No son swingers, ni practican el poliamor: cómo funcionan las parejas en donde los "permitidos" están a la orden del día

Hoy en día es frecuente entre las parejas armar una "lista" con personajes famosos con los que estarían autorizadas a tener relaciones, sin que eso implique un engaño. ¿Se eligen celebridades porque son casi imposibles? ¿Es el fin de la monogamia? Opinan psicólogos y expertos en sexualidad

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El permitido tiene condiciones: debe
El permitido tiene condiciones: debe ser algo puntual, no continuar en el tiempo, y no debe haber engaño

Camila y Mateo decidieron poner en práctica, casi a modo de juego, que cada uno tenga su "permitido", su oportunidad de entablar una relación con un famoso con el consentimiento de su pareja. Pero cuando Mateo realmente conoce a su permitida, se desata el conflicto en la pareja, el cual se torna más complicado aún cuando Camila conoce a su propio permitido.

La trama de la película Permitidos (comedia romántica argentina estrenada en 2016 y protagonizada por Lali Espósito y Martín Piroyansky) abordó una temática que si bien para muchas personas podría resultar de ficción, es más "usual" de lo que se cree.

Porque la monogamia es más cultural que natural y porque priorizan decirse siempre la verdad en lugar de engañar a la persona que aman, hay parejas que eligen designar una (o dos, o tres) personas con las que está "autorizado" tener relaciones sexuales por fuera del vínculo.

Si se consensúa y acepta ese ‘permiso’ para tener relaciones con alguien por fuera de la pareja no corresponde tratarlo como una infidelidad porque, de hecho, no lo es

No son swingers. Tampoco practican el poliamor, donde hay intercambio de parejas o enamoramiento con varias personas. Ellos tienen "permitidos". Cada una de las partes puede tener encuentros sexuales con un tercero, siempre y cuando no se enamore y no falte al acuerdo. 

"En primer lugar hay que plantear que es una práctica o una realidad que representa a un conjunto por ahora muy restringido de las parejas, aún cuando el conocimiento de la verdadera dimensión pudiera dificultarse (o estar sesgada) porque se trata de acuerdos privados que difícilmente se 'ventilen'". Así comenzó a analizar el fenómeno para Infobae el licenciado en Psicología Fernando Adrover, decano de la Facultad de Psicología y Relaciones Humanas de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). "En segundo lugar -prosiguió- por definición, si se consensúa y acepta ese 'permiso' para flirtear, departir o acostarse con otro, no corresponde tratarlo como una infidelidad porque, de hecho, no lo es".

Es más habitual que los
Es más habitual que los permitidos se planteen en parejas estables que tienen años de relación (Getty)

La infidelidad implica no cumplir un compromiso explícito o implícito de exclusividad sexual con la pareja; ahora bien, si se aceptara mutuamente que, bajo determinadas condiciones previamente pautadas, ese compromiso queda momentánea y excepcionalmente en suspenso, no hay engaño. Ello no implica que no pueda tener repercusiones, que pueden ser tanto positivas como negativas, para la estabilidad y el desarrollo de la pareja.

En ese sentido, Adrover aclaró que "estos acuerdos son distintos de tener una pareja abierta, con recíprocas libertades para tener ocasionales relaciones o vínculos íntimos con otras personas". "El negociar o aceptar la posibilidad de que uno o ambos integrantes de una pareja tengan la chance -en general excepcional y de carácter autolimitado- de tener encuentros sexuales extraconyugales coincide, respecto de la configuración de las parejas libres o abiertas en que no hay engaño o infidelidad".

Las condiciones generales del permitido es que sea algo puntual, que no se continúe en el tiempo  y que no ponga en riesgo la dinámica de la pareja

Para el especialista, "esta es una práctica de parejas constituidas –digamos- a la manera tradicional. Las condiciones generales del permitido es que sea algo puntual, que no se continúe en el tiempo, que no haya engaño y, normalmente, que no ponga en riesgo la dinámica de la pareja ni modifique el status quo de la misma". "Es más habitual en parejas estables que tienen años de relación y, por tanto, de mediana edad. Cuando se da en parejas jóvenes, casi siempre hay condicionantes específicos como puede ser el distanciamiento emocional o viajes obligados de algunos de los dos", agregó.

