Como si el ghosting -o el "efecto fantasma"- no fuera suficiente, se le agregan al listado de nuevas tendencias de citas igualmente frustrantes nuevas modalidades de las que preocuparse. Si bien algunas pueden parecer inocentes, pueden ser tan crueles como quien desaparece en medio de una conversación. En su esencia, los protagonistas de la mayoría de las tendencias a relacionarse sufren el mismo problema: simplemente no son buenos para despedirse.
Para Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo es posible que en estos últimos tiempos los millennials afronten las responsabilidades con un saber más congruente con lo que quieren. "Muchos de ellos saben que, pasado el tiempo, tendrán que asumir las mismas responsabilidades adultas para mantenerse a tono con un sistema de relaciones y de valoración social. Sin embargo, la idea de responsabilidad ha cambiado para dar lugar al deseo personal: '¿Realmente quiero hacer esto?'", aseguró.
En el plano sexual es donde más se ve la mirada personal sobre las relaciones y el amor. Para el experto, los jóvenes millennials están más dispuestos a los contactos diversos, se dejan llevar por el deseo, las ganas y la inquietud por saber qué pasa con sus capacidades para seducir y visibilizar sus cuerpos.
"El deseo -advirtió- no está influido por la presión social, por el contrario, valoran y defienden el deseo sexual personal. Los modos de amar dan prioridad a la comunicación virtual, así como a compartir gustos o tener afinidades por ciertos temas".
A menudo, las parejas de jóvenes han naturalizado como "norma" la defensa de los tiempos de cada uno, por lo tanto no existen reclamos; si el otro estudia, trabaja, hace deportes o se reúne con amigos, no son motivo de conflictos. Se busca que la unión de pareja no absorba la vida personal.
Según aseveró la doctora Mirta Goldstein, psicoanalista y vicepresidente de la Asocaición Psicoanalítica Argentina, "somos contemporáneos de nuevas formas de relacionarse aunque algunas no son tan nuevas como parecen". Los más jóvenes se piensan a si mismos como más libres. Algunos suponen que congelar al otro, por ejemplo dejándolo plantado en una esquina o no contestando a las llamadas, es una forma de libertad personal y de liberarse del otro.
"Sin embargo, -explicó Goldstein– no pueden enfrentar con palabras al otro, o a su tristeza por la separación, o no conciben en sí mismos un proceso de duelo. Hoy la despedida con la emoción que conlleva, parece sin importancia y sin embargo poder hacerlo asumiendo los propios sentimientos y los del otro, permite una mejor separación y no seguir cargando con ese objeto en el interior".
Algunos de los términos más conocidos:
Ghosting: cortar la relación sin mediar explicaciones
Las parejas en crisis pueden terminar de diferentes formas: acuerdos, desacuerdos, reclamos, desconocimiento del otro o inseguridades. Quizá la más incomprensible por lo súbito de la conducta es abandonar al otro sin mediar explicación alguna. Esta manera de concluir un vínculo recibe el nombre de ghosting o "fantasmeo".
Así, un conflicto que generalmente lleva tiempo en ser hablado, tratado, con múltiples alternativas de resolución se convierte en un pasaje al acto, que deja al otro preguntándose qué pasó. Porque aunque uno tenga sus razones para irse la forma resulta incomprensible.
Sin embargo, según advierte el experto, el comportamiento de huida no es una novedad. La historia del que "fue a comprar y nunca más volvió" ha quedado impresa en el imaginario popular. Tanto hombres como mujeres han usado esta manera de esfumarse para escapar de situaciones imposibles de remontar; a veces mediando un tercero, otras por violencia en el seno familiar, otras con la ilusión de una mejor vida.
El impacto del abandono
Decidirse por dejar todo sin mediar ninguna explicación requiere en ambas partes (la que se va y la que se queda) pensar en lo sucedido. Seguramente la más perjudicada es la que sufre el abandono: interrogantes, reproches, angustia, bronca, lo que no se pudo decir ni hacer, etc. Además, en otros casos se agrava por la presencia de hijos, deudas, o una economía del hogar que tiene que ser replanteada desde la soledad. En esta etapa la ayuda de familiares y amigos, hasta el escuchar otras historias parecidas ayudan a entender una parte de lo sucedido, aunque la duda quedará ahí, punzando en el pensamiento y las emociones.
