"Tenía devoción por jugar con mis muñecas a la edad de mi hija, a los 8 años. Pero un día agarré la tijera y empecé a hacerles la ropa yo. Hacía los trapecios para que pase el cuello, las mangas… y con puntadas gigantescas. Todavía las tengo, mi mamá las supo guardar, pero nadie se daba cuenta de que me podía llegar a gustar y que eso iba a ser mi verdadera pasión, hasta que mi bisabuela, cuando yo tenía 10 años dijo 'cuando sea grande tienen que mandarla a estudiar corte y confección'", recordó la diseñadora Patricia Profumo, sentada en el sillón de su tienda en el barrio de Palermo.
Patricia Profumo es una diseñadora de alta costura especialista en novias. Tiene más de dos décadas de oficio. Recientemente, fue elegida por el fabricante de autos deportivos italiano Lamborghini para diseñar una colección exclusiva para América del Sur.
Su historia con la moda comienza en una fecha muy especial, los 15 años de la hermana de Patricia. Cuando llegaba del colegio, luego de finalizar la tarea que le dejaban sus profesoras, la niña de 16 años se ponía a bocetar diferentes vestidos para su amada hermana Carolina.
Terminó la escuela secundaria y estudió corte y confección, como le había sugerido su bisabuela, en el espacio Ditirambo, una escuela de arte donde compartió sus mejores momentos con Roberto Piazza y Susana Solquin, una de las historiadoras de moda más conocidas de Argentina. "Estar siete horas allí e inyectarse y nutrirse de moda cada día era realmente fantástico, me encantaba", compartió nostálgica la diseñadora. Una vez egresada tuvo la posibilidad de emigrar hacia Estados Unidos, más precisamente a la ciudad de Nueva York, y fue a Parsons para perfeccionarse en la técnica.
– ¿Que fuiste a hacer a Nueva York?
– En Nueva York hay muchísimo para hacer, muchas escuelas de arte y hay muchas universidades, pero todas son cortas porque obviamente yo en el momento no tenía pensado vivir ahí, tenía 21 años. Así que estudié junto Calvin Klein. La verdad es que fue muy nutricional a la hora de complementar lo que yo sabía de la historia del arte, la inspiración y, además, fue todo lo técnico, fue maravilloso. Realmente tengo muy lindos recuerdos de esa época porque me permitió volar.
-¿Cómo fue tu experiencia en otros fashion weeks como diseñadora argentina?
-Cada ciudad fue diferente. En Milán, por ejemplo, la primera vez fue con alta costura y la segunda vez fui con la línea de cuero que lancé en el 2009 con mi hija dentro de mi panza. En San Pablo fue genial porque conocí a la exmandataria y todo eso abrió otras oportunidades, de poder vestirla por ejemplo. En Chile, vendí toda la colección, en Panamá fui con la colección también, y después me contrató L'Oreal. Después fui por eventos privados, todos me abrían las puertas. Moscú es un mundo increíble, donde tenés el mundo a tus pies. desde la arquitectura, los diamantes, los museos, la moda, todo. Todas las ciudades te dan sensaciones distintas.
– ¿Qué fue lo que vendías en tu primer local?
– Novias. A mí, en principio, me interesaba mucho hacer dinero. Pero no quería hacerlo comercialmente, con remeras o jeans. Necesitaba y quería vivir de eso y yo en ese momento, a tan corta edad, no podía porque tenía que pedirles ayuda a mis padres y no quería. La realidad es que para hacerlo sola vi la veta en novias donde el margen era mayor y el arte no cambiaba. No cambiaba y no tenía que mutar mi deseo de hacer alta costura para hacer dinero entonces lo localicé totalmente en novias. Y así fue como incursioné con los primeros diseños míos. Los desfiles fueron pura y exclusivamente de novias. Entonces empecé a descubrir un montón de lugares donde las novias compraban directamente, como exposiciones y demás, y bueno, la verdad es que fue creciendo muy rápidamente y así empecé.
– Y al momento de diseñar, ¿qué es lo que más te gusta?
– Todo. Me gusta mucho donde busco una fuente de inspiración porque así me enseñaron, a la antigua. Pero eso es cuando me encuentro a mí misma, me meto en un tubo, en un agujero, donde estoy yo sola con mi arte, mis pensamientos, mis sensaciones, mis emociones, los colores, todo lo que me impacta de esa temática y me inundo en las ideas pero tengo que estar tranquila. También los viajes, donde no hay nada de lo cotidiano. Pongo nombre y empiezo a buscar cosas. Y todo sale rápidamente. La colección pueden tener entre 50, 60 o 100 prendas o pasadas y eso es lo más fácil para mí. Las texturas siempre me inspiran, la elegancia es la prestancia de la mujer, como se ve por dentro. Mi estilo es ver a la mujer espigada, yo priorizo siempre la elegancia antes que la belleza. Y es así. Creo que mi ojo se inspira desde ese lado.
