¿Por qué una persona se quedaría al lado de otra, si ese otro le hace "daño emocional"? Para responder a esta pregunta, una serie de investigaciones han vinculado la persistencia de las relaciones infelices o insatisfactorias con las necesidades de interés propio. Como por ejemplo, no querer estar solo o temer que no encontrarán otra pareja. Sin embargo, los nuevos hallazgos revelan que las personas son en realidad más empáticas cuando se trata de considerar las rupturas.
Si bien no existen las respuestas universales, un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Utah, Estados Unidos, encontró que las personas están demasiado preocupadas por los sentimientos de sus compañeros a la hora de terminar con la relación.
Cientistas sociales de la universidad estadounidense afirmaron que las personas persisten en relaciones románticas fracturadas porque sienten que la otra persona depende demasiado de ellas. "Los seres humanos se preocupan por los sentimientos de sus parejas, incluso cuando tienen muy pocas razones para hacerlo, desde una perspectiva interesada", sostuvo Samantha Joel, autora principal del estudio y profesora de psicología en la Universidad de Utah.
Para Rosalía Álvarez, psicoanalista y coordinadora del Departamento de Pareja y Familia de la Asociación Psicoanalítica Argentina, se trata de "un accionar altruista que permite pensar algún sentimiento de consideración, sometimiento, cariño o incluso agradecimiento por lo recibido con anterioridad por esa persona que ahora no me hace feliz, como una especie de deuda". "En estos casos -advirtió-, si bien muchas de las veces se permanece en la relación, por fuera de dicho vínculo suelen nacer otras relaciones".
Publicado en la revista científica Journal of Personality and Social Psychology, el citado estudio revela que cuanto más dependiente cree una persona que es su pareja, menos probable es que inicie una ruptura, lo que en última instancia sugiere que las personas permanecen en relaciones poco satisfactorias por el bien de las necesidades de su pareja en lugar de las propias.
La investigación se realizó en dos estudios separados; el primero hizo un seguimiento de 1.348 personas en relaciones románticas durante un período de 10 semanas y el segundo examinó a 500 participantes, que contemplaban una ruptura, durante dos meses.
"Cuando se percibía que el otro estaba muy comprometido con la relación, era menos probable que iniciaran una ruptura. En general, no queremos lastimar a nuestros socios y nos preocupamos por lo que ellos quieren", advirtió Joel. Sin embargo, la especialista de Utah señaló que ocasionalmente la percepción de una persona acerca de las necesidades de su pareja podría ser errónea y, en ese caso, se sobreestime cuán comprometida está la otra pareja y cuán dolorosa sería la ruptura.
En el pasado parecía que la elección de una pareja era una condena de por vida. Pero en la actualidad, teniendo la posibilidad de volver a enamorarse, de poder estar solo, ¿por qué el ser humano permanecería en un vínculo penoso?
"Se trata de una prosocialidad básica. Los seres humanos se preocupan por los otros, y no les gusta ver dolor. Obviamente, esto es muy adaptable en muchos contextos diferentes, incluidas las relaciones románticas sanas. Es bueno que nos preocupemos por nuestros compañeros, y por eso la motivación prosocial parece tener este importante inconveniente. Es difícil desactivar esos sentimientos", concluyó Joel.
Entonces, debido a que las personas se preocupan por otras personas en un nivel intrínseco, tienen problemas para ponerlas en una posición vulnerable, incluso si están luchando entre sí.
"La faceta sacrificial está presente en todos nosotros, solo que algunos logran transformarla en algo menos perjudicial que otros. Es un modo de gozar del castigo, una satisfacción inconsciente y como tal difícil de evadir o eludir. A veces los vínculos violentos o perjudiciales son síntoma de la culpa inconsciente, y otras de no poder asumirse como sujeto deseante", aseveró la doctora Mirta Goldstein, psicoanalista y vicepresidente de la misma asociación.
Insensibilidad al maltrato y seres humanos propensos al perdón
Sin embargo, para Santiago Gómez, psicólogo del Centro de Psicología Cognitiva, existen sujetos que no pueden cortar una relación en la que son infelices no por ser altruistas, sino como "producto de sus propios pensamientos irracionales que lo hacen sentir culpable. El sentimiento de culpa es más fuerte que el deseo y genera inhibición conductual".
Además, algunas personas podrían encontrarse demasiado acostumbradas a no sentirse cómodas al pedir o exigir el tratamiento que merecen. Los resultados parecen indicar que las personas pueden volverse insensibles al maltrato, por lo que permanecen en una mala relación sin darse cuenta de lo mal que realmente la están pasando.
Un estudio reciente de Yale, la Universidad de Oxford, la University College de Londres y la Escuela Internacional de Estudios Avanzados, y publicado en la revista Nature Human Behavior, encontró que las personas están predispuestas a perdonar. Los resultados arrojados por el estudio demostraron que al evaluar el carácter moral de los demás, las personas se aferran a las buenas impresiones, pero ajustan fácilmente sus opiniones sobre quienes se han portado mal.
"Existen estructuras de personalidad muy rígidas, sometidas o masoquistas, que repiten con su pareja vivencias traumáticas previas. Para ellos la vida es sufrimiento y en ellas parece predominar la pulsión de muerte, y no la de vida", aseguró Álvarez.
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