Una de cada tres mujeres y niñas experimenta episodios de violencia a lo largo de su vida. Son demasiadas. Ocurre en todos los países y dentro de todas las sociedades. Sucede en los hogares, las escuelas, las calles, en el trabajo, en internet y en campamentos de personas refugiadas. En contextos de guerra e, incluso, en periodos de paz. Con demasiada frecuencia, se naturalizan estos episodios y no reciben el castigo que merecen.
Cada 25 de noviembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La fecha fue establecida en 1981 en Colombia, durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Allí se decidió homenajear la memoria de las hermanas Mirabal, conocidas también como Mariposas. Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, activistas políticas, quienes fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por órdenes del dictador Rafael Trujillo.
Este año, las campañas tienen lugar en el marco de una protesta sin precedentes, en la que millones de personas se movilizaron mediante el hashtag #MeToo (#YoTambién) para denunciar la magnitud del acoso sexual y de otras formas de violencia que las mujeres sufren todos los días en todas partes del mundo.
Sólo en la Argentina muere una mujer cada 30 horas por violencia de género
Así, hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, la campaña 16 Días de activismo contra la violencia de género es una oportunidad para impulsar acciones que pongan fin a la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo. La campaña internacional se originó desde el Women's Global Leadership Institute con la coordinación del Center for Women's Global Leadership en 1991.
"Que nadie se quede atrás: Pongamos fin a la violencia contra las mujeres y niñas". Con ese lema, desde ONU Mujeres, la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, se unieron a la iniciativa global con su campaña ÚNETE, haciéndose eco del principio fundamental de la transformadora Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El lema de este año "refuerza el compromiso de un mundo sin violencia para todas las mujeres y las niñas, al tiempo que se ocupa en primer lugar de las personas más marginadas y desatendidas, entre otras, las personas refugiadas, migrantes, las minorías, los pueblos indígenas y las poblaciones afectadas por el conflicto y los desastres naturales", tal como reza la web del organismo.
Al igual que en años anteriores, el color naranja será el elemento clave unificador de todas las actividades, y los edificios y lugares emblemáticos se iluminarán y decorarán con este color para atraer la atención mundial hacia la cuestión de la violencia contra las mujeres y las niñas.
Y dado que romper el silencio es el primer paso para transformar la cultura de la violencia de género, desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzaron la campaña "Un minuto de no silencio: que la violencia de género deje de ser parte de nuestra cultura".
La Ciudad, que cuenta con la línea 144 de asesoramiento y atención a las mujeres víctimas de violencia, produjo la iniciativa para vía pública y redes sociales de prevención y concientización en la cual se hace hincapié en aquellas frases de uso común y extendido en la sociedad que contienen una fuerte carga sexista y de violencia contra las mujeres.
"Vive de mal humor, necesita un novio"; "Y, pero mirá cómo estaba vestida", o "Les pasó porque estaban solas", son algunas de las que se destacan en los afiches como formas de violencia de género que lamentablemente se encuentran muy extendidas en lo cotidiano. De ahí que la campaña apunta a no naturalizar estas expresiones y, por el contrario, a hacer visible su contenido violento para poder producir el cambio cultural necesario para erradicar el flagelo de la violencia de género.
"Lamentablemente la violencia de género está muy arraigada en nuestra cultura, y es por eso que se impone que todas las personas puedan hacer consciente y visibilizar esta problemática que año a año mata a una mujer cada 30 horas en nuestro país", manifestó la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat de la ciudad, Guadalupe Tagliaferri, quien consideró que "campañas como estas demuestran que la prevención, la no naturalización y la detección temprana de situaciones de violencia son fundamentales para erradicar este flagelo que nos atraviesa y nos duele como sociedad".
La Ciudad cuenta con once Centros Integrales de la Mujer (CIM), que brindan asistencia psicológica individual y grupal, asesoramiento legal y patrocinio jurídico gratuito; refugios de domicilio reservado y casas de medio camino; botones antipánico y tobilleras Mujeres Seguras.
El Obelisco, el Puente de la Mujer, la Floralis Genérica, el Monumento de los Españoles, la Pirámide de Mayo, la Torre Monumental y la Usina del Arte se iluminarán hoy de color naranja para acompañar la iniciativa de ONU Mujeres.
#NoEsSuCulpa, en tanto, es la iniciativa que propusieron desde la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), junto con la agencia creativa Tribal Worldwide, en la que la idea de que "las víctimas no son culpables" es protagonista.
