Ser zurdo o diestro podría estar relacionado con las variaciones en una red de genes que influyen en las asimetrías derechas o izquierdas del cuerpo y el cerebro. Si bien la mayoría de los seres humanos utilizan preferentemente el lado derecho de su cuerpo, otros no lo hacen. Esta inclinación por un lado u otro podría estar arraigada en el funcionamiento biológico del ser humano mucho antes de su nacimiento.
Perseguidas por su disposición y etiquetadas como malvadas, o incluso como brujas, las personas zurdas han sido juzgadas a lo largo de la historia. Desde tijeras, abrelatas, escritorios y hasta en los deportes, la mayoría de los productos y las actividades están diseñados para personas diestras, causándoles a los zurdos dificultades en el día a día.
Si bien son minoría en el mundo y en porcentaje solo llegan al 10%, las actividades cotidianas pueden resultar dificultosas para los zurdos en un mundo diseñado para personas diestras. Desde 1992 todos los 13 de agosto se celebra el Día Internacional del Zurdo con el objetivo de "concientizar sobre las dificultades que enfrentan, derivadas de vivir en un mundo diseñado para diestros", según subraya el sitio oficial de información y asesoramiento para zurdos de todo el mundo, Left-Handers Club.
Del resto, el 85% del planeta es diestro, solo un 2% maneja por igual ambas manos y un 3% es minusválido. Por lo tanto, una de cada 10 personas en el mundo usa la mano izquierda para escribir, cocinar, pintar, jugar y realizar actividades varias.
El origen de la celebración está vinculado a la primera reunión multitudinaria de Left-Handers Club de Londres (Club de Zurdos de Londres), fundado en 1990. Se trata de un organismo encargado de deshacer los mitos y supersticiones en torno a quienes realizan diversas actividades con la mano izquierda. Este día en muy poco tiempo supo ser acogido por el mundo entero.
Si bien ha habido varias teorías a lo largo de los años acerca de por qué algunas personas favorecen su mano izquierda, un estudio publicado el año pasado por la revista eLife descubrió que la preferencia por el uso de la mano derecha o la mano izquierda no tiene nada que ver con el cerebro; en cambio, podría estar determinada por la actividad de los genes en la médula espinal mientras el ser humano se encuentra en el útero.
La investigación que comenzó en la década de 1980 encontró que la preferencia por la mano izquierda o derecha probablemente se determine antes del nacimiento, y, según sugieren las pruebas de ultrasonido, desde la octava semana de embarazo. A partir de la decimotercera semana en el útero, los bebés tienden a chupar su pulgar derecho o izquierdo.
La investigación, realizada por Sebastian Ocklenburg, Judith Schmitz y Onur Gunturkun de la Universidad Ruhr de Bochum en Alemania, junto con otros colegas de Holanda y Sudáfrica, descubrió que la actividad de los genes en la médula espinal era asimétrica en el útero y podría ser lo que hace que una persona ser diestra o zurda.
Los movimientos de brazo y mano comienzan en el cerebro, en un área llamada corteza motora, que envía una señal a la médula espinal que se traduce en un movimiento. Sin embargo, los investigadores encontraron que mientras el feto crece en el útero, y si bien la corteza motora y la médula espinal aún no están conectadas, la preferencia ya se encuentra determinada.
En otras palabras, cuando el feto ya puede iniciar movimientos, elige una mano favorita antes de que el cerebro comience a controlar el cuerpo. Para estudiarlo, los investigadores analizaron la expresión génica en la médula espinal en la octava a la duodécima semana de embarazo, y encontraron diferencias significativas en los segmentos izquierdo y derecho de la médula espinal que controlan el movimiento del brazo y la pierna.
Gracias a los resultados observados llegaron a la conclusión de que la naturaleza asimétrica de la médula espinal podría deberse a algo llamado epigenética, o cómo los organismos se ven afectados por los cambios en la expresión de sus genes en lugar de en los genes mismos. Estos cambios a menudo son causados por influencias ambientales y pueden afectar la forma en que un bebé crece.
Sin embargo, que las diferencias neurológicas entre las personas diestras y zurdas son pequeñas es seguro, y las supuestas distinciones conductuales o psicológicas han sido en gran parte desacreditadas. "Desde el psicoanálisis no habría absolutamente ningún motivo para establecer diferencias psicológicas, conductuales o subjetivas por la lateralidad de una persona, ya sea diestra, zurda o ambidiestra", explicó a Infobae Maximiliano Martínez Donaire, psicoanalista y ex secretario científico del Claustro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Según el experto, lo que quizás podría pensarse es que en otros momentos históricos o culturales cierta mirada del otro podría aportar esa diferencia en algún sentido. "La lectura que hace el otro social, los educadores o incluso los padres, sí puede tener un efecto en la constitución subjetiva de una persona", aseguró.
En 2012, los investigadores de la Universidad Northwestern desarrollaron un modelo matemático para mostrar que el porcentaje de personas zurdas era el resultado de la evolución humana, específicamente, un equilibrio de cooperación y competencia. En otras palabras, demostraron que aunque las bases pueden ser genéticas, podría haber un factor social que explique por qué la proporción es tan alta.
"Mientras más social sea el animal, donde la cooperación es altamente valorada, más se inclinará la población general hacia un lado", aseguró al sitio web de noticias científicas LiveScience Daniel Abrams, profesor asistente de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de McCormick, quien ayudó a desarrollar el modelo.
"El factor más importante para una sociedad eficiente -agregó Abrams– es un alto grado de cooperación. En humanos, esto ha resultado en una mayoría diestra".
Si bien el porqué sigue siendo un misterio, en parte porque las personas zurdas a menudo son excluidas de la investigación científica, es difícil predecir si un niño será diestro o zurdo una vez que nace.
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