mí no me gusta saber todo de los actores, ni de su vida íntima ni de sus ideologías, porque eso me tiñe el trabajo actoral. Me parece que tenemos que ser un poquito más papel en blanco. Sin embargo, en el caso de la lucha feminista, yo no puedo no hacerlo porque es una militancia que tiene que ver con algo que me constituye de toda la vida. Es mi deber como mujer, y me es inevitable no levantar esa bandera.
Luis Corbacho es el editor de la revista El Planeta Urbano.
Fotos: Guido Adler para El Planeta Urbano
Styling: Gimena Bugallo
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