El sueño de mirar al cielo y conquistar otro planeta lleva siglos. Pero aunque los 18 años de una increíble adolescente norteamericana parezcan muy poco tiempo para semejante proeza, Alyssa Carson cree que nada es imposible y que ella integrará la primera misión Marte.
Alyssa es astronauta de entrenamiento de la NASA y embajadora de la misión Mars One que quiere establecer la primera colonia humana en el planeta rojo. De visita en nuestro país, la soñadora adolescente habló con Infobae de sus deseos de viajar a Marte, su arduo trabajo en el duro entrenamiento para ser astronauta y el mensaje esperanzador a miles de jóvenes que persiguen su mismo deseo: viajar al espacio y pisar suelo marciano.
— ¿Cómo nace el sueño?
— Sí, todo comenzó alrededor de los 3 años, después de ver un dibujo animado sobre unos amigos que deciden ser astronautas y viajaban a Marte. Entonces le pregunté a mi papá si eso era posible y me dijo que nadie había podido llegar todavía a ese planeta, pero que era muy posible que mi generación sí lo lograra. En ese momento se me despertó la pasión por el espacio y sobre todo por el planeta Rojo.
— Tuviste la suerte de tener un padre y una familia que acompañaran ese sueño en lugar de desestimarlo diciendo que son cosas de niños. Tuviste un papá que estimuló eso. ¿Esa parte fue importante?
— Sí, cuando yo le dije a mi papá a los 3 años que yo quería ir al espacio, ir a Marte, ni yo ni él nos imaginábamos que a mis 18 iba a estar trabajando para este sueño. Pero me dijo una cosa muy importante: 'es algo que tú querías hacer, y que puedes hacer'. Igualmente al principio él no lo creyó, pero yo comencé a asistir a varios campamentos del espacio que se hacen en EEUU y se fue convenciendo de que sería posible. Él me apoya mucho.
— ¿El primer campamento que fuiste a qué edad fue?
— Fue a los 7 años, en el Campamento del Espacio en Alabama. Después de eso asistí a uno en Canadá, Turquía, y diferentes partes del mundo.
— ¿Alguien en estos años te dijo que no podías lograrlo?
— Mucha gente no lo creyó simplemente porque no sabían si una misión a Marte podría ser una realidad, especialmente cuando hace pocos años se vivió el fin de la era de los transbordadores espaciales o Space Shuttle. Ese momento fue difícil para todos, especialmente para mí, que estaba convencida de que los astronautas volverían al espacio y era algo que yo quería hacer.
— Más allá de Shuttle, vos tenías la vocación y sabías que esto iba a continuar.
— Sí, gracias a los entrenamientos en distintos campamentos yo tenía más información que las personas. Pero también debía luchar contra el descreimiento de todos, inclusive, a veces de mi propia familia.
— Se especula que alrededor de 2030 podría lanzarse la primera misión a Marte
— Si, queremos ir en el 2030 porque pensamos que para ese año vamos a tener un cohete, una cápsula, y astronautas que estén preparados para una hazaña tan grande. Puede ser que debamos esperar tal vez un poco más para que Marte esté un poco más cerca de la Tierra, pero debemos estar preparados para ese entonces.
— ¿Cómo ha sido el proceso en los campamentos espaciales y en los distintos entrenamientos que venís haciendo; qué fue lo más difícil por lo que te tocó pasar?
— Los primeros campamentos fueron abiertos para aprender un poco de todo. Pero ahora formo parte de un programa que se llama Possum en donde realizamos un trabajo muy duro enfocado para futuros astronautas, que incluye hasta el entrenamiento suborbital, ya que ellos quieren realizar misiones fuera de la Tierra en órbita baja en los próximos años. Para ello, ya realizo misiones de micro gravedad, entrenamientos de supervivencia en el agua, de descompresión, con trajes espaciales, y hasta de fuerza G.
— Bueno, ¿trabajas para una compañía que hacen pruebas de trajes espaciales, no?
— Sí, sí. Dentro de este proyecto de Possum estamos trabajando con una compañía de trajes espaciales. Estamos haciendo pruebas en el agua, en micro gravedad, para poder realizar los mejores movimientos en las misiones a futuro.
