Sencillamente, un genio. O para muchos, el mayor genio que tuvo hasta el momento la humanidad. Leonardo da Vinci fue pintor, escultor, músico, poeta, inventor, científico, anatomista, arquitecto, artista, botánico, escritor, filósofo, ingeniero, urbanista y mucho más. Un adelantado para su época en pleno Renacimiento.
Leonardo da Vinci, uno de los personajes más notables e influyentes a lo largo de la historia, nació el sábado 15 de abril de 1452, en el castillo de Vinci, ciudad a unos 25 km en línea recta de Florencia.
Descendiente de una rica familia de nobles italianos, fue un hijo ilegítimo: su padre, Piero Fruosino di Antonio, que era escribano, canciller y embajador de la República de Florencia, dejó embarazada a Caterina di Meo Lippi, de solo 15 años, una humilde joven de familia campesina.
Como Piero ya estaba comprometido para casarse, el niño fue entregado al abuelo paterno, Antonio da Vinci, quien se ocupó de brindarle una amplia instrucción a Leonardo en lectura, escritura y aritmética. Su abuela paterna, Lucia di ser Piero di Zoso, era una ceramista y probablemente lo inició en las artes.
Comienzo de una vida artística
Leonardo era un curioso amante de la naturaleza, a la que dedicaba muchas horas para dibujarla, lo que facilitó que entrara a trabajar como aprendiz en uno de los talleres de arte más prestigiosos bajo el magisterio de Andrea del Verrocchio, a quien debe parte de su excelente formación multidisciplinaria, en la que se aproxima a otros artistas como Sandro Botticelli, Perugino y Domenico Ghirlandaio.
Después de pasar casi un año dedicado a la limpieza de los pinceles y otras actividades en el taller, propias de un aprendiz, Leonardo comenzó a desarrollar su propio trabajo para Verrocchio, aprendiendo las bases de la química, de la metalurgia, del trabajo del cuero y del yeso, de la mecánica y de la carpintería, así como de diversas técnicas artísticas como el dibujo, la pintura y la escultura sobre mármol y bronce.
A la edad de 20 años, en 1475, Leonardo ya pertenecía al Gremio de San Lucas, el gremio de los artistas y doctores en medicina, que en Florencia se agrupaba con la denominación de la "Campagnia de pittori". Un año más tarde comenzó a ser reconocido por sus primeras grandes obras: el Paisaje del valle del Arno o Paisaje de Santa Maria della neve (1473), un dibujo elaborado con pluma y tinta, y La Anunciación (1472-1475), donde mejoró la técnica del sfumato (esfumado) hasta un punto de refinamiento nunca conseguido antes de él.
Incansable, el genio de Leonardo también se destacó como ingeniero a los 26 años, cuando para 1478, se ofreció para levantar la iglesia octagonal de San Juan de Florencia. En 1483 es contratado por la hermandad de la inmaculada concepción, donde pintó su obra Virgen de las Rocas.
Las obras de Leonardo comenzaron a ser reconocidas en la región. Y cuando su nombre comenzó a circular cada vez más en Florencia, el noble Lorenzo de Médici le ofreció a Leonardo trasladarse en 1482 a Milán como emisario florentino, y también para que trabajara para el mecenas y duque de Milán, Ludovico Sforza, quien fue su gran mecenas y dirigió sus estudios y conocimientos en la ingeniería sin descuidar la pintura. En 1493 le dio el mítico título de «Apeles florentino», reconocimiento reservado únicamente a los grandes pintores.
En 1490 participó del acabado de la cúpula de la catedral de Milán en un congreso de arquitectos e ingenieros. Creó el boceto del helicóptero, la bicicleta y el famoso "El Hombre Vitruvio". Leonardo estudió urbanismo y propuso planos de ciudades ideales. Se interesó por la disposición hidráulica y un documento de 1498 lo cita como ingeniero y encargado de los trabajos en ríos y canales. Un poco más tarde, en 1498, construyó el techo del castillo de los Sforza y realizó su famosa pintura La última cena, en los murales del convento Santa María Dalle.
