En su hogar, inundado de obras de arte y un aroma a recién horneado, nos recibe la cocinera de origen ruso, apasionada por la pastelería y la panadería. "Hice galletitas caseras", están entre las primeras palabras que salen de su boca. Sujoy pertenece a una familia judía. Sus bisabuelos vinieron de Rusia a la Argentina antes de la Primera Guerra Mundial. Su herencia genética sin dudas se plasma en algunas de sus exquisitas creaciones. Su pasión por la gastronomía, sin embargo, no se la atribuye a ninguno de sus antepasados.
"En mi casa a nadie le importaba comer más que un bife con ensalada, se tomaba agua y de postre había fruta", recuerda sobre su infancia en un hogar donde la cocina era un mundo desconocido. A ella, sin embargo, la atraía lo dulce, aunque no sabría ni por dónde empezar para prepararlo. En realidad, no sabía cocinar absolutamente nada. Recién a los 38 años pensó en hacer un curso de cocina, una idea que a sus hijos les causó mucha gracia. Lo que no sabía Sujoy es que la cocina se iba a convertir en su pasión.
Estudió medicina, reflexología y trabajó en la industria de moda, pero la comida nunca le interesó. Tenía 18 años cuando se convirtió en madre por primera vez y hasta los 20 años de su primer hijo -sostiene- no sabía lo que era cocinar. A los 38 años se le dio por hacer un curso de cocina y cuando lo terminó se dio cuenta de que eso era lo que quería hacer, lo que la apasionaba. Entró a OTT College y estudió panadería y pastelería.
Pasó un verano en Florencia en Italia en una escuela llamada The Florence Chef donde le enseñaron los secretos de la cocina mediterránea. Volvió a Buenos Aires y empezó a cocinar para gente con problemas de salud y restricciones alimentarias específicas. Aprendió a cocinar sin lácteos, sin azúcares y sin harinas blancas. "Así -recuerda- comenzó mi viaje, el increíble viaje de dar amor a través de la comida".
Cuando terminó de estudiar trabajó durante un tiempo e hizo su primera pasantía en una pastelería francesa. "Era un local muy chico. Éramos la dueña y yo, y alguna que otra vez contábamos con la colaboración de un ayudante. Había que llegar a las 4 de la mañana para hornear porque a las siete llegaban los primeros clientes", contó orgullosa. Cuando tuvo que elegir su camino pensó de qué forma iba a relacionarse con la cocina, estaba segura de que no quería tener un restaurante ni una cafetería propia.
Cada vez que se le presentaba oportunidad Laura cocinaba para sus seres queridos en reuniones familiares o entre amigos. "Me gustaba mucho más relacionarme con la comida a través de la preparación de mis propias recetas, de sorprender a mis comensales y de enseñarles platos fáciles de cocinar, para que le pierdan el miedo a la cocina, como lo había hecho yo", aseguró.
Para muchos es "la cocinera de la casa", se arregla con lo que hay en la heladera, improvisa y aprovecha el producto. Como viajera empedernida recorre el mundo visitando mercados, restaurantes locales y pequeños cafés autóctonos de cada ciudad. Un día, en una ciudad que no recuerda y con el objetivo de no perder su relación profunda con la comida, se propuso registrar en un cuaderno todo lo que cocinaba. "Siempre cocinaba creando -continuó-, nunca con recetas, y condimentaba con lo que se me ocurría en el momento. No podía dejar de escribir a diario porque si lo hacía me olvidaba los detalles".
"En ese momento viajaba mucho y me sentía muy alejada de la cocina, necesitaba relacionarme con ella. Por eso empecé a escribir. La idea original era escribir un libro con recetas de la familia, pero en una semana se me acabaron las ideas. Me di cuenta de que iba a tener que inventarlas, o al menos imaginármelas. Casi sin darme cuenta llegué a las 300 recetas, contacté a una escritora y nos reunimos durante ocho meses a escribir y a registrar las historias detrás de estas recetas", explicó.
Imprimió 250 copias y las regaló, nunca le interesó publicarlo porque para ella "no fue pensado como un libro sino como un cable a tierra", como una herramienta que sirvió como conectora entre la gastronomía y Sujoy.
Condimentos, entradas, sopas y ensaladas, pastas y sándwiches, pescados, aves y carnes, postres, recuerdos y momentos, tips y consejos para nuevos cocineros son los tópicos en los que se adentra la cocinera en su libro Amores al plato. En él propone una cocina accesible para inexpertos; pero con la variedad y los "toques" que la convierten en una cocina para lucirse. Se trata de un relato cálido y afectivo por sus propias experiencias e historia con la comida como guía por un mundo de sabores y colores seductores pero siempre posibles.
Para hacer esos platos no hace falta saber cocinar: solo leer atentamente las recetas. Todo es simple, con sabor y con la posibilidad de variar a gusto del cocinero. Su próximo objetivo es escribir un libro de recetas para niños inspirado en los platos que prepara para su nieta de un año y meses. "Con ella voy probando diferentes recetas, aprendo todos los días. Veo que en este rubro hay propuestas interesantes para los chicos pero también hay algunas muy básicas y aburridas. Mi objetivo es hacer un libro con ideas simples pero para todos los días".
Su pasión por la moda y la gastronomía se fusionan para crear una combinación explosiva. La elección de los colores, vajillas y el armado de los platos tienen sus bases en su admiración por el diseño y todo lo que tenga que ver con él.
Para Sujoy el mundo se encuentra atravesando una "época de explosión gastronómica". En cada destino que visita encuentra un lugar para descubrir las maravillas de la gastronomía local. Para sus próximas vacaciones visitará la localidad y comuna francesa de Saint-Tropez. Allí recorrerá un mercado de frutas, verduras y fiambres, y una pastelería artesanal donde atienden un pastelero y su mujer. Su preferida de la tienda de la pareja: una croissant de almendras. Cuando visita Barcelona en España, visita los lugares típicos de la ciudad con una guía gastronómica; recorre las chocolaterías más antiguas de la ciudad y visita los hogares de los artesanos de turrones y helados autóctonos.
"La gente elige las recetas más simples. El público que me sigue en mis redes es gente que quiere aprender a cocinar rico pero fácil. Las recetas están basadas en productos accesibles e instrucciones fáciles de hacer. La dinámica de los videos que comparto le da tiempo a la gente de entender el paso a paso en la creación de un plato", explicó sobre el boom de sus videos explicativos en su cuenta de Instagram.
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