Se lo conoce mundialmente como pink tax o impuesto rosa. Aunque si de llamar a las cosas por su nombre se trata, debería conocerse como "discriminación económica basada en el género". Y no es ni más ni menos que la denominación que se utiliza para reflejar el hecho de que ante dos productos iguales, su versión femenina tenga sea más cara.
Se trata de una tasa invisible que existe en todo el mundo e implica una diferencia de precios entre los productos para mujeres y para hombres. En lo cotidiano se traduce, por ejemplo, en que cuesta más comprar una máquina de afeitar rosa con la leyenda for women que una máquina de afeitar azul o verde. Cuando el producto es el mismo, esta diferencia de precio no tiene otra explicación que el público al que está dirigido.
Según puntualizó a Infobae la presidente de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (Feim), Mabel Bianco, "en la Argentina el ingreso salarial de las mujeres es 27% menos al de los varones y la tasa de actividad de las mujeres -46.1%- es muy inferior a la de los hombres, que es de 69,6% y a esta desigualdad hay que sumarle el impuesto rosa".
El pink tax es un impuesto invisible que existe en todo el mundo e implica una diferencia de precios entre los productos para mujeres y para hombres
Pero el fenómeno no es algo que ocurra sólo en el país. Economistas de todo el mundo notaron hace años el fenómeno llamado pink tax. En diciembre de 2015, por ejemplo, el Departamento de Asuntos de Consumidores de Nueva York publicó un informe en el que se comparaban versiones femeninas y masculinas de unos 800 productos, de 90 marcas en 24 tiendas diferentes. Del estudio se concluyó que las mujeres pagan en promedio 7% más que los varones por productos similares.
Otro estudio destacado es el realizado por el Estado Francés como consecuencia de una campaña impulsada por el grupo feminista Georgette Sand en la que se incitó a la población a que suba fotos a las redes sociales con ejemplos de casos de impuesto rosa. En ese estudio se analizaron tres tipos de productos y también tres tipos de servicios y se evidenció la existencia de este impuesto. Como resultado de esta acción, el gobierno francés se comprometió a organizar un consejo que regule la eliminación de los diferenciales de precio debido al sexo del consumidor.
Si bien en la Argentina no hay estudios similares, según un relevamiento que realizó Feim, con motivo de la campaña "El impuesto que no deberías pagar", que acaban de lanzar en las redes sociales, un ibuprofeno genérico tiene un valor de $37, mientras que el de mujeres cuesta $39. En desodorantes bodyspray, por ejemplo, la versión masculina vale $58,80 vs. $65,45 la femenina. Lo mismo ocurre con los desodorante roll on, en los que la diferencia es $44,95 el masculino y $48,55 el femenino.
Lo paradójico es que las diferencias se extienden a los productos para niñas y niños, registrándose diferencias en los precios de juguetes, mochilas y chupetes
Otro ítem icónico de este tipo de campañas en todo el mundo lo representan las máquinas de afeitar desechables, cuya presentación para hombres tiene un precio de $68,49, mientras que para mujeres vale $72,45.
Y lo paradójico es que las diferencias se extienden a los productos para niñas y niños. Una colonia infantil masculina vale $95,35, mientras que la femenina $113,45; las mochilas $549 vs. $679; los cepillos de dientes de niño cuestan $48,99 y los de niña $50,89 y ¡los chupetes! rosados tienen un valor de $235 frente a los celestes que valen $219.
Sobre a qué cree que se debe que el mismo producto tenga diferente precio en su versión "femenina", Bianco consideró que "es a causa de que las mujeres tienen un rol muy importante respecto al consumo".
Según un estudio del Banco Mundial, representan aproximadamente el 70% de las decisiones de compra a nivel mundial. Los datos provienen del Boston Consulting Group y de publicaciones como la revista Harvard Business Review, que detallan que las mujeres toman la decisión en las compras del 94% de los muebles para el hogar, 92% de las vacaciones, 91% de las viviendas, 60% de los automóviles y 51% de la electrónica por dar algunos ejemplos.
"Esto tiene una estrecha relación con el hecho que las mujeres siguen siendo las que más tiempo dedican al cuidado no remunerado, lo que implica que son las encargadas de la mayoría de las decisiones de compras del hogar, ya sea de muebles e insumos como de ropa para todos los miembros del grupo familiar -analizó Bianco-. Es por esto que son el target principal del marketing y de las estrategias de consumo".
El impuesto se puede encontrar en todos los productos, pero los más grandes se registran en los artículos de higiene personal
Y acerca de cuáles son los productos en los que el "impuesto" se evidencia más, destacó que "aunque se puede encontrar en todos los productos, como en juguetes, mochilas para chicos o hasta calculadoras, los más grandes se registran en los artículos de higiene personal".
