Por Ana van Gelderen
Fue Gill Rapley, una enfermera, partera y puericultora británica, quien acuñó el concepto BLW y lo convirtió en dos libros, mil conferencias y millones de búsquedas web. Baby Led Weaning, que en español significa algo así como "el bebé ya come solo", es mucho más que darles comida en trozos para que coman con la mano, en lugar de purés con una chuchara. "No es un método para alimentar a tus hijos. Es una manera de encarar su crianza y la relación que entablarán con la comida", asegura Rapley sobre lo que muchos llaman "alimentación autorregulada".
BLW implica ofrecerles comida sana. Que se la lleven a la boca con sus propias manos. Que compartan la mesa con el resto de la familia. Y confiar en que saben qué comer, cuánto y cuán rápido. "Evitar las cucharas y los purés responde al respeto por las habilidades del bebé. De eso se trata BLW", asegura Rapley. ¿El detalle? Weaning responde a la acepción británica de la palabra: introducción de sólidos. Y no a la norteamericana: dejar de amamantar.
Corría la década del 70 en Kent, Inglaterra, cuando Rapley, de 20 años, trabajaba como enfermera de bebés y chicos. Entre el hospital y las visitas a domicilio empezó a observar los problemas que muchas mamás tenían para darle los primeros sólidos a sus hijos. Todavía joven y en formación, en un principio sólo se declaró una escéptica del método convencional para alimentarlos.
BLW implica ofrecerles comida sana. Que se la lleven a la boca con sus propias manos. Que compartan la mesa con la familia. Y confiar en que saben qué comer, cuánto y cuán rápido
Fue su propia maternidad, sin embargo, la que la llevó a confirmar aquello que hacía un tiempo le hacía ruido. "Siguiendo las indicaciones médicas de la época, cuando mi primer hijo cumplió cuatro meses empecé a darle purés. Pero no estaba convencida… Cuando cumplió seis meses, lo dejé que agarre la comida del plato de los adultos. Hice lo mismo con mi segundo hijo, pero con más frecuencia y confianza. Fue recién con la tercera, que lo descubrí: si les das tiempo, los bebés deciden cuándo, cómo y qué comer de lo que tienen a su alcance", detalla en su web.
Consultada por Infobae, la médica pediatra especialista en nutrición Norma Piazza (MN 47901), asegura que "el BLW no tiene suficiente evidencia científica, surge empíricamente y hay escasos artículos observacionales que lo avalen". Para la secretaria del Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), "la experimentación sensorial sobre la comida –tocar, saborear, mirar, oler y escuchar– la realizan naturalmente todos los bebés siempre que sus padres los acompañen en el aprendizaje de los semisólidos –ya sea en papillas o con trozos–. Es decir que no es algo exclusivo del BLW".
Según la especialista, "la autorregulación es una condición de los lactantes. Además de una responsabilidad de las familias –que no son autoritarias, ni negligentes– que interpretan bien sus demandas, sin sobre ofertar ni restringir alimentos. Todo independientemente de la consistencia: papillas o trozos".
Finalmente resalta la necesidad de que quienes aplican BLW con sus hijos estén entrenados para actuar frente a la asfixia, porque el riesgo existe. Mientras que apunta: "Teniendo en cuenta que las porciones del BLW suelen ser menores, pueden resultar insuficientes en materia de calorías, proteínas y minerales".
En tanto la médica pediatra especialista en nutrición Débora Setton (MN 78.390) explicó por qué los bebés no tienen que comer solos. "Si bien somos mamíferos, tenemos muchas cosas que nos diferencian de los animales como por ejemplo, la cultura. Los bebés humanos necesitan de una mamá (entendida como figura materna y ya sea hombre o mujer) que lo cuide. Alguien que los ayude a pararse, a caminar, a subir las escaleras. Necesitan la contención emocional para ir aprendiendo. Y en este sentido, hace décadas que hay muchos estudios sobre la alimentación de los bebés", sostuvo.
La miembro del comité de nutrición de la SAP apuntó que la OMS describe cinco maneras, que van desde la madre que "embucha" a su bebé hasta la que lo deja sólo agarrar lo que quiere. "Feeding es la palabra en inglés que no tiene traducción y hace referencia a la madre alimentando a su bebé. Y hay múltiples estudios sobre los feeding disorders (desórdenes) que pueden surgir de cualquiera de los dos extremos que detalla la OMS. Porque nutrir no es sólo lograr la ingesta, sino que tiene que ver con contener al bebé que está aprendiendo a comer", señaló la especialista, quien aseguró que "la boca de los bebés está diseñada para que a los seis meses empiecen a comer papillas. El paso de la deglución de la leche materna a la comida necesita de las papillas para empezar a mover y tragar. Por eso es tan fundamental la presencia de la mamá para medir las cantidades que se sirven en la cuchara y hacer intervenciones activas". "Sin una alimentación perceptiva, el niño puede crecer con carencias nutricionales. Y de hecho, si hablamos de 'cosas naturales' dejar comiendo solo a un bebé no es algo natural de los seres humanos", finalizó Setton.
Por su parte, el médico pediatra del Servicio de Pediatría del Hospital Alemán Luciano Guido Vizcay (MN 90295), detalla que es de vital importancia que la alimentación BLW no sustituya la lactancia materna, que debe ser exclusiva hasta los seis meses y extenderse hasta el año. "Este método se puede aplicar sólo en niños sanos, sin ninguna enfermedad de base, que ya tienen seis meses y si desapareció el reflejo de expulsión", apunta.