"En estos tiempos, la necesidad de una vida diferente es motivo suficiente para provocar la huída en forma irreversible. No hay medias tintas: la ausencia convoca una presencia urgente. Es necesario dejar un lugar vacio, que algún momento estuvo cargado de ilusiones y proyectos, para reencontrarse con uno mismo. Esa conducta debe ocurrir para algo reviva",agregó Ghedin.
El pretendiente orbital
Vale aclarar, que esta práctica nada tiene que ver con con la Luna o los planetas. En lugar de mantenerse fiel a las connotaciones cósmicas que lleva su nombre, orbitar es en realidad desaparecer al estilo ghosting pero mantenerse en contacto mediante las redes sociales.
La nueva tendencia en el vaivén de las relaciones personales, que significa orbitar, lleva el fenómeno un paso más allá. De vez en cuando, la misma persona que desapareció de tu vida se mantendrá viendo todas tus historias en Instagram y Snapchat, retuitiando tus tuits y hasta dejando algún que otro comentario en una publicación.
Mientras puede resultar fácil desestimar a los "orbiters" como manipuladores o principiantes de las redes sociales, este tipo de comportamiento puede ser muy debilitante para quien es objeto de éste. Para dar un ejemplo, un orbitador flagrante puede ignorar las llamadas telefónicas, pero estar presente en las redes. Son, en esencia, juegos mentales. La clave está en no dejarlos ganar.
Curving: mensajes esporádicos y esquivos
Descrito como "rechazo con una sonrisa", curvar es una forma de decepcionar a alguien sin decirle explícitamente que ya no estás interesado. Los protagonistas de las relaciones "fantasmas" aparentemente desaparecen de la faz de la tierra después de establecer algún tipo de contacto con el otro. Los "curvers", por su parte, envían un mensaje de texto suficiente para convencer a la otra persona de que existe la posibilidad de un encuentro, cuando en realidad éste nunca sucederá.
"La angustia de separación le ocurre al ser humano todo el tiempo y la elaboración de los duelos, es decir separaciones, es algo permanente. Sin embargo despedirnos temporaria o definitivamente la incrementa. Somos sujetos sociales pero aislarnos del otro es una defensa contra la angustia", aseveró Goldstein.
Los de perfiles falsos
Cuando alguien finge ser una persona completamente diferente en línea, las tácticas podrían ser tan simples como usar una foto de perfil en una aplicación de citas que tiene algunos años o está muy editada. En la mayoría de los casos, es una forma bastante inofensiva de tratar de promover la mejor versión de uno mismo. Pero si las mentiras se convierten en algo más que piadosas, podría ser contraproducente. Otros, a veces optan por adaptar su feed de Instagram teniendo a la otra persona en mente con la esperanza de que sus publicaciones puedan atraer su atención.
Bombardeo de vistos
Esta nueva modalidad no necesariamente significa que nunca volverás a tener noticias de ellos, pero ignorarán los textos que no consideren lo suficientemente interesantes, sea lo que sea lo que signifiquen para vos.
No hace falta decir que alguien que hace esto no solo es grosero, también es profundamente arrogante, poniendo su tiempo por encima del tuyo pensando que tu mensaje no justifica una respuesta. Cuando se les llama, estas personas inevitablemente también recurrirán a problemas con sus celulares o en el trabajo.
"Es lícito que cada uno siga su camino y si debe distanciarse de alguien también que pueda hacerlo. El problema es si lo hace cruelmente, si lo hace con consideración al otro o si lo hace violentamente. Cada quien decide como aproximarse y alejarse de sus parejas y amigos. Hoy las relaciones parecen frías o distantes pero guardan silenciosamente un montón de afectos y emociones", concluyó la especialista.
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