Un mundo feliz. Así se llamó la célebre novela del escritor británico Aldous Huxley, publicada en 1932. En el libro de Huxley, atravesado por una mirada apesadumbrada, se anticipa y cuestiona la idea del futuro y el progreso.
Más cercano en el tiempo, pero no menos ambicioso, el último libro de Laura Gutman, investigadora argentina y autora de más de una docena de libros sobre maternidad y crianza – la mayoría best sellers-interpela a los padres y propone registrar la realidad emocional de la cual provenimos. Y también construir una sociedad respetuosa y solidaria: "Una civilización niñocéntrica", organizada según las necesidades auténticas de los más chicos y jóvenes, en pos de ver crecer a mejores adultos.
Gutman sostiene que todos los niños nacen amorosos y que necesitan el registro y el amor de su madre. Ahora, ¿qué pasa cuando un niño no se siente amado? La autora subraya que esto provoca un verdadero "desastre ecológico". Gutman asume en su libro una serie de postulados que primero desconciertan y luego provocan empatía al revisar los vaivenes de la crianza actual.
"Hay que sentir al niño, y no desacreditarlo por ser niño". Con estas espadas conceptuales, Gutman se adentra en varios temas de la crianza actual y uno de los grandes desafíos que propone el texto es comprender la naturaleza instintiva de cada niño.
¿Infancias empoderadas ?
El postulado de "una sociedad a medida de los niños" invita al debate. ¿Cómo lograr la justa medida hacia una civilización niñocéntrica, sin impulsar niños poca tolerancia a la frustración?
Según Gutman para reparar todo lo que la sociedad misma dañó con las guerras, la violencia y el maltrato, hay que volver a la raíz. Y las raíces de los seres humanos son los niños.
Abuso sexual infantil y críticas
Tiempo atrás, en el 2014, Gutman recibió críticas feroces de parte de colegas por sus ideas y escritos sobre el abuso sexual infantil. Ella misma se define como psicoterapeuta familiar y especialista en biografía humana. En aquel momento, los dichos de Laura Gutman sobre el abuso sexual infantil fueron calificados entre el mundo psi y entidades profesionales como una justificación psicológica de la depredación sexual, por su artículo "La sistematización del abuso sexual sobre los niños". Incluso algunos expertos lo consideraron una apología de ese aberrante delito. Gutman declaró a Infobae "que fue malinterpretada". "Se ha tergiversado completamente lo que expliqué en mi texto. No voy a responder a las agresiones, ni al destrato que he recibido", declaró en aquel entonces Gutman a Infobae.
Inside de una sociedad para niños
Gutman usa los verbos en la primera persona del plural (nosotros) cuando se refiere a los niños. Y aborda muchos de los temas contemporáneos vinculados a la crianza que generan hoy en las relaciones entre padres e hijos desconcierto, incertidumbre, preocupación y angustia. Aquí los repasa con Infobae.
-La sociedad niñocéntrica que describís en tu libro, no creés que promulgará chicos sin tolerancia a la frustración y con una especie de "exceso" de contención…
-Entiendo que sea una fantasía habitual en los adultos. Sin embargo es exactamente al revés. Si los niños son intuitivamente sentidos, acompañados, amparados y nutridos…simplemente creceremos cada vez más seguros y -paradójicamente- con menos "arrastre"de necesidades personales antiguas, porque simplemente ya hemos obtenido aquello que necesitábamos. No existe el exceso de contención. Además ¿es excesivo según la mirada de quien?
No creo que necesitemos individuos empoderados, sino individuos conscientes de sí mismos. Conocedores del alma humana. En eje con la propia naturaleza intuitiva. Sabios. Generosos. Altruistas. Abiertos. Creativos. Amorosos.
-Muchas veces, los padres y la sociedad atentan -incluso en pequeñas conductas cotidianas- contra la capacidad de amar de los niños. ¿Qué se hace en la infancia con el desamor?