— ¿Cómo se siente la micro gravedad?
— Es muy, muy, diferente. No es una sensación similar a ninguna cosa acá en la Tierra. Se siente particularmente en el estómago por unos segundos y luego esa sensación extraña desaparece.
— ¿Y la fuerza G?
— Depende de a cuántas fuerzas G te sometas. Con el grado 2 es como tener a otra persona de mi peso sobre mí. Lo máximo que llegué fue al grado 4,2. Pero normalmente para un lanzamiento de cohete los astronautas deben padecer una fuerza G de 8 grados.
— ¿En algún momento vos dudaste de que los astronautas volverían al espacio luego del programa de los Space Shuttle?
— Nunca pensé que no podría hacerlo. Sí, hay varios entrenamientos muy duros que cuando terminan uno piensa muchas cosas. Si vale la pena hacer ese esfuerzo, por ejemplo. Allí es cuando necesito de mis momentos para pensar que es lo que yo siempre quise hacer y que ninguna tarea es más importante que el sueño de toda mi vida: ser astronauta y viajar a Marte.
— A veces uno se pregunta si la felicidad es el lugar hacia el que queremos llegar o si tiene que ver con el recorrido. Vos estás haciendo un recorrido que te lleva a Marte. ¿El recorrido lo estás disfrutando?
— Sí. Hago cosas que me gustan mucho, con gente muy amable y profesional. Los entrenamientos son divertidos también. Pero sí, algunas veces también es trabajo arduo y pienso que querría estar en mi casa con tiempo libre para hacer otras cosas. Pero al final del día el balance es positivo.
— ¿Tenés la vida de una adolescente normal también? Porque viajás un montón, das charlas, sos una inspiración para muchísimos jóvenes, niños y adolescentes. ¿Tenés la vida en algunos momentos de un adolescente?
— A pesar de hacer todo eso, tengo una vida normal también. Pude jugar al fútbol, toqué el piano, hice ballet, fui a diferentes clubes, la escuela y estoy con mis amigas o veo películas.
— ¿Qué dicen tus amigas, tus compañeras del colegio cuando les contás que estás trabajando con micro gravedad o que te vas a un campamento de la NASA?
— Ellos saben que ese es mi sueño y me apoyan porque saben que es importante para mí. Algunas veces me hacen bromas al decirme: "Yo soy Alyssa Carson y quiero ir a Marte". Pero en el colegio yo no soy diferente a cualquier compañera.
— ¿Te da miedo llegar a Marte?
— No mucho, porque los riesgos de esta misión son como normales, como la radiación, la basura que está en el espacio, todo eso. También sé que tenemos todavía como catorce años para preparar y solucionar todos los problemas del viaje a nuestro vecino planeta. Y también hablando con otras personas que están trabajando en agencias espaciales, sé que la seguridad es la primera cosa que miran. Por eso pienso que estoy en buenas manos.
— ¿Y no poder volver?
— Sí, hay regreso para las misiones a Marte. Algunas compañías quieren ir y colonizar pero en la NASA están hablando de misiones con retorno a la Tierra. Pienso que las primeras misiones van a tener un regreso porque queremos material de Marte para estudiar y hacer investigaciones.
— Claro, el tema es que van a saber si todo lo que pensaron para regresar funciona cuando estén allá. Digo, a mí me da miedo subirme a un avión para ir a Brasil, imaginate, vos te vas a Marte.
— Sí, sí, es muy diferente porque es Marte y es algo que nunca hiciste.
— Claro, serías la primera.
— Sí, la idea es viajar hasta Marte, vivir allí como 20 meses y después de eso hacer todo lo posible para preparar el regreso a la Tierra.
— El día en Marte dura más.
— Sí, como 30 minutos más, no es mucho.
— ¿Y qué otras diferencias hay?
— También la gravedad ahí es diferente de la Tierra, ya que es como una tercera parte de la de la Tierra. También la temperatura, algunas veces puede hacer mucho más frío por la distancia al Sol. La atmósfera es muy pequeña, no es tan grande como aquí y no puede protegernos tanto.
— ¿Qué imaginás que podrás llevar allí?
