Por Juan Dillon
Este relajado vecindario, ya bautizado como DoHo, ocupa una veintena de manzanas entre las calles Donado y Holmberg, desde avenida Congreso hasta Carbajal. Las viejas casas y residencias dieron espacio a modernos complejos que hoy conviven con la vieja arquitectura, de una zona que muchos pueden considerar, una nueva orilla porteña.
Desarrollos de escasa altura, amplias veredas y fuerte irrupción de los espacios verdes. Lugares para que vecinos o circunstanciales, modernos o clásicos, tengan opciones imperdibles de los más variados emprendedores gastronómicos. Calma, buen gusto, diseño, y la posibilidad infinita de desarrollo de innovación y vanguardia.
El Bohemio, con impronta barrial
"Somos del barrio", cuenta Carla Porto propietaria de El Bohemio. Y eso, sumado a la necesidad de hacer algo con una vieja casona familiar, como le cuenta a Infobae, les hizo pensar y ver el potencial que tenía el lugar.
Son los primeros con un emprendimiento gastronómico en la zona, por lo cual convivieron durante un tiempo con terrenos baldíos y a la espera de la explosión que lentamente comenzó. "Era cuestión de tiempo para que el barrio comenzara a cambiar", explicó.
La idea de El Bohemio surge a partir de la necesidad de hacer algo con un vieja casona familiar, que en soledad se mantenía resistiendo a la modernidad, en la esquina de Donado y La Pampa, en un barrio que comenzaba a gestar un cambio. Así fue cuando junto a su marido comenzaron a darle vida al sueño de tener un "barcito". Pero también, siendo ellos del barrio, poder sentarse a tomar algo sin tener que irse hasta Palermo.
Con alma de bodegón, de eso hablan sus platos. Y de manera sencilla, sus cocineros, José Fernández y Adrián Gutiérrez, lo reflejan en una carta mas bien autóctona y con espíritu de barrio: propuestas simples y abundantes. Ellos chaqueños, como los dueños, traen arraigados platos de la infancia y de la familia en sí.
Muy casero. Desde su aclamada Focaccia, amasada a mano todos los días por Adrián, hasta las pastas rellenas y platos que arman en función de lo que encuentran cada semana en el Mercado Central. Aunque con carta pequeña, siempre con algún plato para sugerir y una pequeña parrilla que permite alguna que otra carnecita.
Cigaló. Café de especialidad
"DoHo tiene todo el potencial. ¡Es un barrio que me encanta!", le cuenta a Infobae Santiago Caules de Cigaló. Sentarse a tomar un café en las mesas de afuera, con una linda brisa y rodeado de verde, es algo que distingue a su propuesta.
Según cuenta apasionado Santiago "es una zona residencial hermosa y tranquila, donde vive mucha gente con necesidades de opciones. Al ver que se estaba gestando un polo gastronómico tan interesante decidimos apostar a su crecimiento y no nos equivocamos".
Con tres meses, sobresalen por apostar por el café de especialidad. Casi obsesionados por la perfección del café, parte de su propuesta es instruir al que los visita y ofrecerles un producto diferente, lejos del café tradicional.
En Cigaló, excepto el pan, todo el resto es casero, de producción diaria y a la vista. No cuentan con freezer, uno de los desafío que llevaron adelante desde el comienzo. "No me gusta la idea de congelar las cosas cuando podes hacerlas en poco tiempo y siempre frescas", cuenta Santiago.
El equipo, además de su socio Federico, se completa con uno de los mejores baristas del país: Diego Baetcker, con una gran experiencia y formación, quien sintonizó enseguida cuando le presentaron la propuesta, que se completa con budines, cookies y tragos de autor. Ellos, además, son pioneros casi por Holmberg y están a la altura del 2004.
Filippa. Una pizzería es imprescindible
"Noi lo facciamo davanti a tutti", en castellano algo así como "nosotros lo hacemos delante de todos". Pablo Martínez le cuenta a Infobae la manera en la que desembarcaron en el DoHo.
"Soy de Belgrano y vengo viendo el desarrollo del barrio, cómo fue creciendo". Además del potencial del barrio, la idea se completó cuando observó junto a su socio la cantidad de vecinos nuevos , el ambiente cordial y familiar, y, fundamentalmente, los espacios verdes integrados a las veredas .
Filippa es un pizzería de horno a leña construida por un equipo de profesionales en el tema, los cuales le fabrican los hornos a una reconocida cadena. "Nuestra propuesta tiene el concepto de cocina abierta donde los comensales pueden disfrutar del amasado o del crujir de los leños de quebracho colorado", explica.
Como en todo barrio, es imprescindible una pizzería. Quien llegue hasta Donado al 1850 podrá comprobar que todas las materias primas que usan son frescas y la producción es diaria. Se destaca la pizza Filippa con jamón crudo español. Pero también, y tomado de un viaje por el Trastevere en Roma, también sorprende un plato de penne rigati con salmón. Aunque también de entrada se pasa la burrata servida con un buen crudo español.
El DoHo, con más opciones
Pintada totalmente de negro, la esquina de Donado y Sucre tiene el restaurante Ache Delugo también como punto destacado. Una carta tradicional, con una vuelta a la cocina moderna, se convirtió en un clásico del barrio. Además ofrece la posibilidad de comida para llevar, una buena oportunidad con la demanda de los nuevos complejos edilicios.
Otro lugar elegido es la cervecería Gallo Negro. Las especialidades del lugar: las tapas, los tragos y las cervezas. Una propuesta sobre la base de un espacio integrado a las veredas de Donado al 1800, un lugar con mesas compartidas y una barra que permite que sea parada obligada por las tardes y noches. Finalmente, en Donado 1901, se erige Café Urbano con una cuidada propuesta con una pastelería de elaboración artesanal.
En todos los casos, sea para propios o circunstanciales, el flamante barrio Parque Donado Holmberg, construido sobre los terrenos de lo que alguna vez se pensó como la AU3, ya brilla y su oferta de bares y restaurantes no para de crecer y sorprender.
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