Volver a escuchar en primera persona: "Me había olvidado cómo era el sonido de los besos"

Pamela Magallanes tiene 25 años y perdió la audición a los 7 sin saber cuál era la causa. Gracias al implante coclear que se colocó a los 22, pudo volver a escuchar del oído derecho. Luego de años de incertidumbre y angustia, volvió a sonreír. Su historia

Pamela Magallanes tiene 25 años. A los 7 años perdió la audición y nunca pensó que volvería a escuchar (Getty Images)

Pamela Magallanes tenía siete años cuando comenzó a notar que su audición iba disminuyendo. Un juego de toda la vida, correr a atender el teléfono antes que sus hermanos, un desafío que casi siempre ganaba, la hizo darse cuenta de que algo andaba mal. El teléfono ya no sonaba para ella.

Audiometrías y estudios fueron el comienzo de una larga búsqueda de respuestas. Una que todavía no pudo responder hasta el día de hoy, con 25 años de edad: por qué comenzó a perder su audición. Pasaron 18 años y sigue sin tener respuestas.

Su infancia transcurrió de manera normal. Lograron que mediante audífonos pudiera llevar a cabo sus actividades como cualquier otro chico de su edad, como ir al colegio o hacer deporte. Pero, con el paso de los años, Pamela comenzó a inquietarse cada vez más: su audición no mejoraba y en el colegio sus compañeros y profesores no se la hacían fácil.

A los siete años su audición comenzó a perderse de manera gradual.

"Tuve un grupo de amigas que me avisaba cuando me llamaban, o qué decían los docentes, pero un día tuve que pedirle a un profesor que haga fotocopias de sus clases porque no podía seguir el dictado y escribir rápido. El profesor me respondió que no tenía tiempo para hacer fotocopias, que me adapte", confesó Pamela en una charla con Infobae.

Su mamá, luego de que Pamela le contará el desafortunado episodio, habló con la directora del colegio para que entiendan qué era lo que le pasaba a su hija. "Además de hablar con la directora, me pidió que hable con todo el curso, y yo les explique que lo único que sucedía era que Pame tenía un problema de audición, que no era diferente a nadie", explicó su mamá Virginia Salvatierra.

Sus años de secundario fueron los más difíciles para ella, ya que ni sus profesores se mostraban solidarios

Sus compañeros se reían de ella a sus espaldas. Los susurros no le llegaban, pero lo notaba en sus miradas. Hay cosas que no hace falta escuchar para comprenderlas. Pero ya estaba acostumbrada. "Fue difícil esa etapa para mí, se reían cuando daba un oral o preguntaba dos veces las cosas, pero no guardo ningún tipo de resentimiento, eran adolescentes", contó la joven.

Cuando comenzó a atenderse en el servicio de Otorrinolaringología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, se encontró con otro grupo humano, fuera de su familia, que realmente supo contenerla. "Agradezco haber tenido la ayuda que tuve con Pame. Yo no sabía del problema, que debía hacer… Hoy son como mi familia", afirmó Virginia.

Desde los siete años que se atiende en el Hospital Gutiérrez.

A los 21 años, 14 años de audífonos y audiometrías, llegó la oportunidad que le cambiaría la vida: la posibilidad de un implante coclear: "Estaba tan nerviosa que no quería, tenía miedo de lo que me podía pasar después, hasta que conversé con un chico que había pasado por la misma intervención y me dijo que la vida te cambiaba, que volvías a escuchar, a ser independiente".

Volver a escuchar

Con miedos e inseguridades la operación transcurrió de manera exitosa. "Hoy puedo decir que fue algo hermoso. Me acuerdo que la primera vez que empecé a escuchar sentía que estaba mal, me llevó tiempo adaptarme, pero ahora ya estoy como una oyente normal", dijo Pamela.

Uno de sus grandes objetivos es viajar, y poder ir descubriendo sonidos diferentes

Casi un año tardó en adaptarse a volver a escuchar todos los sonidos, a familiarizarse con su propia voz, la de sus seres queridos, los ruidos de la calle, los colectivos y trenes, la radio y televisión. "Lo que me sorprendió escuchar son los sonidos agudos, como las gotas de lluvia, el tic tac del reloj, el ruido de las llaves, los sonidos más 'chiquitos'".

"Estoy de novia hace cinco años. Comencé a salir con Leonardo un poco antes de que me pusieran el implante, pero cuando tuve el implante me di cuenta de un sonido raro al dar un beso, y me emocioné. Me había olvidado cómo era el sonido de los besos".

Independencia y autonomía

Actualmente trabaja en un estudio contable en Pilar, cerca de su casa. Al principio, el mundo laboral la asustaba, pero pronto encontró en él su arma más fuerte, la independencia: "Tenía miedo de que no me tengan paciencia o que no les guste, pero están muy contentos conmigo".

Un tiempo antes había empezado a estudiar contabilidad en la UBA, pero tuvo que abandonar. Le costaba seguir las clases. Luego del implante intentó retomar la facultad, pero no era para ella. "Me di cuenta de que estaba anotada en la facultad en algo que no me gustaba ni disfrutaba. Decidí dejarla y anotarme en cursos de contabilidad", comentó.

En el presente, Pamela tiene una rutina totalmente independiente, algo que nunca se imagino.

Pudo empezar a manejarse sola. Su madre Virginia, quien la acompañaba a todos lados, hoy se encuentra maravillada de que su hija sea independiente y sonríe orgullosa de todo lo logrado. Pamela trabaja, estudia, tiene novio y hasta planea viajes, algo que siempre soñó.

"Toda mi vida soñé con viajar, conocer el mundo. Hoy me di cuenta de que quiero explorar sonidos, y de a poco estoy cumpliendo mis metas y sueños. Ya viajé a varios lugares con mi novio: Córdoba, La Rioja, Cataratas, Ushuaia, Calafate… Quiero recuperar todo eso que no pude escuchar".

La realidad de Pamela volverá a cambiar en mayo, ya que le agregarán el implante coclear del lado izquierdo. "Es algo en lo que estoy trabajando con todo el equipo del Hospital Gutiérrez y mi psicóloga, ya que tendré que adaptarme de nuevo a los sonidos de manera completa, algo que no es fácil".

En mayo le agregarán el segundo implante coclear, que le dará una audición mucho más potente (Istock)

Cómo funciona el implante

Los implantes cocleares son dispositivos de alta tecnología que estimulan eléctricamente las fibras nerviosas auditivas remanentes para producir impresiones sonoro-auditivas en los pacientes hipoacúsicos, en los que hubo mínimo o nulo beneficio con audífonos. Deben su nombre a la cóclea, que es la parte del oído interno con forma de tubo enrollado que asemeja a un caracol, y que alberga en su interior el órgano de Corti, responsable de la audición.

A pesar de los miedos y la adaptación, Pamela se muestra optimista porque su vida cambió para siempre

La nueva intervención será un nuevo desafío para Pamela, que busca poder avanzar con su vida y seguir cumpliendo metas y objetivos. Hoy se conforma con la cotidaniedad de poder escuchar el teléfono, opinar en las mesas familiares, compartir experiencias con su novio, ir a recitales, bares y viajar para seguir descubriendo sonidos.

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