Cachorros o perros adultos. Adopción y segunda oportunidad a aquellos animales que se encuentran en situación de calle. Todas estas alternativas son totalmente válidas para aquellos que quieren incluir como nuevo integrante a un perro dentro de la familia. Este acto de amor no solo cambia la vida de las mascotas sino también de las personas.
Detrás de ese gesto, hay responsabilidades que no pueden dejar de cumplirse una vez tomada la decisión. Encargarse de que tengan una buena alimentación, hagan ejercicio diario, sean estimulados a través del juego y reciban la atención periódica de un veterinario son algunos de los deberes a cumplir.
Están quienes prefieren a los animales más pequeños porque quieren conocer su carácter hasta en el más mínimo detalle, pero también están los que deciden darle una segunda oportunidad a los animales más viejos o que han sufrido maltratos de todo tipo a lo largo de su vida.
Según explicó a Infobae la etóloga Silvia Vai, en ambos casos, las protectoras tienen en cuenta de manera excluyente quiénes son los adoptantes. Por lo general el procedimiento incluye una entrevista previa en la cual se conoce al interesado y posteriormente, salvo excepciones en las cuáles el interés no sea genuino.
Hay que tener en cuenta que la mascota necesitará tiempo por parte de su nuevo dueño
Una vez que el perro está en el hogar, se realiza un seguimiento que puede incluir visitas al domicilio para controlar el estado del animal. Sin embargo, existen algunos casos en que es necesario recuperarlo para evitar futuros problemas.
El período de adaptación dependerá de la edad y del pasado que tenga la mascota adoptada. No es lo mismo si convivió con gente que le brindó todos los cuidados o si estuvo en situación de calle. Los más pequeños se adaptarán más rápido pero se necesitarán más tiempo para ser educados.
Si son más grandes y poseen un comportamiento equilibrado, la aclimatación se dará de igual manera, aseguró la etóloga. No obstante, los que provengan de refugio o tengan malos comportamientos tendrán un poco más de dificultades, pero lo lograrán.
Vai afirmó que hay que saber que el comportamiento dependerá en gran medida del ambiente que lo rodea desde su gestación y período de aprendizaje, hasta el tipo de estimulación que reciba.
"Es un animal inteligente que día a día va conociendo lo que necesario para sobrevivir y pasar el tiempo lo mejor posible. Esto lo puede lograr asociando la respuesta positiva o negativa a lo que está realizando, por curiosidad, observando a otros ejecutar determinadas conductas, por prueba y error, por ejemplo".
"Es divertido tener un compañero de juego para los niños, alguien con quien dormir abrazado, que brinde protección o que nos espere todos los días cuando volvemos a casa. Pero lo fundamental es recordar que es un ser vivo que tiene sus propias necesidades, entre ellas compartir tiempo con quien lo tiene a su cargo para aprender lo que precisa y corregir aquello que molesta", detalló.
Lamentablemente, son muchos los que los que olvidan en un cofre de recuerdos lo más importante: que no son objetos sino seres vivos. Hay bastantes casos en los que son tomados como juguetes y no como mascotas. "En ocasiones, debe acomodarse a la ruptura de parejas, con pérdida de compañeros y de territorio; a la tenencia compartida donde cada uno de sus tutores le impone tiempos y reglas propia o a las familias ensambladas", expresó Vai.
"Además de que se incorporan nuevos individuos al hogar, también suelen llegar otros animales, de su misma especie y podrá llevarse bien o mal, situación que puede generarle ansiedad. También puede pasar que viva en un departamento de tamaño chico y eso le imposibilita tener acceso a un espacio propio para alejarse y no ser molestado", agregó.
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