"Qué esperaba a la madrugada después de una fiesta…que la pase a buscar la carroza??"; "Por estúpida, debió dejarlo en el primer golpe"; "Salen en minifalda mostrando todo…y se quejan que le digan algo". Las frases son comentarios reales publicados en diferentes medios y redes sociales y se usan habitualmente para culpar a las mujeres de provocar las situaciones de violencia de las que fueron víctimas. Y de ellas se hicieron eco en FEIM para denunciar este tipo de argumentos machistas que persisten en el sentido común y pedir revisar actitudes cotidianas que generan una segunda violencia: la revictimización.
La iniciativa busca llamar la atención sobre los prejuicios en torno a las mujeres afectadas por la violencia y focaliza en el daño real que provocan las agresiones digitales de las que son blanco las mujeres a través de Internet.
La gráfica de la campaña muestra a cuatro mujeres que fueron víctimas de diferentes formas de violencia: acoso laboral, violencia doméstica, acoso callejero y violencia sexual. Las mujeres fueron fotografiadas al estilo de una identificación policial y cada una sostiene en sus manos un cartel con su acusación social: un comentario revictimizador.
Una serie de argumentos machistas como ‘debió dejarlo en el primer golpe’ generan una segunda violencia: la revictimización
"A las mujeres que fueron víctimas de violencia, tanto en ámbito público como privado, se las investiga tanto o más que a los agresores, deben demostrar su inocencia. Se las cuestiona por su forma de vida o de vestir, se las desestima si son jóvenes y más aún si son pobres. Ocurre en las redes sociales, en paneles mediáticos y también durante los procesos judiciales. Son así nuevamente violentadas y esa revictimización crea un entorno de impunidad hacia los agresores, justifica la violencia y permite que continúe", analizó Mabel Bianco, presidenta de FEIM.
Y remarcó: "Es urgente desarmar estas argumentaciones que justifican y legitiman la violencia. Es tiempo de poner el foco en el agresor y sus cómplices, y en las acciones que debe hacer el Estado para la prevención. Para que haya #NiUnaMenos hay que dejar de culpar a las víctimas".
Finalmente, #ICouldHaveBeen, la campaña del grupo Kering (dueño de firmas como Gucci, Saint Laurent, Alexander McQueen o Balenciaga) contra la violencia de género busca generar la reflexión acerca de que cualquiera podría ser víctima o vivir una experiencia de violencia de género.
Con el fin de sensibilizar sobre esta problemática, el grupo lanzó su sexta campaña anual White Ribbon for Women. Su objetivo es tan evidente como difícil de conseguir: detener la violencia de género, especialmente entre los miembros de la Generación Z.
Se trata de reflejar que cualquiera, sea hombre o mujer, podría haber tenido la desgracia de ser la víctima. "Se trata de comprender que cualquiera podríamos haber sido esa una de cada tres -así lo explicó François-Henri Pinault, Chairman y CEO de Kering-. Nacer mujer no debería equivaler a un mayor riesgo de violencia. Pero, desafortunadamente, es el caso del mundo en el que vivimos. Todos podríamos haber nacido mujer, todos debemos tomar parte en esta lucha".
Algunas cifras para no perder de vista
– Se estima que el 35% de las mujeres de todo el mundo sufrieron violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental o violencia sexual por parte de una persona distinta a su compañero sentimental en algún momento de su vida.
– Las mujeres que sufrieron maltrato físico o sexual por parte de sus compañeros tienen más del doble de posibilidades de tener un aborto, casi el doble de posibilidades de sufrir depresión y, en algunas regiones, 1,5 veces más posibilidades de contraer el VIH, en comparación con las mujeres que no sufrieron violencia por parte de su compañero sentimental.
– Unos 120 millones de niñas de todo el mundo (algo más de 1 de cada 10) sufrieron el coito forzado u otro tipo de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas. Con diferencia, los agresores más habituales de la violencia sexual contra niñas son sus maridos o ex maridos, compañeros o novios.
– Se estima que 246 millones de niñas y niños sufren violencia relacionada con el entorno escolar cada año, y una de cada cuatro niñas afirma que nunca se ha sentido segura utilizando los aseos escolares, según indica una encuesta a jóvenes realizada en cuatro regiones.
– Una de cada 10 mujeres de la Unión Europea declara haber sufrido ciberacoso desde la edad de los 15 años, lo que incluye haber recibido correos electrónicos o mensajes SMS no deseados, sexualmente explícitos y ofensivos, o bien intentos inapropiados y ofensivos en las redes sociales. El mayor riesgo afecta a las mujeres jóvenes de entre 18 y 29 años de edad.
– En un estudio realizado por la Unión Interparlamentaria en 39 países de cinco regiones, el 82% de las parlamentarias encuestadas declararon haber experimentado alguna forma de violencia psicológica durante su mandato. Definieron la violencia psicológica como los comentarios, gestos e imágenes de índole sexual, sexistas o humillantes que se hacen en su contra, o las amenazas y/o formas de acoso de las que pudieron ser objeto.
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