Se ve desde la autopista. Es inconfundible. En el kilómetro 39 del Ramal Este, en Pilar, se erige una esquina vidriada salpicada con letras de bronce con luces. Se trata de un enorme galpón donde hace cinco años comenzó a funcionar AG Art & Design by Antigüedades Gonzalez, un paraíso de decoración donde hoy abundan los mejores objetos de diseño que mezclan la modernidad con la antigüedad.
Todo comenzó allá por el 1969 cuando la familia González abrió por primera vez un anticuario. Originalmente se vendían muebles usados y con el paso de los años se empezaron a especializar en antigüedades. Uno de sus dueños, Diego González, afirmó -durante un paseo que realizó Infobae por este rincón tan especial de Buenos Aires- que hoy "está fuera de moda lo que son las antigüedades", y es por eso que en la actualidad esta empresa familiar se expandió también para incluir las nuevas tendencias en decoración.
Diego González tiene dos hermanos, Ricardo y Sergio, con quienes comparte la misma pasión por el buen diseño mobiliario, el valor de cada uno de los objetos y la historia que hay detrás de cada uno. Juntos mantienen vivo el espíritu que hace más de 30 años se esconde en el anticuario familiar.
Sillones, regaderas colgando del techo, almohadones de peluche, juegos antiguos y esculturas se pueden ver a lo largo y a lo ancho del anticuario. Durante el recorrido, Diego González reveló a Infobae todos los secretos de esta tienda, devenida un clásico de la zona.
– Cuando empezaron, ¿qué fue lo primero que tuvieron a la venta?
– En aquella época se empezó con los muebles. Había muchas antigüedades en Argentina, producto de la inmigración que hubo en los años 30 y 40. Se buscaba todo lo que eran antigüedades del siglo XIX, pinturas, esculturas y objetos de arte. Transcurriendo ya los años 2000, empezó a haber un cambio de moda a nivel internacional. La gente que venía de afuera a comprar estas antigüedades dejó de venir y el gusto del argentino también cambió. La gente que tenía antigüedades empezó a fallecer, los herederos no aprecian ese tipo de arte y hubo un cambio cultural que hace que hayamos tenido que hacer esta transformación para seguir vigentes.
-¿Ese fue el "click" que los hizo cambiar de antigüedades a objetos de decoración?
– Sí, nos metimos en el mercado interno, hará unos 5 o 6 años que empezamos a probar diferentes objetos para la venta y llegamos a este segmento de decoración que es el que hoy consume la gente.
-¿Cómo era el sistema de selección y la compra de los objetos para revender en el anticuario?
– En aquellos años, la mayor fuente de adquisición era visitando las casas particulares. Se ponían avisos en los diarios, también la publicidad radial, ya que no existían estos medios ni las redes sociales.
– Ahora, ¿siguen teniendo el mismo sistema de compra?
– Sí, todavía seguimos comprando en remates o en negocios más chicos que nosotros, pero lo que tratamos de hacer es comprar la mercadería que viene desde las casas.
– ¿Cómo se decide el precio de un objeto?
– Para lo que es nuevo uno se guía por el costo, que es lo más fácil, con un porcentaje de ganancia y se pone el precio de venta. Lo que es antiguo lo fuimos aprendiendo con el tiempo, uno es como un "tasador de antigüedades", y ese precio se pone en función de lo que me parece a mí, que quedo de la vieja escuela que tiene la posibilidad de poner un precio de mercado que no tiene mucho parámetro.
– ¿Notás un cambio en lo que buscan los argentinos hoy con respecto a cuando empezaste?
– El argentino se guía por lo que viene de afuera, por las revistas del exterior, hay referentes que tienen que ver con este segmento de la mercadería "rústica", con mezcla de antigüedades, pero todas son modas que vienen de Europa o Estados Unidos. La gente lo ve por internet, viaja, se trae catálogos; es un poco como hacemos nosotros, traemos catálogos y tratamos de reproducir con la mano de obra argentina.
La mano de obra argentina no tiene nada que ver con la mano de obra china -lo que mayormente se ve en los objetos de Estados Unidos-. Tenemos muy buenos oficios producto de la inmigración, vinieron grandes ebanistas, tapiceros y carpinteros, cuyo proceso artesanal fue pasando de generación en generación, y aunque se fue perdiendo bastante con el tiempo, todavía queda y eso hace que nosotros podamos tener productos de buena calidad.
– ¿Quiénes compran?
– La clase media compra. Estos no son productos caros, son accesibles, son productos que cuentan con financiación; es industria nacional. El argentino es muy decorativo, sobre todo la gente joven de entre 40 y 50 años, un rango etario al que le gusta lo simple, no lo cargado, y tiene inclinación por lo rústico.
– ¿Qué es lo que más compran?
– La gente empieza a comprar lo que es necesario. En toda casa vos necesitás una mesa de comedor, sillas para sentarte o un sofá para el living. La iluminación, el cuadro o el objeto de adorno, en un principio no se busca y no está incluido en la primera necesidad, pero después poco a poco se va agregando para decorar el hogar.
– Hoy acá en tu tienda de decoración, ¿qué es lo más antiguo que tenes?
– Tiene que ver con el rubro del periodismo. Es una cámara de fotos muy antigua que debe ser de los años 20. Es una máquina de hierro del 1900, la compré en Santa Fe en un viaje.
– ¿Algún objeto que vos sientas que tiene algún significado importante?
– Todo tiene algún significado, todo es parte de la historia. Si bien acá no hay nada que tenga algún valor histórico, lo interesante de cada objeto antiguo es la historia que hay detrás: ese objeto tuvo una familia, una empresa, una fábrica o vivió en alguna casa. Acá tenemos colgada una bicicleta triple que es de nuestra infancia. Junto a mis hermanos nos decían los "tres chiflados", si bien nunca la usamos. No está a la venta.
– ¿Cuál es la primera sensación que se percibe cuando uno entra a este lugar?
– Nosotros estamos acostumbrados, pero la gente se impresiona, el primer impacto es como una sorpresa, es venir a explorar. A las personas les llama la atención cómo están presentados los objetos, la distribución de todo lo que tenemos y todo lo colgado en el techo.
– ¿Se inspiraron en alguna otra tienda para decorar la tuya?
– Sí, este formato está inspirado en Restoration Hardware. Ahí podés ver una mesa de comedor súper moderna, pero también tener una moto, una lancha, y todo informal desestructurado. De IBC surgió la idea de lo antiguo y lo moderno.
– ¿Cómo te instruiste para este oficio?
– No tuve instrucción más que la experiencia. Yo hace 30 años que hago esto. Estas tres décadas fueron como una escuela. No puedo decir un número, pero habré entrado en miles y miles de casas a comprar y he visto millones de cosas distintas y en este tipo de negocio se aprende de esa manera.
Podés ir a una universidad de arte o hacer un curso de decoración, pero para aprender de antigüedades la única manera es viendo precios por internet de otros anticuarios o ferias y yendo a remates.
– ¿Qué tendencias podés ver en ventas?
– Cada vez se esta dejando más de usar el arte o de apreciar el arte. Se redujo mucho el círculo que valorizaba esto, que era el arte, pero hoy está más en lo decorativo y lo funcional. No está mal, porque la verdad es que está bueno llegar a tu casa y tener un sillón de estilo o un sofá donde tirarse a mirar la televisión, un lugar agradable para pasar horas. Hoy yo creo que va por ahí, por la comodidad, el confort, lo decorativo, lo moderno, lo minimalista y lo menos cargado.
Foto: Guille Llamos
Video: Ariel González y Lihue Althabe
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