No obstante, según Adrover, "la inmensa mayoría de las parejas no concibe que abrir esa posibilidad sea compatible con mantener la relación y no sólo no lo hacen racional o intelectualmente, tampoco lo pueden aceptar emocionalmente".

La infidelidad implica no cumplir
La infidelidad implica no cumplir un compromiso explícito o implícito de exclusividad sexual con la pareja (Shutterstock)

Hay una tendencia básica en la monogamia que se ve violentada radicalmente por esa posibilidad, incluso si se plantea abierta y sinceramente. Por ello, para él, hay como mínimo dos cuestiones adicionales, que complejizan lo ya espinoso que resulta el tema: "Por un lado, la aceptación intelectual y emocional son diferentes y una puede quedar disociada respecto de la otra. Son dos lógicas distintas y cabe presumir que diverjan. Por tanto, si una pareja analiza esta posibilidad debe hacerlo integralmente y hacer caso no sólo a su razón sino a sus sentimientos y emociones. Y al mismo tiempo, si la propuesta es unidireccional y surge dinamizada por uno de los integrantes de la pareja, éste debe tener una buena lectura y anticipación respecto de la forma en que el otro va a tomar y recepcionar su propuesta (a cómo, con qué implicaciones, se lo va a representar) y también debería tener empatía respecto de los cuestionamientos y sentimientos que puede suscitar en su pareja. De lo contrario, sólo enunciar esa posibilidad se podría estar abriendo la caja de Pandora".

Si una pareja analiza esta posibilidad debe hacerlo integralmente y hacer caso no sólo a su razón sino a sus sentimientos y emociones

Es permitido, no es engaño 

En estos casos no habría
En estos casos no habría infidelidad, porque hay un arreglo explícito y aceptado por ambos (Getty)

"Las personas formamos pareja desde tiempos remotos, somos seres sociales que necesitamos de otros, requerimos amar y ser amados. En general las parejas que tienen una relación estable adhieren a la idea de un compromiso de exclusividad y cuando este acuerdo implícito es roto por alguno de sus integrantes se considera infidelidad", consideró a Infobae el licenciado en Psicología Santiago Bonomi (MP 98039). "El engaño se produce solapado para que no se descubra, pero más tarde o más temprano puede salir a luz, y cuando esto ocurre, siempre hay consecuencias", destacó el especialista, quien reconoció que "algunas pocas parejas pactan de común acuerdo tener una relación abierta donde cada uno puede tener sexo con terceros, pero en la mayoría de los casos no es así, y lo que se espera es fidelidad del compañero".

"A veces se puede escuchar en parejas establecidas que si uno de los dos tuviese una aventura con alguien de fama, como un actor o una actriz, el otro se lo perdonaría. Creo que en estos casos este 'supuesto permitido' es tolerado únicamente porque la posibilidad de que alguno llegue a tener relaciones sexuales reales con un famoso es tan remota que su cumplimiento quedaría únicamente en la imaginación", opinó Bonomi.

En el caso hipotético que efectivamente se diera el encuentro sexual, es posible que se paguen consecuencias y que la pareja se vea dañada

El engaño real se vivencia como una traición y produce una herida de compleja cicatrización, que deja una marca emocional muy difícil de superar incluso con ayuda terapéutica. "Es importante tener en cuenta que todo vínculo afectivo se basa en la confianza, cuando esta confianza es socavada a través de la infidelidad produce consecuencias importantes y puede generar daños psicológicos en la víctima, como pérdida de autoestima, rabia, angustia, ansiedad y hasta depresión -ahondó el especialista-. También se puede experimentar el desarrollo de una desconfianza generalizada hacia los otros, haciendo las relaciones interpersonales más pobres y llevando al aislamiento".

Y tras observar que "algunas pocas parejas pactan de común acuerdo tener una relación abierta donde cada uno puede tener sexo con terceros", remarcó que "en estos casos, que son pocos, no habría infidelidad ni daño, porque hay un arreglo explícito y aceptado por ambos, y lo que duele es la mentira, porque rompe con la base de todo vínculo amoroso, me refiero a la confianza".

