Quién es Nina Vais, la violinista argentina que reinventó la melodía de un instrumento clásico

Celeste Vasina, su nombre verdadero, llevó la música de Mozart, Bach y Beethoven a festivales pop. La artista argentina de 31 años se convirtió en una referencia por su talento para reinterpretar uno de los instrumentos más tradicionales. De concertino en la orquesta de jóvenes del Teatro Colón a ser la telonera del gran Ara Malikian

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Celestina Vasina se subió a
Celestina Vasina se subió a su primer escenario a los 14 años, hoy de una forma diferente se dedica a reinventar y componer música con su violin (Sebastián Pani)

Su verdadero nombre es Celeste Vasina pero se hace llamar Nina Vais. Tiene 31 años y se dedica a componer y reinventar música en un instrumento clásico. Lejos de los tiempos de Mozart y Bach, Nina Vais toca el violín eléctrico. Reinventó la significación de un instrumento asociado a cierto estatus, cierta melodía. Ella reinterpreta la música clásica y la brinda al alcance de todos.

Su trascendencia escaló fronteras. En abril, fue convocada por el artista libanés Ara Malikian, uno de los violinistas más prestigiosos del mundo, conocido por ser poco convencional y por su versatilidad para convertir la música clásica en canciones de pop. La invitó a tocar en el Gran Rex, el escenario que la catapultó a las marquesinas de la escena musical argentina.

Nina tocaba en casamientos, festivales. En el Gran Rex pudo presentar su nuevo single "Libre". En diálogo con Infobae recordó su periplo, desde el día que comenzó todo hasta compartir escenarios con uno los violinistas más célebres de la historia.

Su carrera artística comenzó sin saberlo, a los once años, cuando debió responder una inocente pregunta que determinó su norte y orientó el resto de su vida. Su madre le consultó: "¿Qué instrumento querés tocar?". En aquel momento, Celeste eligió por su fanatismo a un dibujito animado cuya protagonista tocaba el violín.

Su vínculo con la música clásica se consolidó desde el primer contacto con el instrumento: "Con once años, le dedicaba tiempo de sobra a tocar el violín. Encerrada en mi cuarto el tiempo se pasaba volando para mí y cuando miraba el reloj habían pasado más de seis horas", describió Nina Vais a Infobae.

“En el primer momento que me compraron el violín supe que era lo que quería hacer durante el resto de mi vida, ser violinista”

Fue a sus doce años que cambió de un colegio de doble escolaridad por uno de jornada simple para dedicar sus tardes a sus prácticas y lecciones de violín. "Cuando vieron que mi dedicación era verdadera y que tenía talento, en séptimo grado me cambié de un colegio para poder ir por las tardes al Teatro Colón", relató.

Combinando diferentes sonidos y música
Combinando diferentes sonidos y música pop, electrónica u de otros géneros, la artista lleva el sonido a las fiestas

Sin embargo, la obstinación musical de una niña de doce años la quitaba horas libres: el violín y su obsesión provocaron que se perdiera situaciones propias de la edad como cumpleaños, meriendas y salidas acordes al tiempo presente de una niña que estaba cursando su secundaria. "Sufrí mucho en un momento porque soy muy social y tengo muchos amigos. Después de cada clase tenía que ir corriendo a mi casa a estudiar para las clases en el Colón", narró Nina Vais.

A los 17 años se presentó y entró como concertino a la orquesta de jóvenes del Teatro Colón, el objetivo más importante que un violinista puede tener dentro de una orquesta, pero al haber ingresado fuera de la fecha oficial de audiciones su título era no oficial.

A los 19 años, una fuerte tendinitis en sus dos codos le impidió volver a practicar su arte. "Me había ido dos meses de viaje, cargando mochilas y valijas. Cuando volví retomé mis largas prácticas de ocho horas para prepararme para una audición y comencé con estas molestias que desencadenaron en una tendinitis en ambos codos", comentó Nina Vais.

Decidida y pisando fuerte, Nina
Decidida y pisando fuerte, Nina volvió a los escenarios para no dejarlos nunca más (Sebastián Pani)

Los tres años siguientes no fueron felices: su vida cambió rotundamente. "Sufrí mucho porque era lo que más quería en el mundo y para lo que me había preparado durante años y de repente todo dio un giro inesperado en mi vida".

Esa lesión no le impidió seguir formando su faceta musical. Estudió danza, arte en la Universidad de Buenos Aires hasta que finalmente decidió ingresar a la carrera de dirección orquestal y producción musical en la Universidad Católica Argentina. "En el fondo sabía que nada me hacía feliz como tocar el violín, me costó mucho aceptar esa realidad".

