Nacieron en 1984, durante el transcurso de una década que marcó una bisagra en la vida de muchos que ahora son fanáticos de su "creación". Matt y Ross Duffer se criaron en una época distinguida, que -por una cuestión lógica de edad- no la vivieron como otros, pero que bastó para que quedase registrada en su mente. Un tiempo que los nutrió para desarrollar una de las series más exitosas del presente: Stranger Things.
En abril de 2015 se anunció el inminente estreno de un proyecto televisivo que combinaba misterio, secretismo, conspiración, que reunía la existencia de una realidad alternativa, monstruos, una agencia gubernamental inescrupulosa y una niña con poderes telequinéticos. Toda enmarcado en una narrativa ambientada en los años ochenta.
El devenir del proyecto es historia conocida: un rotundo éxito que superó cualquier expectativa. Y un antes y un después para este par de obsesionados por el séptimo arte.
Desde la confirmación oficial de la popular serie la vida de los gemelos Duffer cambió por competo. A partir de allí comenzaron a construir una popularidad que se condice con la que acaparó el programa. A los 33 años, hoy son señalados como dos de los guionistas y directores más promisorios de la industria. Un reconocimiento que se traduce en una cosecha de elogios y admiración que arriban de todas partes del globo.
La historia de los hermanos Duffer comienza, paradójicamente, de manera extraña. Es que, curiosamente, no están seguros de si son gemelos o mellizos. Matt explicó que nunca se hicieron las pruebas médicas, y la familia simplemente asumió que los niños eran idénticos porque se veían muy similares. "Pero en realidad no tenemos la confirmación, y estamos demasiado asustados como para obtener una prueba ahora porque descubrir que no somos idénticos realmente podría arruinarnos psicológicamente", confesó a Vulture.
Más allá de las similitudes de características físicas, también comparten hobbies y gustos. En concreto, la pasión por el mundo del cine y la televisión. Un sentimiento que se les despertó desde muy pequeños. O quizá ya lo traen desde la cuna, si de hecho durante la infancia optaban por dedicar el tiempo mayormente a ello, dejando de asistir a campamentos de verano y rechazando encuentros con amigos.
Su primera "película" la desarrollaron cuando cursaban cuarto grado de la primaria. Fue un ensayo realizado con la cámara casera de sus padres. Cuentan que el trabajo en conjunto nunca fue un inconveniente. Al contrario, actualmente se complementan para estar siempre uno atento a la imágenes y la cámara, mientras otro se centra en la actuación.
Concluido el período escolar, se mudaron a California para estudiar en la Universidad de Chapman. Durante la etapa de formación escribieron y rodaron varios cortos, generalmente encuadrados dentro del género de terror. Por uno de ellos (We all fall down), recibieron varios premios.
El debut como directores llegó en 2011, con Hidden, una película de terror protagonizada por Alexander Skarsgaard y Andrea Riseborough, que Warner Bros. Pictures compró para estrenar en el mercado cuatro años luego. Aquel trabajo interesó al director M. Night Shyamalan (Sexto sentido, Señales), que los eligió para que sean los guionistas de la serie Wayward Pines, de la cadena Fox. Allí, adquirieron la experiencia necesaria para hacer televisión y comenzar a pergeñar Stranger Things.
Ambos señalan a Steven Spielberg, John Carpenter y Stephen King como sus referentes. Revelan que, entre cintas VHS y libros, ellos fueron su inspiración para ir tras vivencias que rompan con la rutina ordinaria.
"Éramos niños bastante corrientes y cuando vimos sus películas y leímos sus libros, nos hizo sentir que nuestras vidas bastante normales tenían el potencial de aventura. Tal vez mañana encontraríamos un mapa del tesoro en el ático, o tal vez uno de nosotros desaparecería en la pantalla del televisor, o tal vez había un payaso en la alcantarilla que estaba en la calle. La sensación fue poderosa e inspiradora. No había nada mejor", coincidieron.
Ese sentimiento lo transmitieron en la concepción del piloto del programa. La fórmula fue elegir exponentes que sintetizaron tan perfectamente el espíritu ochentoso. Reciclaron íconos que representaron fidedignamente el momento. Componentes que rinden tributo al cine y la cultura popular estadounidense de la época. Y a pesar de ser muy poco promocionada antes del inicio, la respuesta del público fue contundente: en pocas semanas se convirtió en un fenómeno que parece imparable.
Encendiendo la nostalgia, incitando el miedo e instigando la diversión nuevamente con el estreno de la segunda temporada, Stranger Things volvió a poner su nombre en el centro de atención. Las luces de Hollywood los iluminan. Y la cosecha de alabanzas -de colegas, de analistas, del espectador- se viene repitiendo tal como sucedió el año pasado.
Ahora, por el momento se centran exclusivamente en trabajar en la continuidad de la historia. Piensan extenderla hasta al menos por cuatro o cinco temporadas. Igualmente, a futuro tienen otros proyectos por delante. Principalmente, películas de ciencia ficción orientadas para un público más adulto. Entre ellas, tal vez algún otro éxito "tapado". Quién sabe las cosas extrañas que tienen guardadas.
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