Por Graciela Gioberchio
Hace unas semanas, un joven trans de 19 años que vive en Londres publicó en Twitter cuatro fotografías para mostrar los cambios que experimentó su cuerpo en los últimos seis años. Completó un tratamiento con hormonas y se sometió al primer cambio que los varones trans piden en el quirófano: una mastectomía o masculinización de tórax, es decir, la extracción de las mamas con la reconstrucción del pectoral.
El mensaje de Samuel Moir-Smith recibió decenas de miles de likes y fue viralizado en pos de animar a otras personas de la comunidad trans para que hablen con naturalidad de su entorno.
proud to be trans🙋🏻♂️ #finelgbts pic.twitter.com/IMBpxOKF8j
— sam (@samuelmoirsmith) 6 de abril de 2018
Es apenas un caso más de la creciente demanda que las cirugías de reafirmación de género están generando en la Argentina y el mundo, de la mano de dos principales factores: el cambio social y los importantes avances en cirugía plástica. Son un conjunto de intervenciones y técnicas que incluyen desde remodelaciones de rasgos faciales y masculinización de tórax hasta complejos procedimientos para modificar los genitales.
“Nadie puede saber lo que ocurre en tu interior ni decidir cómo tratarte, así que la mejor forma de ayudarse a uno mismo es hablando sobre ello”: @samuelmoirsmith. #TransEsBello 💙💖https://t.co/GqdXQI3Xbf
— It Gets Better Mx (@ItGetsBetterMx) 9 de abril de 2018
Para conocer en detalle en qué consisten las distintas operaciones, Infobae dialogó con los reconocidos cirujanos argentinos pioneros en la materia: César Fidalgo, urólogo y actual director del Hospital Gutiérrez, en La Plata; Javier Belinky, a cargo de la sección de Cirugía Transexual del Hospital Durand, en la Ciudad de Buenos Aires; Valeria Rojas, del Servicio de Cirugía Plástica del Durand, y Marcelo Di Maggio, especialista en Cirugía de Remodelación de Rasgos Faciales.
Fidalgo, que está al frente del equipo y que en 1997 realizó la primera operación de reasignación genital en el país, repasó el contexto actual de estas intervenciones: "Nuestro país tiene una norma que se posicionó a la vanguardia a nivel mundial: a partir de la sanción de la Ley 26.743 de Identidad de Género, en 2012, las personas trans pueden cambiar su nombre, foto y sexo del DNI y acceder en los hospitales públicos -también en centros privados por obras sociales y prepagas- a tratamientos hormonales y cirugías para cambiar de sexo y reafirmar la identidad autopercibida, sin necesidad de una autorización judicial".
En ese marco, los hospitales públicos Gutiérrez y Durand concentran la mayor demanda del país, también de países limítrofes
Y, de a poco, las provincias de Santa Fe, Mendoza y Neuquén están fortaleciendo la atención integral de personas trans en el sector público.
La expresión genérica trans, que engloba a travestis, transexuales y transgéneros, se refiere a las personas cuyo sexo biológico no coincide con el género que sienten como propio. Por lo tanto, puede darse transexualidad femenina en el caso de personas con sexo biológico masculino pero que se sienten mujer o, al contrario, tienen una identidad femenina y transexualidad masculina.
La reafirmación de género es un proceso largo y complejo que abarca varias etapas: acompañamiento terapéutico, tratamiento hormonal y, para quienes recurren a la vía quirúrgica, cirugías parciales y totales
El paso de mujer a varón
Mastectomía. El primer cambio que piden los varones trans es una mastectomía o la masculinización del tórax. La doctora Rojas explicó a Infobae que no es sólo la extracción de las glándulas mamarias: "Requiere un trabajo de reposicionamiento del complejo areola-pezón para poder lograr un aspecto masculino, que se termina de definir siempre en función del tipo de tórax del paciente". La cirujana plástica agregó que "hay varones trans que llegan al consultorio fajados o encintados porque tienen vergüenza de algo que viven como una deformidad. Desean tener un pecho plano y cuando lo logran mejoran notablemente su calidad de vida, su relación con el entorno y el trabajo".
Faloplastía. Es la cirugía masculinizante genital que se realiza mediante distintas técnicas. Los especialistas admiten que es mucho más compleja que el pasaje de varón a mujer. En líneas generales los pasos son: confeccionar un pene (los médicos lo llaman "neofalo") con o sin uretra (permite que el paciente orine de pie); colocar prótesis testiculares (de silicona); implantar una prótesis peneana interna (son hidráulicas y tienen una vida útil de 15 años) que va a brindar la capacidad de erección y permitir la actividad sexual. La cirugía se realiza bajo anestesia general y suele durar entre 8 y 10 horas.
