Los desacuerdos en la pareja son moneda corriente, existen por motivos superficiales y otros de mayor complejidad. Cuando a uno o ambos compañeros de una relación se muestran indiferentes hacia las llamadas "peleas", podría ser indicio de que esta no les importa lo suficiente.
Sin embargo, los conflictos frecuentes e hirientes tampoco son saludables ni sostenibles. De acuerdo con un artículo de 2012 publicado por la Sociedad para la Personalidad y la Psicología Social, existen los conflictos de pareja constructivos, que incluso puede acercar a dos miembros aún más. Los investigadores descubrieron que expresar la ira causó la incomodidad a corto plazo, pero también incitó a conversaciones honestas que beneficiaron la relación a largo plazo.
"Se trata de un intercambio de miradas sobre un mismo fenómeno que no debería comprometer una relación. En todo caso, el vínculo debería enriquecerse con la pluralidad contribuyendo además a la valoración personal por el logro conseguido. El desafío es acordar en los desacuerdos sin hacer tambalear o fisurar la unión, que por el contrario, debe fortalecerse. Los desacuerdos son moneda corriente, existen por motivos superficiales y otros de mayor complejidad", aseveró en diálogo con Infobae Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
Sentir curiosidad y programar momentos para el conflicto
Las parejas suelen atravesar la misma pelea una y otra vez, casi siguiendo un guión, sin resolver nada. La famosa "pelea post trabajo" es un gran ejemplo de ello. A menudo, en la semana y una vez finalizado el día laboral y horario escolar, las parejas quieren comunicar al otro sobre su día, y necesitan un minuto para descomprimir después de regresar a casa del trabajo. Esto probablemente lleva a que un compañero acuse al otro de no preocuparse por ellos y al otro compañero que se siente atacado.
"Por lo general, existen mecanismos que permiten frenar a tiempo, desestimar el tema en cuestión por irrelevante, o buscar un mejor momento para seguir tratándolo. Hay que aprender a transitar las diferencias y hacerles frente con lo mejor de cada uno, con tolerancia y capacidad para acordar en los desacuerdos y respeto mutuo", añadió Ghedin.
"Lo hablamos esta noche" o "lo vemos en otro momento, cuando haya tiempo para discutir cosas". Reservar tiempo para resolver los desacuerdos permite el espacio para reagruparse y prepararse. La distancia permite pensar en la mejor manera de comunicar los sentimientos de una manera más tranquila y racional, para evitar el instinto de ser defensivos o acusatorios. La mayoría de las veces, las cosas se dicen por impulso en el calor de la ira. Pero las palabras permanecen.
Llamar a un corte si algún miembro de la pareja lo necesita
Durante una discusión, es común que uno o ambos compañeros entren en modo de "lucha, huida o congelación". Los humanos entran en uno de estos modos cuando piensan que pueden estar en peligro. "Luchar o huir" se refiere a cuando las hormonas del estrés se activan para dar a las personas más energía para combatir el estrés o escapar de la situación. Y el modo de "congelación" ocurre cuando una persona simplemente no reacciona en absoluto, con la esperanza de que el factor estresante pierda interés en la pelea.
Cuando una pareja se encuentra atravesando alguna de estas situaciones, la resolución de problemas es muy poco probable, ya que cada persona está enfocada únicamente en reaccionar ante la amenaza percibida que siente por su pareja. En el caso de que solo una persona se encuentre en alguno de estos modos, mientras que la otra está tratando de resolver el problema, la situación puede frustrar a ambas personas.
Preguntar y hacer peticiones en lugar de quejas
Para los expertos, las parejas no obtienen lo que desean porque no lo piden de la manera correcta. Quizás es más fácil para las personas preguntarle a su pareja por qué nunca hacen algo que simplemente pedir que lo hagan.
Cuando llega el momento de sentarse y hablar sobre cómo resolver conflictos, lo más importante que pueden hacer las parejas es escuchar sin interrumpir. Esto puede ser más desafiante de lo que parece. Asegurarse de mantener contacto visual y posicionar el cuerpo hacia el compañero cuando él o ella está hablando también es un indicador de que realmente se está escuchando. Estos pequeños ajustes pueden evitar innumerables peleas.
Aprender la forma correcta de disculparse con la pareja
Así como las personas son dueñas de diferentes formas de amar, también son dueñas de diferentes maneras de disculparse. Sin embargo, no basta con reconocer que has lastimado a tu ser querido sin antes pedirle una disculpa. Algunas personas prefieren grandes gestos de arrepentimiento y a otras les basta con un: "Realmente lamento haber herido tus sentimientos y trataré de no volver a hacerlo". La clave está en averiguar qué es lo más significativo para la pareja.
"Las discusiones son parte de la relación de pareja. Son bienvenidas en tanto y en cuanto se muestren las discrepancias y se desafíen a buscar soluciones. La rigidez conlleva aburrimiento, sentimientos de vacío, y dificultad para generar nuevos proyectos. Las crisis sacuden y remueven recursos de superación que estaban ocultos", concluyó el especialista.
No hay que tener miedo a plantear las diferencias, de hecho es sano poder hacerlo; hablar y comunicar los sentimientos reconforta. Una pareja será más saludable cuando sepa plantear los desacuerdos con respeto, a través de una comunicación honesta. Sin embargo, las cosas no surgen por arte de magia, hay que hacer de la palabra y de encontrar los momentos justos un ejercicio cotidiano.
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