El cerebro es una fuente inagotable de imaginación. Crea escenarios e historias, posibles e imposibles. Incluso, ante una situación de la vida cotidiana donde la persona no cuenta con toda la información, es capaz de imaginar motivos y especulaciones, tanto así que ata cabos sueltos y crea un panorama que probablemente no sea el real.
Una de las características principales del cerebro humano consiste en su capacidad para hilar historias. La neuroanatomista estadounidense Jill Taylor denomina a esta función como "el Cuentacuentos". Según explica, "el Cuentacuentos del centro del lenguaje de la mente está específicamente diseñado para entender el mundo exterior basándose en mínimas cantidades de información.
"Funciona tomando los detalles que tiene para trabajar y después los teje en forma de una historia", aseguró en diálogo con Infobae la psicóloga y escritora Celia Antonini. "Lo más impresionante es que nuestro cerebro es magnífico en su capacidad de inventar cosas y llenar los huecos cuando hay vacíos en sus datos".
Durante su proceso de generar una línea argumental, la mente es todo un genio en su capacidad de fabricar guiones alternativos. "Y si se trata de un tema que verdaderamente nos apasiona, para bien o para mal, es particularmente propenso a conectarse a esos circuitos de emoción y agotar todas las posibilidades de 'lo que pasaría si…' y así el cerebro comienza a tener ciento de alternativas con las que llena los espacios vacíos", reveló la especialista.
"Nuestra actividad mental es continua, tanto si pensamos en temas conducentes como si estamos haciendo trabajar a nuestro Cuentacuentos en la producción de historias. Estamos pensando desde el momento en que nos despertamos en la mañana hasta que el sueño nos vence".
Por eso hay que tener cuidado con nuestro Cuentacuentos, advirtió Antonini, porque gran parte de las dificultades que tenemos están basadas en tejer historias y sacar conclusiones fundadas en datos insuficientes: "La tendencia a rellenar los huecos que aparecen en nuestros pensamientos es constante".
Tendemos a contestarnos las preguntas aún cuando no tenemos las respuestas. "A la pregunta ¿qué le habrá pasado a Alicia que no vino a trabajar hoy?, le damos una respuesta, aunque no tengamos la información cierta del motivo de su ausencia. Nuestras suposiciones pueden llegan a convertirse en hechos ciertos, simplemente por haberles otorgado el crédito", afirmó.
"El Cuentacuentos se dispara fácilmente. Tenemos que estar atentos a nuestra producción mental ya que ésta puede modificar, interferir o distorsionar no solo nuestros pensamientos, sino también nuestras emociones".
Las historias que nos hacemos tienen vital importancia a la hora de cuidar nuestra salud mental. "La manera en que nos sentimos está muy relacionada a los cuentos que nos contamos", concluyó.
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