Como si el ghosting -o el "efecto fantasma"- no fuera suficiente, hay una nueva tendencia de citas igualmente frustrante de la que preocuparse: el curving. Si bien la última puede parecer lo suficientemente inocente, puede ser tan cruel como quien desaparece en medio de una conversación. En su esencia, los protagonistas de ambas tendencias a relacionarse sufren el mismo problema: simplemente no son buenos para despedirse.
Los protagonistas de las relaciones "fantasmas" aparentemente desaparecen de la faz de la tierra después de establecer algún tipo de contacto con el otro. Los "curvers", por su parte, envían un mensaje de texto suficiente para convencer a la otra persona de que existe la posibilidad de un encuentro, cuando en realidad éste nunca sucederá.
"La angustia de separación le ocurre al ser humano todo el tiempo y la elaboración de los duelos, es decir separaciones, es algo permanente. Sin embargo despedirnos temporaria o definitivamente la incrementa. Somos sujetos sociales pero aislarnos del otro es una defensa contra la angustia", aseveró en diálogo con Infobae la doctora Mirta Goldstein, psicoanalista y vicepresidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Como la mayoría de las actitudes de conquista y rechazo, se trata de una forma de comportamiento con la que los solteros están familiarizados. A menudo, cuando el curving se utiliza para deshacerse de un pretendiente, es probable que ni siquiera se reconozca como rechazo. Se trata de una forma de decepcionar a alguien sin decirle que no existe interés alguno. No quieren hablar con ellos, pero no saben cómo terminarlo. Para ellos resulta más fácil tener interacciones cortas y aburridas en lugar de indicar directamente que no quieren verlas.
Para Santiago Gómez, psicólogo del Centro de Psicología Cognitiva, las personas pueden realizar este tipo de conductas por diferentes factores: por miedo a quedar mal con el otro; temor a que la otra persona se ofenda; temor al conflicto o problemas para poder expresar de buena manera las emociones que realmente siente o experimenta, la asertividad.
El estilo de comunicación en este tipo de relaciones es clave: los protagonistas nunca inician la conversación y sus textos de retorno son esporádicos y poco emotivos. Las respuestas llegan días más tarde, y un "curver" no soñaría con reciprocar alguna pregunta. Se trata de responder a textos, pero de una manera que sugiere terminar la conversación.
"Es una de las tantas nuevas tendencias que se hacen visibles en las redes sociales como nuevas modalidades de vinculación. Tiene que ver con personas que dan señales difíciles de leer y que envían mensajes complejos. No inician conversaciones, no hacen preguntas ni se adueñan de las que le hacen. Poseen un estilo pasivo-agresivo, pero lo hacen de una forma políticamente correcta", explicó a Infobae Gabriela Rougier, psicóloga especialista en terapia de parejas.
Si bien puede tomar diversas formas, entre las principales una persona puede llevar a cabo sus insidiosos hábitos de rechazo a través de mensajes de texto; tal vez tarda días, o incluso semanas, en responderlos. Sin embargo, sus respuestas serán esporádicas y, a menudo, se disculparán, utilizando frases como: "Lo siento por la demora, he estado muy ocupado con…".
"Un comportamiento cruel y manipulador que tiene como objetivo estimular el propio ego"
Por supuesto, realmente podrían haber estado demasiado ocupados con el trabajo, la familia, los amigos o los quehaceres para tomarse un minuto del día para elaborar un mensaje. Pero cuando este tipo de comportamiento se vuelve habitual, y uno pasa más tiempo esperando que esta persona responda, que entablando una conversación con ellos, se entiende que se avecina un paseo, y uno largo con curvas.
Otra forma astuta de hacerlo es cuando alguien va un paso más allá y convence al otro de que realmente quiere quedar para verse, pero luego cancela en el último minuto. Dirán cosas como: "Me encantaría pasar el rato el sábado, pero tengo este compromiso del que realmente no puedo escapar. Pero definitivamente hagamos algo pronto".
Se trata de un problema importante que muchos alguna vez experimentaron. En el fondo, saben que la otra persona no está tan interesada, pero aún tienen esperanza. Se convencen a sí mismos de que solo tienen un mal día, semana o mes. Si el otro puede decir lo correcto, mágicamente se volverán entusiastas nuevamente.
Las personas que lo utilizan a menudo se comportan de esta manera para estimular su propio ego, porque estimular esporádicamente a alguien que está interesado románticamente en ellos hace que se sientan más deseables.
Sin embargo, para los expertos, en última instancia todo se reduce al accionar de la persona que está siendo manipulada, como único responsable para poner fin a este comportamiento. Ellos aseguran que aquellos que persisten enviando mensajes de texto y aceptando respuestas de mala calidad deben ser conscientes y tener una política de tolerancia cero cuando se trata de comportamiento, que puede ser cruel y manipulador.
Aquellos que permiten ser tratados de esta manera son dueños de una creencia que esta presente en casi todas las personas que buscan una relación de pareja; la de la ilusión de un cambio. "Uno invierte un montón de horas y energía tratando de descifrar qué le sucede a la otra persona. Pero hay determinados aspectos que en una relación deberían fluir y nacer sin esfuerzo, y cuando no lo hacen quizás sea indicio de que esa persona no es la adecuada", añadió Rougier.
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de decepcionar a alguien con un mínimo de consecuencias emocionales? Sin dudas estimularlo para luego decepcionarlo no estaría siendo de mucho ayuda tampoco.
"Nada es malo o bueno por sí solo. Más bien hay cosas y acciones que siendo benéficas para uno pueden ser perjudiciales para el otro. Dejar plantado, no contestar por un lado, o insistir por otro, se ubican en una extensa gama de situaciones que van desde la falta de respeto por el otro, hasta el desprecio. Alguien que deja plantado de muy diversas formas puede estar huyendo de la propia angustia de separación y alguien que insiste puede necesitar evacuar la angustia", concluyó Goldstein.
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