-En principio, diferenciemos el niño del adulto: los niños merecemos ser amados, tenidos en cuenta, acompañados, apoyados, comprendidos, acariciados y atendidos. ¿Por qué? Porque somos inmaduros y no podemos procurarnos el confort suficiente por nuestros propios medios. Necesitamos que los adultos nos lo prodiguen. ¿Para qué? Para estar en un estado de confort tal, que a medida que vayamos creciendo, luego podamos desplegar nuestra capacidad de amar, ya que no necesitaremos nada más para nosotros mismos, y seremos libres para ofrecer nuestros recursos al prójimo.
Ahora bien, otra cosa es llegar a la adultez, con la pesada mochila del desamor infantil. En todos mis libros ofrezco una mirada honesta sobre este verdadero desastre ecológico y todo lo que podemos hacer para volver a contactar con la naturaleza amorosa de la que estamos hechos.
-¿Cuáles creés que son las mejores herramientas para dotar a los niños y adolescentes de la capacidad de discernimiento en un mundo "intervenido" por la sobreabundancia informativa y el amor a las pantallas?
-No podemos dotar a los niños de herramientas que ellos mismos no experimentan en casa. Insisto en que somos los adultos quienes podemos cortar generaciones de maltrato, desamor, desprecio, violencia o simplemente distancia afectiva.
Somos nosotros quienes tenemos que revisar por qué nos resulta tan arduo sentir a los niños pequeños, darles la razón, facilitarles la vida comprendiéndolos desde el punto de vista de ellos u ofrecerles mayor presencia emocional para que –dentro de un vínculo afectivo potente- encuentren más armonía, bienestar y sentido común que en una pantalla.
–Apelás a la idea de que comer mal y rápido -cierta vigencia de la comida fast food entre los más chicos- es un problema cultural y no económico…
-Comer alimentos industrializados, con mucha sal o mucho azúcar –es decir, adictivos- tienen la particularidad de que los niños los pueden comer sin compañía. En cambio la comida simple, preparada en casa, a veces requiere cierto compromiso de intimidad, estar juntos, conversar, compartir momentos, dedicarnos unos a otros. No es un tema de dinero, es un problema de disponibilidad emocional.
Gutman sobre algunos temas de la infancia, adolescencia y crianza asumió una posición crítica, incuso sobre muchos que están naturalizados. ¿Estás a favor de la libertad de los padres frente a la obligatoriedad de dar las vacunas a sus hijos?, le consultó Infobae.
-Yo sé que es un tema controvertido. Propongo que los adultos asumamos con madurez la responsabilidad de nuestras decisiones. Hoy en día, la información está al alcance de un click, pero tenemos que ser capaces de discernir, evaluar, reflexionar, comprometernos y luego tomar las decisiones que creemos, serán las mejores para nuestro entorno inmediato.
-Proponés repensar los propósitos de la escuela actual ¿Creés en una educación más flexible -al estilo de la pedagogía Waldorf o Montessori – que sea de puertas abiertas y no segmente tan rígidamente las franjas de edades en las aulas, ni los contenidos?.
-La pedagogía Waldorf es una entre muchas opciones que contemplan el ritmo de cada niño y la evolución particular de cada niño. Hay muchos sistemas pedagógicos interesantes. Yo propongo algo que va un poco más allá: replantear la totalidad del sistema escolar, revisar si la escuela tal como la conocemos hoy tiene algún sentido. Observar los niveles de rigidez, autoritarismo y sobre todo, ignorancia sobre la naturaleza de los niños que aún conservamos padres y maestros. Hay mucho para cambiar. Sobre todo si hacemos una encuesta y definimos a cuantos niños les gusta ir a la escuela. El resultado no nos va a sorprender, porque nosotros tampoco queríamos ir a la escuela cuando fuimos niños.
-Cómo serán las bases de esta civilización niñocéntrica …
– Ojalá seamos capaces de amar a los niños con tanta humildad y tanta entrega, que en el futuro inmediato esos niños se conviertan todos en personas buenas, interesadas en hacer el bien y capaces de hacer el bien. Entonces nuestra civilización se convertirá en un verdadero paraíso, donde el bien común será la prioridad.
SEGUÍ LEYENDO: