En Argentina nacen entre 700 y 2100 niños con problemas auditivos por año. La discapacidad auditiva constituye el 18% de las discapacidades en el país, la cual se reparte en un 86,6% de dificultad auditiva y un 13, 4% en sordera.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la sordera como la pérdida total de la audición en uno o ambos oídos. La pérdida de la audición se refiere a la pérdida de la capacidad de oír, bien sea total o parcial.
Federico Sykes forma parte del 13,4% de la población argentina con sordera. Y en el marco del Día Internacional de la Sordera, Infobae se comunico vía mail con el joven de 31 años, creador del primer Festival Internacional Cine Sordo (FiCSor) en el país y un referente para la comunidad sorda.
Federico tenía nueve meses de vida cuando le detectaron la hipoacusia bilateral profunda. "A los 2 años empecé a usar audífonos. Y luego me mandaron a una escuela de normoyentes, ya que ellos sentían que el sistema educativo de las escuelas de sordos estaba muy atrasado".
Consultado por su infancia, el joven de Caballito admite que no tuvo mucha vida social por el esfuerzo que demandaba tener una discapacidad auditiva en la escuela primaria. "Vivía estudiando todos los días con profesores particulares para ayudarme a entender sobre lo que veía en la escuela. Tuve doble trabajo, doble esfuerzo: mientras los demás niños iban a jugar a la pelota y disfrutaban de su infancia, en mi caso, me dedicaba a estudiar y leer un montón para no atrasarme".
"No me comunicaba tanto con mis compañeros, solo un 'hola, como estás' y 'chau', porque no sabía cómo hablar con ellos ya que nunca escuché sobre qué o cómo hablaban ellos ni aprendí a cómo comunicar como ellos así que la comunicación era corta, cordial pero no fluida", confesó el joven.
Su educación y sus ganas por conocer y cambiar la problemática llevaron a que Sykes quisiera estudiar, al igual que todos los egresados, una carrera universitaria. En el año 2009 se recibió de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Palermo y aunque la institución no estaba preparada para recibir a un alumno sordo, les pidió el mismo trato que a un alumno oyente: "Quería que me traten igual que a los demás y así fue que pude encontrar formas de entender las cosas y por ejemplo si tenía dudas podía mandar por mail a los profesores o a mis compañeros y ellos me respondían, siempre encontraba alguna forma de comunicarme".
Una vez graduado, en el año 2011 el joven consiguió trabajo en un festival de cine organizado por personas oyentes e invitó a personas con alguna discapacidad auditiva a que asistan al festival. Fue en ese momento que se dio cuenta de que el festival era únicamente para los oyentes ya que las películas carecían de subtítulos, no había accesibilidad ni intérpretes.
Inconforme, comenzó a indagar y descubrió que en el mundo existían festivales de cines sordo pero que no había ninguno en el país. Fue así que en el año 2013 se unió a un grupo de personas sordas y crearon el primer festival internacional de cine sordo en Argentina para personas no oyentes.
"Me di cuenta de que debía generar empatía buscando visibilizar las problemáticas que se encontraban en la comunidad sorda, por ejemplo, la comunicación. Y mostrarle a la sociedad, a través del cine, cómo sufrimos los sordos por falta de accesibilidad es importante para que la gente se ponga en el lugar de nosotros".
Fue así que nació el primer Festival Internacional de Cine Sordo en el 2017 pensado y organizado por personas sordas en Argentina, y la primera plataforma de exhibición de películas de temática sorda nacionales e internacionales en el país con el objetivo de defender y reconocer los derechos sociales, culturales y lingüísticos de la comunidad sorda.
"Me interesaba que entiendan con el festival que los sordos somos personas que tenemos sentimientos, valores. Que podemos sentir igual que las demás personas, con la única dificultad de comunicarnos", describió el joven.
En cuanto a las repercusiones que tuvo el festival, según el joven fueron muy positivas: "Había mucha gente que me decía que estaba sorprendida y no sabía nada ni de la problemática ni del mundo de los sordos y también que querían aprender lengua de señas para comunicarse con nosotros los sordos".
Si tuviera que darle un consejo a alguien con sordera o alguna discapacidad auditiva, el joven de caballito le diría que todo se puede:"Me gustaría decirles que nada es imposible, sólo deben buscar alguna forma para llegar al objetivo o meta y lo más importante que sean felices".
Actualmente, el joven sigue luchando por los derechos de las personas con problemas auditivos y dicta talleres de cine en lengua de señas, trabaja activamente en diversos proyectos audiovisuales que promueven la accesibilidad. "Queda mucho por hacer pero estamos en el camino correcto", concluyó el joven.
SEGUÍ LEYENDO