— Nuestra vida en Marte va a ser muy diferente que aquí en la Tierra. Cada vez que quieras salir de tu casa necesitarás un traje espacial. También pienso que habrá muchas investigaciones en el planeta mismo y de nosotros viviendo allí.
— Tu papá fue muy importante en todo el recorrido, te ha acompañado aquí en la Argentina. ¿Cómo te imaginás despedirte de él para irte a Marte?
— Creo que esa es la parte más difícil. Será mucho tiempo sin familia y sin amigos. Pero también yo pienso que muchas personas aquí en la Tierra están haciendo lo mismo, por ejemplo si sos militar, puedes no estar con tu familia o amigos por muchos meses. Pero después regresas. O si alguien está trabajando en otro país para su familia pasa lo mismo.
— ¿Querés ser la primera?
— Sí, yo quiero ser parte de esa primera misión a Marte.
— ¿En ningún momento de todos estos años dijiste, cuando tocabas el piano o cuando tocabas ballet, quiero ser bailarina en lugar de astronauta?
– Cuando una es chica dice que quiere ser presidente o médica. Yo siempre dije que quería ser astronauta, viajar a Marte, regresar y después ser presidente o médica.
— ¿Y qué le decís a los jóvenes que tienen un sueño, que tienen un deseo, que algunos piensan que es tan imposible que no se animan ni a contarlo?
— Que lo más importante es continuar trabajando, creyendo y luchando hasta cumplir su sueño. Y no importa si es un poco imposible. Yo a los 3 años creí que esta misión a Marte era imposible, pero ahora cada vez es un poco más real. También es muy importante hablar sobre sus sueños y creer que quieres que se concrete. Es muy importante explicar y contar tu sueño.
— ¿Te escriben chicos y jóvenes contándote cuáles son sus sueños?
— Sí, muchas veces. Yo hablo con jóvenes que también quieren ser astronautas y cuento como sí es posible estudiar si te gusta. Lo más importante si quieres ser astronauta es descubrir qué te gusta. Porque un astronauta no es solamente un trabajo. Para serlo necesitás mucho estudio y trabajo detrás. Puedes ser piloto, médico, científico. Entonces es importante saber qué te gusta y después ver cómo eso se puede aplicar al espacio.
— Bueno, vos vas a empezar en la universidad ¿no?
— Sí, en agosto empezaré la universidad y voy a estudiar astrobiología para ser una de las científicas en esta misión.
— ¿Te parece que lo sumemos a Sergio a la charla, a Sergio Kaufman, presidente de Accenture Argentina? Los sueños pueden ser de personas, pueden ser de compañías, pueden ser de países…
— (Sergio Kaufman) En realidad nos podríamos preguntar qué es lo que nos conecta. Y creo que a nosotros nos conectan los sueños. Hay una frase que uso mucho y que me gusta y la repito y dice que a los sueños hay que perseguirlos. A veces no los logramos, a todos nos pasa que hay sueños que no los logramos, el problema es que el sueño que ni siquiera perseguís vuelve, y vuelve como una pesadilla muchas veces. Entonces hay que perseguirlos.
— Alyssa nos contaba recién que siempre tuvo en claro cuál era su sueño enorme.
— Bueno, yo creo que son esas variables ¿no? Y un poco lo que nos une a todo lo que queremos, es el sueño, las pasiones, el foco en lo que queremos hacer, la seriedad. El sueño que ocupa solo la noche no es sueño, el sueño tiene que durar durante todo el día. Y creo que de eso se trata.
— ¿Este nuevo edificio de Accenture fue un sueño?
— Fue un sueño. La verdad es que debemos decir que la Argentina puede ser un centro mundial de economía del conocimiento. Aquí empleamos a 4.000 personas, de las 9.300 que tiene la empresa, que exportan ciberseguridad, inteligencia artificial, todo lo que es matemática aplicada a la etnología digital, etc. Es interesante porque mirás la historia de este edificio donde estamos hoy en el medio de Parque Patricios, donde antes había silos que guardaban lino y había una fábrica metalúrgica.
