A ella justamente no le gustan las etiquetas para definir a las personas, pero no se puede soslayar que Concepción Cochrane Blaquier es una joven de cuna de oro: se crió y pertenece a la alta sociedad argentina. Pero a ella eso nunca le importó y sobre todo nunca la limitó.
Desde la adolescencia Concepción tuvo debilidad por el diseño y la moda. La consideraron como la embajadora argentina del jet set europeo. Su vida es sin dudas envidiable, y transcurre entre Buenos Aires, Nueva York, París, Londres y Milán. Ahora disfruta del alto verano en Punta del Este, para ser la anfitriona de eventos glam y recibir con estilo a los veraneantes top.
Es que ella es una influencer con todas las letras. Excéntrica y divertida, sabe jugar con su imagen para captar la atención de un público sediento de tendencias locales e internacionales. Así lo reafirman los más de 38 mil seguidores que tiene en Instagram (@byconcepcion). Hija del brasileño Lair Cochrane y de Dolores Blaquier, Concepción recorre el mundo junto a sus amigos celebrities. No está de novia, ni tiene hijos: vive su independencia con libertad y sin ataduras.
Y la moda es el centro de su esencia. No sólo inspira a miles de personas en las redes, sino que también colaboró con varias marcas en colecciones cápsula. Llegó espléndida a la entrevista con Infobae. Ingresó al local de diseño Gorsh en pleno barrio porteño de Palermo Hollywood con unos tacos de 15 centímetros y anteojos negros. Súper carismática arrancó, "prefiero llegar tarde a un lugar antes que llegar desarreglada".
Vos sos súper excéntrica en la moda. ¿Cómo surgió esta pasión, las ganas de explorar los estilos y lookearte hasta lucir "plumas" en la cabeza como un indio sioux?
-Nosotros somos una familia muy grande y hay muchas mujeres. Mi abuela y mi mamá siempre fueron muy pioneras y de ponerse lo que se les ocurre. Nace de ahí. Yo estaba en el campo, encontraba baúles y me pasaba el día entero entre polillas disfrazándome. Me mandé a hacer desde el uniforme de colegio de chiquita. Yo no tengo el raye de salir a comprar al shopping y qué se yo prefiero mucho más volar, y decir: "Ay, quiero mandarme a hacer una capa".
¿Lo que usás lo diseñás y hacés vos? ¿Sale de tu cabeza?
-La mayoría de las cosas sí. Obviamente las remeras, los jeans, los básicos no.
Antes de comenzar la entrevista me decías que tenías que ir a la calle Alsina a ver unas telas. ¿En qué andas pensando?
-Sí, arranca el año y estamos corriendo. Estoy haciendo un vestido para arrancar el año, es como un vestido de novia. Quiero que mi vestido tenga todo lo que yo quiero tener en el año: trabajo, abundancia, amor, color, de todo.
Además hago ropa para distintas clientas, desde un vestido de novia, hasta un pijama o un disfraz para un niño. También ropa para trabajar, sacos, camisas, lo que quieran.
¿Pensás en un futuro no tan lejano en tener tu propia marca más masiva, en vez de tener clientes sueltos?
-Me encanta, lo vengo pateando pero sí…
¿Y por qué lo pateás?
-Porque en realidad yo soy creativa y me falta la pata comercial. Yo voy, lo ideo, hago, compro las telas, lo realizo, pero después me preguntas números y me baja la presión. Igualmente, por eso hago tantas cápsulas con las marcas, me subo a la estructura de ellos y llevo mi creatividad. Está muy de moda hacer alianzas entre grandes compañías y diseñadores.
También se conoce un costado tuyo en el que se te ve amiga de gran parte de la realeza de Mónaco, sobre todo de la nueva generación, Pierre y Andrea Casiraghi. ¿Cómo vivís esas relaciones?
-Son amigos, siempre me preguntan, y es gente igual a cualquier otro ser humano de carne y hueso.
Pero no son personajes fáciles de conocer. ¿Cómo llega uno a salir con los Casiraghi?
-En una época de niña vivía en Europa. Cuando terminé el colegio empezamos a ser amigos. Aparte mis padres también tienen una vida mundana. Mi papá es brasileño y hay muchos conocidos que son hijos de los exiliados en Europa. Hay mucha naturalidad, y es lo que me tocó.
¿Cómo te llevás con las redes sociales? Te sigue mucha gente, y eso tiene el costado negativo de los que agreden desde el anonimato…
-Instagram es lo que más me divierte. A mí me gusta mucho el tema visual. Soy como Warhol que decía: "Yo no leo, yo miro fotos". Me encanta estar contando la vida en colores. Twitter ya no tanto, la gente ataca mucho y a mí no me gusta. Yo soy muy positiva y no me gusta la negatividad, soy bastante sensible.
¿Te afecta cuando leés comentarios de gente que tira mala onda ?
-Twitter no lo leo. Y los comentarios negativos los borro. ¿Para qué leerlos? Andá a seguir a otro. Está bueno tirar buena onda. Lo que uno tira, lo recibe. Yo creo mucho en la energía y en la ley de la atracción y en el pensamiento positivo.
Estás todo el tiempo de acá para allá, viajás mucho a Europa, Estados Unidos…
-No puedo parar. A veces es agotador, vengo de otra vida de haber sido piloto o pájaro, yo que sé (risas), pero no puedo parar. Además viajo con mucho peso, como si fuera en el Titanic. Viajo con amigos, pero vuelo sola porque prefiero que nadie me moleste. Cada loco con su tema. Nadie me dice "sos esclava de tu ropa". Todo lo que gano lo invierto en mis viajes, me encanta conocer nuevos lugares, colores, sabores. Me mantiene viva.
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