Anamá Ferreira tiene 66 años. Pero, físicamente, bien podría tener 20 años menos. Su belleza natural, su encanto, una vida saludable y ejercicio parecen ser la receta ideal. Con una trayectoria de más de 40 años, la brasileña -oriunda de Minas Gerais- nunca dejó de trabajar sobre y abajo de la pasarela.
Llegó a la Argentina en 1976. Inicialmente iba a ser un viaje de 10 días, pero terminó enamorándose de este país y se quedó para siempre, aquí triunfó como modelo de alta costura y desfiló para grandes marcas, además de posar para publicaciones tan prestigiosas como Vogue, Cosmopolitan y Elle.
Fue pionera en fundar una escuela de modelos desde la mirada de una ex mannequin, y lo hizo con Anama Models, una de las más importantes de Latinoamérica y que ya cumplió 38 años. Han salido de allí modelos argentinas famosas como Andrea Bursten, Romina Gaeteani y Soledad Fandiño. "No hay algo así de esta envergadura", contó Ferreira durante la entrevista con Infobae. "Las chicas vienen para ser modelos, aprender a caminar y a tener seguridad. Es una universidad de la belleza donde aprendés de todo".
"Vienen muchas chicas que sufrían bullying en las escuelas, algunas porque son gorditas, otras son lindas y las atacan también por ser lindas, otras tienen buen pelo y todos las molestan por eso. Lo que nosotros hacemos es que tengas una valorización del propio cuerpo, comprender que no lo podes cambiar, pero que sí lo podes mejorar. Cuando uno empieza a tener seguridad cambia totalmente la personalidad y la perspectiva de como te mira el otro", aseguró.
Y reveló orgullosa: "Yo no discrimino, en la escuela tenemos modelos con síndrome de Down, y viene una chica con autismo y retraso madurativo que desfiló este fin de semana. No se comunicaba con nadie y ahora la chica hasta se abrió un Instagram y se comunica con el exterior".
Cerca del estreno del Bailando, piensa jugar y entrenar duro para ser la próxima estrella del clásico televisivo que conduce Marcelo Tinelli. Pero Anamá ante todo es madre. Siempre presente. Tuvo a su hija Taína Laurino Ferreira a los 42 años, y hoy la joven sigue sus pasos en la moda. Llega puntual, y divertida como siempre, cuenta cómo fueron sus comienzos, su relación con las redes sociales y cómo se plantó en un caso de bullying para defender a su hija.
-Sabemos todos que sos de Brasil. ¿Cómo es el lugar en el que naciste?
-De Minas Gerais. Es un estado muy lindo, con montañas, ríos, mucha selva.
-¿Y cómo llegaste a la Argentina?
-Vivía en un pueblo chiquito, y cuando uno vive en un pueblo uno piensa en salir del pueblo. Y bueno, la aspiración mía era Río de Janeiro. Muchos van a otro lado pero yo no conocía el mar y quería irme a Río. Así que me fui para allá, estuve estudiando Derecho, y me iba a París a trabajar de modelo porque estaban de moda las negras en ese momento. Era el momento de las negras: estaba Grace Jones y otras diosas, y dije "bueno, me voy a París". Pero vine antes a conocer Argentina y me quedé.
-Ya en nuestro país, ¿quién te descubrió o dónde te presentaste?
-Acá fue maravilloso. Siempre tengo estas historias porque creo en los sueños, creo en que todo está ligado, todo tiene un porqué y yo conocí a Adriana Palacios, que es una pintora. Ella me indicó a (José Luis) Perotta, que era el mejor fotógrafo de la Argentina en su momento. Hizo todas las tapas de los discos de rock. Entonces él me dijo: "Te voy a presentar a Charlie Grilli para que desfiles, porque a vos te va a ir muy bien". Y Charlie me invitó a su desfile y desde ahí no paré. Desde ese día, el 5 de abril de 1976 y hasta el día de hoy, nunca paré de trabajar.
-Vos sos de la camada de las top locales Evelyn Sheidl, Adriana Costantini, Carmen Yazalde, Teresita Garbesi, Teresa Calandra, …y tantas otras. ¿Eran amigas? ¿Cómo era ser modelo en esa época?
-Yo creo que siempre los bandos de modelos existen y yo cuando llegué aquí estaba Teté Coustarot, que era la reina. Mora Furtado, que fue genial conmigo, me dio la bienvenida y conocí a todas estas mujeres increíbles y la camada que llegaba: Ginette Reynal, Virginia Elizalde, Pata Villanueva, Teresita Garbesi, Patricia Miccio, Susana Romero -que era la top en ese momento-, Ethel Brero, Laura Ocampo…nos hicimos amigas.