Tenía como 80 años y estaba abandonado. En ese lugar trabajábamos 40 o 50 personas y hoy somos 4.000. Esa es una buena analogía de lo que es el futuro, la economía del conocimiento y esos sueños que no tienen que terminar cuando nos despertamos.
— ¿Argentina se puede pensar como un país exportador de servicios basados en conocimiento?
— Hoy el primer rubro exportador es el complejo de soja, el segundo rubro son los autos y el tercero este año son los servicios asociados al conocimiento, o sea 1.300 millones de dólares. Con una particularidad, la automotriz importa más de lo que exporta, vos importas cosas que exportas.
Los servicios basados en el conocimiento son todas divisas que entran sin importar prácticamente nada, el 80% son mano de obra o neurona de obra argentina. Entonces no solo es el tercer rubro exportador sino que es de los primeros, quizás peleándole muy cerca a la soja, en el ingreso neto de divisas.
— ¿Qué te genera a vos en una empresa que contrata tanta gente joven cuando ves a Alyssa que desde los 3 años viendo un dibujito animado tuvo un gran sueño y la suerte de tener una familia que la pudo acompañar en ese proyecto, y va camino a lograrlo?
— Que los sueños son para todos. Nosotros trabajamos mucho en lo que es inclusión. O sea tenemos unas excelentes experiencias de gente de población vulnerable, gente que por ahí no tiene acceso inmediato a la mejor educación pero hoy los mandarlos a la secundaria, formarlos y tenerlos trabajando acá. Tuvimos hace poco a los hijos de empleados acá, chicos de 3, 6, 10 años, y la mayoría preguntaba cuándo empiezo a trabajar acá. Y ese es el sueño que tienen que tener, y seguirlo. Y la verdad que es el sueño que teníamos todos. Yo digamos, me formé en la educación pública y tengo el orgullo de tener una empresa que todos los meses genera 100 puestos de trabajo nuevos.
— Alyssa, qué mensaje le podemos dejar a los jóvenes con tu visita y con esta charla sobre los sueños.
— Que todos tenemos un sueño y no importa qué sueño es, si es viajar a Marte o trabajar con Accenture o de hacer un impacto en tu país, no importa qué, lo más importante es tener este sueño, tener una pasión, tener algo que te gusta. Es lo que Accenture está haciendo, ellos tienen sus sueños y sus impactos en Argentina como compañía.
— Vos en lo personal en este recorrido que vas haciendo camino a lograr ese primer viaje a Marte a quiénes les agradeces.
— Sí, yo no podría hacer esto sola. Por ejemplo para llevar a un astronauta a Marte hay millones de personas que son parte de la preparación, que son parte de la misión para el cohete, para la cápsula, para la comida, para todo. Entonces es importante tener un equipo que está ayudando y apoyando con su sueño que es para todos. Allí necesitás un equipo que tenga el mismo sueño y que te pueda apoyar.
— Bueno, trabajo en equipo como base ¿no?
— Absolutamente, absolutamente. Y cada vez vemos más lo que dice Alyssa, el mundo es uno. Y desde aquí, mirado desde Parque Patricios, el mundo es uno. O sea aquí tenés el 60% de la gente que exporta sus servicios a Europa, a Estados Unidos, el mundo es uno sin fronteras.
— Cada vez más.
— A pesar de todas las discusiones y el proteccionismo, la verdad es que la tecnología, las sociedades y la manera de pensar de la gente lleva a que el mundo sea cada vez más uno. Y se ve muy claro aquí.
— Y a tu padre también ¿no? Porque ha confiado, me gusta mucho esto de cómo los padres tenemos que confiar y apoyar a nuestros hijos en sus deseos y no decirles no, vos no podés eso.
— Sí, como a los 3 mi padre podría haber dicho que ah, no, tú no tienes buenas notas en matemáticas o algo como eso. Pero si trabajas fuerte, si estás pensando que eso es el centro de tu visión, que quieres hacer lo que te apasiona, puedes continuar haciéndolo. Y durante todos mis viajes y todas las clases, que son muy duras, mi padre estaba ahí para decir que sí, que esto es mi sueño, que esto es lo que yo quiero hacer, entonces debo continuar haciéndolo.
(Fotos Adrián Escandar)
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