Ante adultos corruptos, modelos confusos, violencia en las calles, los teléfonos celulares y las redes sociales, todos los días los jóvenes del mundo deben decidir ante multiplicidad de posibilidades, donde la percepción y las emociones se abren a un mundo nuevo que incita a conquistarlo.
Según sostuvo en diálogo con Infobae Andrés Sánchez Bodas, psicólogo y fundador de la carrera de counseling en Argentina, los jóvenes atraviesan una etapa de grandes cambios corporales, de desarrollo, de una alta expresión de las hormonas y del descubrimiento de la propia identidad -en todas sus variantes- que tendría que redundar en alcanzar un cierto grado autonomía individual.
"En esta etapa la genitalidad adquiere fuerza de la mano del deseo sexual y juntos parecieran dominarlo todo. La masturbación y las salidas en pos de descubrir el sexo con otros se impone en el imaginario: nadie quiere quedarse atrás, nadie quiere pasar por lento o falto de habilidades para el 'enganche'. Para algunos, la iniciación sexual refuerza la pertenencia al grupo", sostuvo en diálogo con Infobae el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin.
La principal hormona del amor y del deseo sexual, la testosterona, aumenta en los días más largos. En época de vacaciones, el tiempo libre, las salidas e interacciones nocturnas, el calor y la piel al descubierto contribuyen a que los seres humanos se sientan más propicios a establecer relaciones.
En época de recesos, los enamoramientos o "amores de verano", también influyen en la sexualidad. El alcohol, a su vez, es entre los jóvenes algo muy frecuente en reuniones y fiestas que ellos mismos organizan, y que al actuar como liberador, ayuda muchas veces a comenzar con los encuentros sexuales.
"Las hormonas y la libido sexual se encuentran en su máximo esplendor. A esto se le suma el tiempo libre", explicó a Infobae Santiago Gómez, psicólogo del Centro de Psicología Cognitiva.
"Si bien el deseo no tiene estación, en verano los cuerpos se exponen en su plenitud y excitan con la mirada. Por eso el verano es más propicio para la iniciación sexual y la consumación del deseo. El tiempo libre compartido con sus compañeros también favorece el despertar sexual", aseveró en diálogo con Infobae la doctora Mirta Goldstein, psicoanalista y vicepresidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Opresión que genera represión
Para Sánchez Bodas, lo "normal" en un joven es la búsqueda de un camino que le facilite el alcance de una madurez donde se sienta dueño de sí mismo y de alcanzar una buena relación con los otros nosotros. Ese camino es favorecido si se despliega en un ambiente empático y contenedor.
Para el experto, lo disfuncional social predomina e inunda las circunstancias vitales de los jóvenes: "Estamos en un mundo donde las drogas, el alcohol, la violencia general y de género en particular, una genitalidad exacerbada y la dificultad de poner límites que tienen muchos padres que confunden tener 'buena onda' con sus hijos con ser amigos en igualdad de condiciones. Lo que popularmente es bueno para la persona adulta en algunos casos dificulta cierto ordenamiento necesario que precisan los jóvenes cuando se sienten confusos, ambiguos, angustiados ante no saber que decidir".
Aquello que es bueno en tanto brinda libertad comunicacional, acercamiento afectivo, compañerismo, mayor diálogo muchas veces produce problemas ante situaciones donde el joven necesita un modelo que lo estructure y le facilite su despliegue.
La opresión de los padres genera represión, vivencias negativas tales como fastidio, enojos, rebelión y grandes dificultades de lograr la propia identidad. La ausencia, por su parte, genera angustia, ansiedad, y desamparo. "Lo óptimo es que respeten pero que también estén ahí, lo suficientemente cerca y lo suficientemente lejos según los distintos momentos de ese tránsito vital", advirtió el experto.
Los apuros de la adolescencia
"El cuerpo y la mente constituyen un todo integrado y funcional y no existe ninguna división entre las partes. Desde la niñez los procesos madurativos van formando gradualmente las imágenes del cuerpo y sus posibilidades a medida que sale a conquistar el entorno. Sin embargo, el trabajo de los procesos biológicos y psicológicos no siempre va a la par, constituyendo una unidad. El problema surge cuando el deseo se convierte en una fuerza imperiosa que busca un reconocimiento del grupo de pares más que una intención congruente con el sentir", aseguró Ghedin.
¿Ansiedad o deseo por debutar?