El ejército del rey Luis XII de Francia conquistó en 1499 el Ducado de Milán destituyendo a Ludovico Sforza, que huyó a Alemania con su sobrino Maximiliano I. Con la caída de los Sforza, Leonardo quedó al servicio del conde de Ligny, Luis de Luxemburgo, pero al poco tiempo se trasladó a Venecia para continuar su fructífero trabajo.
En marzo de 1499, Leonardo trabajó como arquitecto e ingeniero militar para los venecianos que querían construir protecciones en su ciudad, elaborando sistemas de defensa ante un posible ataque naval desde Turquía. Entre sus inventos, se destaca la de un tipo de escafandra submarina.
El 18 de octubre de 1503, regresó a Florencia, donde ejerció las funciones de arquitecto e ingeniero hidráulico por casi 2 años.
Leonardo volvió a Milan en 1504, que en aquella época se encontraba bajo el control de Maximiliano Sforza. Allí realizó estudios anatómicos y comenzó a trabajar en La Gioconda (1503-1506, y después 1510-1515) obra habitualmente considerada como un retrato de Lisa Gherardini o, por el nombre de casada, Monna Lisa del Giocondo.
Para el año 1505, se dedicó a estudiar el vuelo de los pájaros, y también redactó el Códice sobre el vuelo de los pájaros. En 1507, Leonardo quedó como único heredero de su tío Francesco. En septiembre de 1513, Leonardo da Vinci viajó a Roma, donde trabajó para el papa León X, miembro de la rica y poderosa familia de los Médici.
En esa época, en el Vaticano, Rafael y Miguel Ángel acapararon casi todo el trabajo; Leonardo no recibió más que encargos modestos, por lo que se refugió en su otra pasión: la ingeniería, más precisamente la hidráulica, realizando un proyecto de secado de las Lagunas Pontinas, que pertenecían al duque Juliano II de Médicis.
"Los Médici me han creado, los Médici me han destruido", escribió Leonardo, sin duda para subrayar las decepciones de su estancia en Roma.
Pensó que nunca se le dejaría mostrar su capacidad con la realización de un encargo importante. Probablemente también era conocida su inestabilidad, su fácil desánimo y su dificultad para finalizar lo que había empezado.
Últimos años en Francia
En septiembre de 1515, el nuevo rey de Francia, Francisco I, reconquistó Milán tras vencer en la batalla de Marignan, por lo que en 1516 se marchó a Francia junto con su ayudante, el pintor Francesco Melzi. Su nuevo mecenas y protector, el rey de Francia Francisco I, los instaló en la casa donde este vivió en su niñez, el castillo de Clos-Lucé, cerca del castillo de Amboise, recibiendo una pensión de 10.000 escudos.
Leonardo proyectó el palacio real de Romorantin, que Francisco I pretendía erigir para su madre Luisa de Saboya: sería una pequeña ciudad, para la cual previó el desvío de un río que la enriqueciera con agua y fertilizase la campiña vecina. En 1518 participó en las celebraciones del bautizo del Delfín y de las bodas de Lorenzo de Médici con una sobrina del rey francés.
El 23 de abril de 1519, Leonardo, enfermo desde hacía varios meses, redactó su testamento ante un notario de Amboise. Pidió un sacerdote para confesarse y recibir la extremaunción. Murió el 2 de mayo de 1519, en Cloux, a la edad de 67 años. La tradición cuenta que murió en brazos de Francisco I.
Con la muerte de Leonardo, comenzaron a perderse cerca de dos tercios de los más de 50.000 documentos originales redactados en viejo toscano y codificados por él. Solo han quedado unos 13.000 documentos, de los cuales la mayoría se conservan en el archivo de la Ciudad del Vaticano. Veinte años después de la muerte de Leonardo, Francisco I le confesó al escultor Benvenuto Cellini: "Nunca ha habido otro hombre nacido en el mundo que supiera tanto como Leonardo, no tanto en pintura, escultura y arquitectura, sino en filosofía".
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