La técnica más simple es la metoidioplastía: se aprovecha la estimulación hormonal del tratamiento con testosterona que hace que el clítoris crezca más. Con el tejido de ese clítoris alargado, el cirujano crea un neofalo que mide entre 4 y 5 centímetros. "Estéticamente es un pene y tiene la ventaja de que posee sensibilidad y logra la erección; pero es pequeño", puntualizó Fidalgo en diálogo con Infobae desde Nueva York, donde participa, junto con Belinky y Di Maggio, del Curso en Vivo de Entrenamiento en Cirugías de Afirmación de Género organizado por el Centro Médico Mount Sinai de esa ciudad.
"No existe una técnica ideal para la construcción de un pene similar al natural, tanto en su forma como en su función. Todas las técnicas empleadas tienen sus pros y sus contras", apuntó Belinky, quien es el presidente local del Congreso Mundial de la Asociación Mundial de Profesionales de la Salud Transexual (WPAHT, por sus siglas en inglés) que, auspiciado por la Sociedad Argentina de Urología (SAU), se realizará en Buenos Aires en noviembre próximo.
La técnica de faloplastía más empleada se llama de colgajos: se utiliza tejido suprapúbico (ubicado en la parte abdominal baja) para confeccionar una estructura tubular similar a la de un pene de aproximadamente 16 centímetros de longitud. "Hay casos en los que se aprovecha el corte y en el mismo acto se extraen vagina, ovarios, trompas y útero (colpoanexohisterectomía) de manera que sólo queda una cicatriz horizontal en la zona baja abdominal", indicó Fidalgo.
Su colega Belinky agregó que esta técnica en la más usada en el país: "Se utiliza en el 80% de los casos y sin la confección de la uretra, porque de esa manera se corren menos riesgos y complicaciones". Existe otra técnica de faloplastía, muy utilizada en el mundo, que se denomina de colgajos libres vascularizados: el neofalo se construye a partir de tejidos del antebrazo y, a través de la unión de arterias, venas y nervios, esos tejidos se autotrasplantan y vuelven a conectarse en la región genital.
El cambio de varón a mujer
Vaginoplastía. En las mujeres trans los expertos utilizan dos técnicas para la confección de la vagina, también llamada "neovagina". La intervención dura entre 4 y 6 horas. Dependiendo de la evolución de la cirugía, las relaciones sexuales se indican entre los 45 y 60 días. Los registros médicos indican que la tasa de orgasmo referida por las pacientes alcanza el 80%.
Una de los métodos se llama vaginoplastía por inversión peneana y consiste en utilizar la piel invertida del pene y del escroto para hacer la vagina, labios menores y mayores. El clítoris se realiza con un segmento del glande del pene que, al tener un paquete vascular y nervioso, permite brindar sensibilidad. "Es lo que llamamos vaginoplastía 'seca' porque se usa piel que no está lubricada. Y se realiza en el 97% de los casos", precisó Fidalgo.
La otra técnica es por trasplante rectosigmoidal pediculado y se la conoce como vaginoplastía 'húmeda' porque se hace con tejido del intestino grueso terminal (colon sigmoide) que tiene lubricación propia. Este tipo de procedimiento tiene mayores posibilidades de complicaciones, sobre todo en relación a la sutura del colon.
Remodelación de rasgos faciales
El cirujano plástico Marcelo Di Maggio, especialista reconocido a nivel mundial, le dijo a Infobae que su técnica se basa en "ver la cara en forma completa y pensarla como un todo. Suelo remodelar al mismo tiempo las partes óseas de la cara y sus partes blandas, por ejemplo, combinar la remodelación del hueso de la mandíbula y el mentón con un lifting. Así, se logran resultados más naturales tanto si se busca cambiar un aspecto de hombre a mujer o viceversa", explicó el cirujano.
Otra remodelación importante es la de la frente y el hueso orbital porque aborda dos diferencias destacadas entre la anatomía del cráneo de un hombre y de una mujer: la forma de la frente de una mujer es plana, uniforme y redondeada y la distancia entre la ceja y la línea del cabello es más corta que la de un hombre y describe un arco.
El mentón y los pómulos son otras diferencias anatómicas a tratar, según el caso, con implantes de polietileno poroso, prótesis de silicona sólida o transferencia de tejido graso. Es que la estética del mentón femenino y la proporción del tamaño es más pequeño y más redondeado, mientras que el del hombre es más grande y cuadrado. En el caso de los pómulos, si son planos o hundidos se colocan implantes y otras veces es necesario reducirlos haciendo un fresado del hueso.
La cirugía de nariz o rinoplastia también es fundamental en la transformación porque, en general, las narices femeninas son más pequeñas que la de los hombres y los ángulos entre la nariz y la frente y entre la nariz y el labio superior tienden a ser más agudos en los hombres y más abiertos en las mujeres.
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