-¿Había mucha rivalidad entre ustedes?
–No, había algunas que cobrábamos por desfile, no había agencia, y había una o dos que cobraban menos, entonces sí nos poníamos furiosas. Éramos mujeres muy seguras porque los diseñadores querían a tal modelo y querían eso. Al principio yo era como la exótica y querían que esté.
-¿Quién sigue siendo muy amiga tuya?
-Pata Villanueva es amiga, Ginette también, somos amigas, nos vemos, Maite Torralba. Hay varias, tenemos grupo de WhatsApp.
-¿Cómo te llevás con la tecnología?
-Me llevo muy bien, tuve que aprender todo. Yo trabajo con chicas en la agencia y tenes que seguirlas, es todo inmediato, no se habla más por teléfono. Tengo muchos seguidores, me gusta mucho Twitter e Instagram.
-¿Cómo vivís la maternidad?
-Muy bien, tuve a mi hija un poco más grande, a los 42. Cuando la tuve a Taina, y estaba en la clínica, el médico me dijo bueno Anamá, son las 10 am. Está todo OK, ya podés irte a tu casa… y eran las 17 y seguía ahí. No me iba, me daba miedo, volvió el médico a pedirme que desaloje la habitación. Me daba miedo: pasé noches enteras despierta mirándola respirar. La crié bastante bien, la llevé por todos lados, soy una madre presente. En el colegio le hacían bullying.
-¿Y cómo reaccionaste ante esa situación?
–Fui al colegio y armé un escándalo. Cité a todos, madres de las chicas que hacían bullying, directores, psicopedagoga, y les dije: "paremos la mano con esto, no solo con mi hija, sino con todos los que sufren bullying". Y se resolvió.
Y ahí está la nena que trabaja de modelo. Creo que la crié bien y después críe dos más de mi ex pareja: a Luisito que tenía 1 año y había quedado sin mamá y Selene tenía 5. Ahora tienen 17 y 12.
-Hace poco te separaste. ¿Cómo vivís esta nueva etapa?
–Me separé luego de 11 años de Marcelo Mascaro. Crié a sus dos hijos, los adoro y ellos me llaman mamá y todo. Y bueno, serán hijos de padres separados. Estoy transitando la separación y el Bailando me ayuda mucho, porque estoy todo el tiempo ensayando. No tengo mucho tiempo de pensar. Estoy muy bien por suerte.
-¿Cómo fue el conflicto que tuviste con Andy Kusnetzoff?
-Lo de Andy fue que cuando él hacía el programa CQC e iba corriendo por todos lados haciendo notas, y me decía "hablás mal". No te dejaba responder, era el estilo del programa. Y después llegaban al piso Mario (Pergolini) y todos los demás y también reforzaban el tema. Y era el programa más visto en ese momento, no había redes sociales como ahora. Tenía 40 puntos de rating. Y fue sistemático, fueron muchos años de burla.
Y eso quedó y quedó en el inconsciente de la gente que yo hablaba mal y me dejaron de llamar para trabajar, me decían que yo no sabía hablar, después de haber hecho muchas cosas. Entonces uno sufre mucho. Todo el mundo sufre callado, en su casa. Yo por suerte pude quejarme y pude hablar con Andy mucho tiempo después y él lo entendió, pudimos charlar y tomar un café y por suerte me sané de todo eso.
Cuando era chica era muy flaca y también sufría mucho bullying por mis piernas, siempre estaba en pantalones. Uno sufre, y el otro piensa que no es nada, pero se sufre.
Yo lloraba todo el tiempo, en el colegio, en todos lados, me decían: "pata de tero". Pero después, con el tiempo, pasé de llorar a amarme como soy y estoy muy feliz con eso.
-Este año te vuelve a encontrar Canal 13 como una de las figuras del Bailando. ¿Cuáles son tus expectativas?
–Estoy encantada, ¡estoy en Disney! Para mí es pasarla bien. Pongo actitud y trabajo y si me llamaron, algo tendré. Estoy encantada, es el gran show de la TV. A Marcelo Tinelli lo conozco hace mucho tiempo y siempre tuve muy buena onda. Siempre nos reímos.
Agradecimientos: Hotel The Brick donde se filmó esta nota.
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