“Según una encuesta reciente de salud sexual en los adolescentes, la edad promedio de la primera relación sexual se sitúa entre los 13 y 15 años y no todos usan profilácticos”
Para el experto, si bien la encuesta no precisa los factores que influyen en el debut a esas edades ni en las conductas de riesgo se pueden inferir algunas hipótesis:
1) Es posible que en los tiempos que vivimos, la unidad funcional que constituyen los procesos biológicos y psicológicos sufra algún grado de "disociación", como si el cuerpo fuera el pivote o el ejecutor de comportamientos que aún no han sido pensados y sin considerar sus consecuencias. Para el experto no se trata solo de cuestiones morales, aunque también las incluye entre posibles pautas a reflexionar, sino a reflexionar acerca de que si iniciarse en la vida sexual se trata una conducta deseada ("¿es lo que yo quiero?"), del sentido que tiene eso para cada uno ("¿me reafirma en mi estima?"), y de la consecuencias ("¿me haré responsable del placer o del dolor si siento culpa, o miedo?").
2) La necesidad de pertenencia a un grupo en particular lleva muchas veces a conductas que no han sido pensadas, sino que "hay que hacerlas porque todos las hacen". El deseo sexual tiene sus urgencias, sin embargo, la ansiedad por no sentirse diferente a los demás suele ser mayor.
3) La influencia de las redes sociales y la hiperconectividad apura procesos que requieren sus tiempos. Los jóvenes usan la virtualidad para hacer realidad sus impulsos sexuales. Aunque los adultos también lo hacen, en los adolescentes los contactos son más eróticos que amorosos. Para encontrar un amor tienen otros ámbitos: el colegio, los clubes, los diferentes grupos sociales y los distintos puntos de encuentro. Ni hablar en verano, cuando los días son más largos y los momentos compartidos con amigos también.
4) Los padres de los adolescentes de hoy pertenecen a generaciones más libres, que han roto con las clásicas pautas rígidas que ceñían los cuerpos de los jóvenes de antaño. No obstante, haber vivido esas épocas no es garantía para trasmitir la rica experiencia del sexo con la libertad y los conocimientos que esa comunicación amerita. "Aún hay mucha ignorancia, mitos que prevalecen, hipocresía y prejuicios. La ansiedad por saber algo más sobre sexo se busca en otros ámbitos cuando en el hogar no se obtienen respuestas, o los mensajes están sesgados por género ("sos mujer, decile a mamá que te explique"), y imperativos con misterio ("no hagas eso, yo sé porque te lo digo".
El sexo y la sexualidad
El sexo está incluido dentro de una experiencia más amplia que lo contiene: la sexualidad. Esta se define como un todo que incluye los deseos, el placer, la identidad, la libertad, los pensamientos, la estima, la imagen, la seducción, el amor, el respeto al otro, el proyecto de vida amorosa, entre otros. Claro que la sexualidad no aparece en forma mágica, sino que requiere de desarrollo, maduración, y de pensamientos en relación a las experiencias que vivimos.
Para el médico psiquiatra y sexólogo, los adultos se centran en el sexo como si este fuera un objeto que necesita moldearse a ciertas pautas conocidas. "Se habla más de sexo que de sexualidad. Pareciera que el sexo prescindiera de toda singularidad, como si una ley general abarcara toda la experiencia y existirán un estatuto que regula lo que se puede y lo que no. Si somos individuos, somos únicos, no existe otro sujeto igual. ¿Por qué entonces, algo tan íntimo y personal como la sexualidad, debe ser evaluada dentro de las generales de la ley?", se cuestionó Ghedin.
Los padres, con las mejores intenciones no exentas de temores, ponen el acento en recomendaciones, cuidados y algunas explicaciones sobre la genitalidad. "Pareciera que el sexo biológico y las representaciones ligadas a él -continuó- adquirieran figura y la persona quedará atrás constituyendo el fondo, cuando en realidad la relación debiera ser inversa. Por delante debería estar el joven con sus inquietudes, ansiedades y preguntas que necesitan ser escuchadas, más allá de hablar del sexo y sus consecuencias".
Aunque todavía no existen las escuela para padres, Sánchez Bodas sostuvo que si existen centros de orientación para padres, coordinados por counselors y consultores psicológicos especializados que trabajan proponiendo espacios de encuentro y diálogo. En tanto su tarea, para la cual están formados, es la promoción de relaciones interpersonales que facilite la escucha y la resolución de las dificultades antes que estas se instalen, se encripten y provoquen severos conflictos, que una vez producidos son de muy difícil solución.
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