Para que no se produzcan
Para que no se produzcan conflictos posteriores y no se dañe la pareja es importante que el acuerdo sea totalmente sincero

"Un caso distinto es aquel de parejas convencionales y establecidas en las que ellos mismos dicen explícitamente que si uno de los dos tuviese una aventura con alguien de fama, como un actor o una actriz, el otro haría una excepción y se lo perdonaría. Creo que en estos casos este 'supuesto permitido' es tolerado únicamente porque la posibilidad de que alguno llegue a tener relaciones sexuales reales con un famoso, es tan remota que su cumplimiento quedaría únicamente en la imaginación -analizó Bonomi-. En el caso hipotético que efectivamente se diera el encuentro sexual, es posible que se paguen consecuencias y que la pareja se vea dañada".

Para él, "para que no se produzcan conflictos posteriores y no se dañe la pareja es importante que el acuerdo sea totalmente sincero y que ambos deseen este tipo de vínculo, sin que esté motivado por otras situaciones que pueden llevar a alguno de los dos a aceptar sin estar realmente convencido".

“Son parejas que buscan salir de la monotonía y recuperar el erotismo”
Uno de los motivos que
Uno de los motivos que esgrimen las personas que optan por los permitidos es salir de la monotonía en la que entró la pareja (Getty)

El médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin hizo referencia a que "los permitidos surgieron primero entre los homosexuales como una opción no signada por la concepción heterosexual de la pareja (basada en el matrimonio, la procreación y el patriarcado), por lo tanto los integrantes de estos vínculos se daban permiso para tener experiencias sexuales fuera del ámbito de la relación, siempre y cuando no se ocultara o no se mintiera al respecto".

El autor de Autogestionar la felicidad, señaló que "la franqueza debía ser parte insoslayable del acuerdo". "La apertura de los patrones heterosexuales fue dando cabida a esta alternativa. Y no son swingers, ni poliamororos donde hay intercambio de parejas o enamoramiento de varias personas. En los permitidos cada una de las partes puede tener encuentros sexuales con un tercero, siempre y cuando no se enamore y no falte al acuerdo de 'la verdad ante todo' -puntualizó Ghedin-. Y a la hora de contar cómo fue la experiencia los detalles no son necesarios, sólo se hace referencia a la salida y hasta puede incluir con quién fue".

Las parejas que llegan a este tipo de acuerdos, tienden a fortalecer la confianza recíproca antes que disminuirla

Según el experto, "uno de los motivos que esgrimen las personas que optan por los permitidos es salir de la monotonía en la que entró la pareja y darle un vuelco para recuperar el erotismo".

En este punto, un argumento no menor lo representa "la confianza que genera que el otro 'lo permita' es un factor que refuerza el vínculo".

"Las parejas que llegan a este tipo de acuerdos, tienden a fortalecer la confianza recíproca antes que disminuirla -coincidió Adrover-. La razón es que, el impulso de fondo de una práctica semejante no es otra que la necesidad de compatibilizar el deseo o el interés en tener otras experiencias sexuales o de vinculación personal, con la intención de mantener el vínculo con la actual pareja, a quien se procura resguardar del desengaño y de la falta de respeto que implican el mentir o el incurrir en una relación paralela y clandestina. Por tanto, cuando ocurre de modo consensuado incrementa más que disminuye la confianza".

Estos acuerdos son distintos de
Estos acuerdos son distintos de tener una pareja abierta, con recíprocas libertades para tener ocasionales relaciones (iStock)

En estos tiempos de redes sociales algunos de estos permisos son con personas conocidas de otras épocas: compañeros de trabajo, de estudio, amores de la infancia, con quien se quiere cerrar una asignatura pendiente.

"Existen diferencias entre las parejas que se dan estas libertades y las denominadas parejas abiertas. En el primer caso el permitido no es regla de la relación, se da en unas pocas ocasiones, en cambio en las parejas abiertas es una opción de tener contactos con terceros que suele repetirse como una forma flexible de relación", apuntó.

Los modelos externos de famosos que se inclinan por estas prácticas y las visibilizan actúan sobre las fantasías dándole el empuje para que se concreten. Algunas parejas se quedan en ese plano y se resisten a llevarlas adelante. Temen que el vínculo se dañe y sea irreparable. Otras, en cambio, van por más y atesoran su/sus permitidos cual anillo de la abuela en un cajón de la mesa de luz. Nunca se sabe.

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