Los duques de Sussex celebraron este sábado el bautismo de su hijo Archie en el Castillo de Windsor, a las afueras de Londres, con una ceremonia privada a la que asistieron familiares y amigos muy cercanos. Respetando la tradición de la corona británica, el pequeño recién nacido lució el mismo vestido que sus primos, el príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis.
Esta está arraigada en una tradición real que se remonta a mediados del siglo XIX. Esta bata de bautismo es la que usaron todos los bisnietos de la reina y es una réplica de un vestido que la reina Victoria encargó a su hija primogénita, Victoria Adelaide Mary Louisa.
Ese vestido fue usado por 62 bebés reales (incluidos cinco monarcas) en el transcurso de sus 163 años de servicio real. Se le brindó los cuidados necesarios a lo largo de los años, pero en 2004, la nieta de la reina, Lady Louise Windsor, se convirtió en la última persona en usarla. Angela Kelly, la asesora de vestuario de la reina, creó la réplica que se ha utilizado desde entonces.
Por su parte, Meghan Markle, dueña indiscutida de un estilo único y muy sensual , apostó a un impecable vestido blanco con mangas de corte midi, con escote redondo, que acompañó con un elegante fascinator con red. Completó su look con unos pequeños aros de brillantes para darle brillo a su estilismo de cabello recogido y de maquillaje que solamente resaltó sus pestañas y labios nude.
Harry, para el verano europeo, apostó al color claro y la combinación del esmoquin en gris claro con camisa blanca, corbata celeste y zapatos marrones.
Sin dudas, la más distinguida por la elección de color fue la duquesa de Cambridge, Kate Middleton que eligió el rosa viejo y un vestido por encima de la rodilla y con tablas. Lo combinó con stilettos en color rojo y una vincha a tono a modo de accesorio.
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