Hoy en día, internet es, para muchos, una herramienta casi indispensable para trabajar, relacionarse con otros y hasta planificar distintos tipos de actividades.
En su justa medida, su uso es positivo, ya que se utiliza como un medio para facilitar y hacer mucho más llevaderos distintos aspectos de la vida cotidiana. Sin embargo, están aquellos que no pueden vivir sin las redes sociales. Tal es la adicción que llegan a modificar muchas situaciones, rutinas y hasta sus relaciones interpersonales.
Facebook, Twitter, Instagram y Snapchat se han convertido en la obsesión de muchos. Se transformaron en una especie de vidriera en la que se muestra solo una parte de lo que realmente sucede.
Nora Leal Marchena, médica psiquiatra, explicó a Infobae que la mayoría de la gente usa las redes sociales porque estas permiten expresar distintas versiones idealizadas de uno mismo. No obstante, muchas no son ciertas sino mentirosas y hasta están los que se ocultan bajo el anonimato: un ejemplo muy común son los "trolls" o personas que bajo otra identidad comentan estados, fotos o videos.
"Es frecuente publicar fotos de épocas en que eran más jóvenes, muy producidas o retocadas, también están los que ponen fotos de otras personas lindas y jóvenes. Quien tenga baja autoestima puede dar rienda suelta a sus deseos y fantasías mucho más fácil a través de las redes, ya que no hay que poner la cara para afrontar las mentiras y resulta mucho más fácil que hacerlo personalmente", dijo la experta.
Esconder lo negativo y mostrar el éxito ha producido un descenso en la valoración que se tienen a sí mismos aquellos que están con problemas o que consideran que a los otros les va mejor. Lejos de sentirse acompañados, perciben mucho más el aislamiento y la diferencia porque se comparan con ese espejo y siempre se sienten perdedores.
Según la psicóloga Adriana Guraieb, la problemática es que quedan enceguecidos por la vida del otro en lugar de conseguir optimizar la propia. También está la ilusión de que se van a encontrar todos los resultados esperados en cuanto a las inseguridades que se tienen y finalmente eso no resulta así.
"Las razones por las cuales un usuario muestra una vida feliz, cuando a veces no la tiene, responde a muchas motivaciones. Entre ellas podemos destacar la necesidad de aprobación, algo esencial en los seres humanos, ya que es casi natural querer que nos acepten. También nos encontramos con la necesidad de pertenencia, porque deseamos que nos incluyan dentro de un determinado circuito social o profesional ", aseguró a este medio Guraieb.
Y agregó: "Hay una necesidad de obtener cierto estatus y convencer a los demás de que se tiene una posición económica o de liderazgo que se pueda asociar al éxito y la prosperidad. Por supuesto, existe el afán de prestigio, las ganas de ser importante y de sobresalir; en otras palabras, se tratan de satisfacer todas nuestras necesidades narcisistas".
Es fundamental reconducir, si es que existe, ese exceso de conducta patológica y tratar en lo posible de aspirar a un comportamiento más adecuado. Si esa persona no puede hacerlo de manera autónoma, es importante que consulte con un especialista porque puede suceder que no identifique que eso es un problema.
Consejos para no convertirse en adicto de las redes:
1- No hacer de ninguna red social una página de inicio
2- Tratar de no estar pendiente del perfil de los demás
3- No actualizar permanentemente las redes sociales con fotos y/ o videos
4- Hacer un "paréntesis" y no consultar a las redes sociales
5- No quitar de la rutina horas al sueño, distracciones, salidas o deporte.
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