A pesar de la tendinitis
A pesar de la tendinitis que llevó a que abandone el violín durante tres años, hoy se encuentra en su mejor momento y volviendo a hacer lo que más le gusta: tocar el violín

Fue en Berlín, Alemania, donde Nina supo que su felicidad iba por otros caminos. "Había ganado un premio de dirección de orquesta y estaba haciendo un máster cuando me di cuenta que no la estaba pasando bien, que no era lo mio".

Volver a encontrarse con el violín

"Aprendí que todo pasa por algo, pero fue un proceso difícil con mucha terapia en el medio, estaba frustrada porque me había dedicado tanto tiempo a lo mismo y pensaba ¿cómo me lo van a sacar así?", enfatizó la joven, quien admitió haber estado perdida durante ese período hasta que pudo volver a tocar el violín. 

Hoy produce los sonidos en
Hoy produce los sonidos en su casa, dónde desplegó su propio estudio de música.

"Volver a encontrarme con esta pasión nuevamente fue increíble, sin embargo, hoy no me dedico tanto como si fuera música clásica, hoy elijo crear junto con el violín, me divierte y es lo que más me gusta", confirmó.

El nacimiento de Nina Vais

La artista retornó de su viaje por Europa y empezó a proyectar una idea que tenía hace mucho tiempo: componer música, reinventar sonidos y grabar un disco. "Me dediqué a full a conseguir todos los aparatos para poder producir música, me armé un estudio en mi casa y de a poco fui componiendo hasta poder tocar en fiestas".

Aunque su nombre no sea difícil ni complicado de pronunciar, la artista sintió que era más fácil ser conocida con un nombre más corto: "Vasina es checo y siempre lo decían mal, entonces empecé a jugar con las letras de mi apellido y del nombre, hablé con muchas personas y me gustó, siento que tiene mucha más fuerza que mi nombre, Nina Vais".

Hoy sus tiempos siguen siendo agitados pero se encuentran lejos de la niña que se pasaba horas en su cuarto practicando para una audición. "Estoy a full pero en otro sentido, estoy produciendo mucho para distintos eventos, hago pistas, juego un poco. Es como si estuviera en una banda pero estoy sola, yo me encargo de todo".

Su gran respaldo siempre fue su familia: "Siempre me apoyaron, mis papás intentaron acercarnos de a poco a mí y a mi hermana al mundo de la música, ellos me impulsaron desde lo económico, bancándose los sonidos hasta las cuatro de la mañana, ir a verme a todos lados cuando tocaba de chiquita, ellos me transmitieron la pasión y el amor por la música".

Proyectando al futuro 

Hoy Nina Vais tiene 31 años, lleva más de 20 años aferrada al violín. "Sería imposible decir en cuántos escenarios estuve desde los 14 años, en mi cabeza son infinitos y la adrenalina y el disfrute siguen estando ahí".

Actualmente se encuentra de novia con un chico al que describe como "comprensivo", tolerante de la vida ocupada que lleva la artista: "Soy muy enamoradiza, me encanta tener la compañía de otra persona y disfrutar".

En cuanto a la posibilidad de tener hijos e inculcarles su pasión, la joven se mostró muy seria y determinada: "Sin duda me gustaría que toquen el violín u otro instrumento pero desde un lugar más sano, la competencia y la frustración desde tan chicos no se si es tan buena, cuando era chica sufrí perderme cosas e incluso me obsesioné con cumplir a rajatabla los horarios de las prácticas. Los guiaría para que sea una actividad algo más sana y divertida".

Su inspiración para componer o reinventar temas

El estilo clásico siempre será parte de la vida de Nina Vais, relajado o no sus compositores clásicos siempre están ahí: "Son mi inspiración, me gusta combinar músicos académicos como Mendelzon, Bach, Beethoven, Mahler, más que nada los que pertenecen al romanticismo y un poco al estilo barroco, con algún sonido. Empiezo a componer algo, casi como fusionar y reinventar algo que es atemporal".

Su carrera que parecía haber
Su carrera que parecía haber terminado, hizo que la joven vuelva con más fuerza que nunca.

"Me gusta que la gente la pase bien con mi música y poder plantear la idea que el violín no tiene porque relacionarse con algún instrumento clásico, sino que también es para otros géneros", concluyó Nina Vais a Infobae. 

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