-¿Cómo se viste la mujer argentina?
-Ha habido épocas de más elegancia. Desde mi óptica hoy por hoy no veo a mujeres elegantes. Hay mujeres elegantes pero son las que se destacan, las que vemos en las revistas. Hay cada vez menos íconos de mujeres argentinas elegantes y eso para mí es una lástima. La mujer de hoy está más relajada y tiene un vestuario más relajado.
– ¿Y por qué pensás que se perdió la elegancia?
– Creo que es por una cuestión del ritmo que llevamos. Yo soy una mujer que tiene una carga horaria a la semana de 20 horas como mínimo y me siento reflejada con muchas mujeres que se levantan a la mañana y tienen chicos que van al colegio y se tienen que ocupar de ellos. Además tienen que preocuparse por su trabajo, el viaje a su trabajo, la vuelta a casa, los quehaceres, la comida, todo lo cotidiano que tiene una familia, y creo que la mujer lo sigue haciendo. Creo también que a veces, no te da el tiempo para todo, y eso a veces lleva el relajo y a la frase "bueno, me pongo esto" y ahí está el "descuido". Yo asesoro mucho, doy tips, ponerte una camisa, atarte el cabello, ponerte un pañuelo, un collar o un calzado distinto, y justamente eso ayuda a que no se pierda, no se si la elegancia, pero el estar bien dentro de como cada uno sea.
-¿A qué mujeres con estilo pondrías en un top 5?
– Hay varias, pero hay que destacar a Juliana Awada. Es un ícono de feminidad, sensualidad, austeridad, elegancia, sin ser una belleza de cartel, sin ser la rubia de ojos claros, carilinda. Por supuesto que tiene una figura increíble y abarca a todo tipo de mujeres. Con esto quiero decir que no tenés que ser la cara bonita para ser un ícono, sino buscar la elegancia. No es fácil ser una primera dama austera y nunca la he visto mal vestida, ni cuando la ves en joggineta o en jeans. Sabe llevar cualquier tipo de outfit, para cualquier ocasión. Puede estar sin maquillaje, y está bien, porque nunca va a estar despeinada. Puede estar en shorts, en leggings o en ojotas pero siempre va a estar bien vestida y bien lookeada.
-Presentaste tu última colección Lamborghini Donna. Siempre abarcás todos los colores de la paleta. ¿Por qué lo hacés?
– Es cierto. La realidad es que durante muchos años no usé el negro. Hace unos años lo tuve que incorporar a la paleta sí o sí porque mis clientas me lo pedían. Hay mucha gente que lo busca porque es un básico para que se quede en el guardarropa y se pueda volver a usar. Me gusta usar todos los colores sobre todo en verano que puedo llegar a pasar de los naranjas a los dorados y amarillos, hasta verdes, calipso y violetas. El color es vida, alegría. Incito a que la mujer argentina use mucho color porque es fácil refugiarse en los oscuros y no jugar con los colores. Para esta nueva colección hice azules, colorados, dorados, negros y blancos.
– ¿Y qué texturas fueron las elegidas?
– Las texturas fueron sin descuidar la alta costura, tratamos de que sean líneas y usamos mucho lujo. Muy pocos fueron todos íntegramente bordados, pero sí elegimos el cuero ecológico, el neoprene, el charol y el glitter como una tendencia muy fuerte. Tampoco perdieron protagonismo los géneros sublimados, los encajes bordados y los sin bordar, las transparencias y los paillettes que tanto están presentes en mis colecciones.
– Última pregunta, ¿pensás que tu hija va a seguir tus pasos?
– Es algo que me pregunto siempre, pero no la quiero invadir. Mi marido es arquitecto, también está con el arte, pero con un estilo más recto y líneas puras y una dinámica más fuerte y explosiva. Creo que le gusta más y mucho. Es emocional y sentimental, la veo pintora o escultora. Veo que observa mucho. Hay muchos fotógrafos que la conocen desde la panza, cuando empezó a caminar y hace un par de años comenzó a posar sola, con la piernita hacia adelante cruzada. Al principio no quería salir a saludar. Ahora cierra los desfiles conmigo. Antes no le gustaba la exposición ahora nada la perturba.
Fotos: Christian Bochichio
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