"Las empresas no consideran que exista el pink tax. La explicación que más comúnmente se encuentra es que sale más caro hacer productos para las mujeres que para los hombres. Ya sea por las fragancias, los productos químicos, etc. -destacó Bianco-. El problema es cuando nos encontramos frente a una birome que tiene la misma función y características, pero como una es rosa y otra celeste el precio es distinto. Ahí no encontramos respuesta que justifique la discriminación".
Y consultada sobre qué rol juegan las asociaciones de defensa al consumidor, resaltó: "No existe en la Argentina ninguna política que defienda a la mujer en la discriminación de precio por género. Lo que podemos hacer hasta que se establezca una legislación respecto a los 'precios de género' es difundir y promover que las mujeres eviten la compra de estos productos exclusivos para las mujeres y comprar su versión genérica o para hombres. Este es un paliativo, ya que no soluciona el hecho de que las mujeres por comprar un producto pensado para ellas tengan que pagar más que los hombres por los productos pensados para ellos. Menos aún cuando son iguales".
Sobre la campaña
"El impuesto que no deberías pagar" busca visibilizar el problema. "Creemos que si informamos al respecto vamos a lograr que las mujeres y toda la sociedad tomen conciencia y conozcan esto que hasta ahora no es percibido", sintetizó Bianco.
Para ella, "de este modo cuando las mujeres vayan a comprar se fijarán en los precios y harán un comparativo".
Desde la campaña convocaron a las mujeres que con el hashtag #NOPINKTAX hagan llegar a las redes sociales de Feim las fotos de los productos que comparan y que tienen sobre precio.
Ese es -según Bianco- el modo de revertir este fenómeno. "El primer paso es denunciarlo -dijo-. Recopilando estos datos podemos, además de difundirlos, presentarlos al Estado y reclamar que se tomen medidas al respecto. Hay ejemplos como el colectivo Georgette Sand en Francia que con esta misma metodología de recolección de datos logró que se trate el tema. También California, en los EEUU, fue el primer estado en aplicar una ley de derogación de impuestos de género para controlar los precios. En la Argentina se podría empezar por mirar la lista de precios cuidados en la que figuran productos con precios distintos para hombres y mujeres".
El otro gasto extra que nadie calcula
Bianco se refirió al gasto extra que tienen las mujeres en los productos llamados de gestión menstrual. "Un estudio realizado en el país demostró que las mujeres gastan entre 150 y 250 pesos por mes en toallas higiénicas y tampones, lo cual implica un gasto muy importante especialmente para las mujeres de los sectores más pobres -analizó-. Este es un gasto mensual que no tienen los hombres y que a menor capacidad económica mayor impacto negativo del costo de estos productos".
En ese sentido, desde Economía Femini(s)ta, una organización que nació en mayo de 2015 con el objetivo de visibilizar la desigualdad de género a través de la difusión de datos, estadísticas, contenidos académicos y producción original orientadas a todo público, difunden la campaña #MenstruAccion.
Lanzada en el marco del 8M, se basó desde el principio en la sororidad para juntar productos de gestión menstrual y acercarlos a quienes no pueden comprarlos. Desde su web, contaron que "una chica fabricó 40 toallitas reutilizables para la ocasión y las acercó a Reconquista y Rivadavia, donde estaba el puesto". "Las traje porque desde que las hago para mí me encuentro de otra manera con mi menstruación y me gustaría que a otras personas les pase lo mismo", contó la joven. Otras mujeres llegaron con bolsas con donaciones reunidas en sus trabajos y un cartel que decía "¡La Unión hace la Fuerza! Vos también podés necesitar de la sororidad de tus compañeras. #EconomíaFeminista".
Economía Femini(s)ta, a través de su campaña #MenstruAccion, recolectan productos de gestión menstrual y acercarlos a quienes no pueden comprarlos
Durante toda esa tarde recibieron toallitas, tampones, toallitas reutilizables y copas menstruales, pero sobre todo apoyo de muchas personas que les dijeron que "a partir de la campaña empezaron a pensar en qué pasaba si vivís en la calle y menstruás o en que ante catástrofes estos productos jamás figuran entre los que se piden", reflejaron en la página.
#MenstruAcción ya se replicó en el Roller Derby, en la ciudad de Rosario y en distintos eventos feministas. Además, la firma MeLuna donó 30 copas menstruales "para Lxs Invisibles en la Villa 31", a donde desde la organización se acerca mensualmente a hacer un seguimiento de su uso.
Para sumarse y donar, pueden contactarlas a economiafeminita@gmail.com para hacerle llegar estos productos a personas que los necesiten.
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