La autorregulación es una condición de los lactantes, además de una responsabilidad de las familias que no son autoritarias, ni negligentes y que interpretan bien sus demandas
Devenida en partera y puericultora, desde 1996 a 2010 Rapley trabajó en la Unicef UK Baby Friendly Iniciative con la convicción de que "la alimentación de los bebés era mucho más fácil si ellos eran los protagonistas".
Entonces empezó a sugerirle a los padres que esperen hasta los seis meses para darle sólidos a sus hijos. Que no hacía falta que arranquen entre los cuatro y los cinco, porque esperar a que pudieran sentarse erguidos hacía toda una diferencia. Mientras tanto, hizo un máster para demostrar que a esa edad y con la mano, los bebés no sólo aceptaban los sólidos de manera más espontánea, sino que además resultaba una experiencia mucho más placentera para todos. Así fue como la teoría –y el verdadero cambio– que nació en 2002, se convirtió en un doctorado en alimentación pediátrica en noviembre de 2015, cuando presentó su estudio comparativo: que coman con cuchara vs. que se alimenten solos.
De divulgar se trata
En su libro, originalmente publicado por Vermilion (de Inglaterra) en 2008 y reeditado por la neoyorkina The Experiment, en 2010, Gill Rapley ofrece pautas para encarar el método BLW.
– Sentá a tu bebé erguido, frente a la mesa, ya sea en tu falda o en una silla alta. Asegurate que se mantenga estable y tenga libertad para mover los brazos.
– Poné la comida sobre el plato y que la tome con la mano. No se la des en la boca. O acercarsela con la mano y que la agarre de la tuya. Que sea él quien decida por dónde empezar y seguir.
– Empezá con alimentos que sean fácil de agarrar. Probá cortándolos en trozos alargados. De a poco, andá ofreciéndole nuevas formas y texturas.
– Incluilo en la mesa familiar, siempre que sea cómodo. Y si es posible, dale de comer lo mismo que están comiendo sus padres y hermanos. La imitación será de gran ayuda.
– Dale frutas, vegetales cocidos, carnes, queso, huevo bien cocido, pan, arroz, pasta y la mayoría de los pescados.
BLW puede implementarse recién después de los seis meses, que es cuando la mayoría de los bebés están físicamente listos para sentarse derechos, agarrar comida con la mano, llevarla a la boca y masticarla
– No le agregues sal o azúcar a las comidas. Y lee bien las etiquetas para escaparle a los alimentos muy azucarados o demasiado salados.
– Evitá la comida rápida o muy prefabricada.
– No le des miel ni frutos de mar.
– No le des nueces, avellanas o almendras y cortá en mitades los alimentos redonditos, como cerezas o aceitunas.
– Sacá las semillas de las frutas como mandarinas, por ejemplo.
– Procurá que no llegue cansado, ni demasiado hambriento a la hora de la comida. La idea es que sea un momento de juego y aprendizaje.
– Seguí dándole la teta –o leche de fórmula– hasta el año, e idealmente hasta los dos años (según la Organización Mundial de la Salud). Esa será su principal fuente de alimentación y la irá dejando cuando no la necesite.
– Ofrecele agua con las comidas.
– No lo apures, ni lo distraigas mientras está comiendo. Dejalo concentrase y hacerlo a su tiempo.
– No esperes que coma demasiado de una. Descubrir es un proceso que lleva su tiempo.
– Soportá el lío que implique que coma con la mano. Podés ayudarte con individuales y mantel en la mesa, la silla y el piso para poder devolverle los pedazos de comida que se le escapen.
– Procurá disfrutar del proceso de aprendizaje, para que el tránsito sea mejor.
– Enseñale estas pautas a quien lo cuide cuando no estás.
– No lo dejes nunca solo mientras está comiendo. Siempre necesita supervisión.
¿Estoy a tiempo?
Según detalla Rapley en su web, una consulta típica tiene que ver con ¿qué pasa con aquellos bebés que empezaron a comer sólidos de la manera tradicional y ahora sus mamás quieren virar a BLW? "Nunca es tarde para que cambien. Así como hay bebés que por alguna razón toman leche de fórmula en alguna instancia y después se los amamanta. Si algo no funciona, todos estamos listos para cambiar", asegura la madre de la teoría.
¿Se puede atragantar?
Rapley hace la aclaración de que BLW puede implementarse recién después de los seis meses porque es entonces cuando la mayoría de los bebés están físicamente listos para sentarse derechos, agarrar comida con la mano, llevarla a la boca y masticarla. Y en relación a la posibilidad de que se atraganten con trozos de comida y no purés o procesados, asegura: "En el método tradicional de alimentación, los bebés también tienen la recomendación médica de aprender a masticar después de los seis meses. BLW es superador porque al enseñarles a tocar y elegir, tienen más conciencia de la necesidad de masticar cuando se lo llevan a la boca".
Adeptos alrededor del globo
El año pasado la Asociación Española de Pediatría se expidió sobre los beneficios de BLW en una publicación titulada Alimentación complementaria en el lactante amamantado. Indicó que favorece la lactancia materna, además de la alimentación perceptiva y basada en las señales de hambre y saciedad que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Además, contribuye a una mayor autonomía y desarrollo psicomotor en los bebés.
Mientras que en 2017, la Universidad de Otago de Nueva Zelanda, presentó un estudio complementario de BLW con varias conclusiones. Observó que los bebés que seguían esta técnica no mostraban diferencias en cuanto al sobrepeso, ni bajo peso en comparación con aquellos que se alimentaban de la manera tradicional. En tanto sí tenían una mejor predisposición hacia variar sabores y texturas.
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