Edgardo y Eugenia son pareja convencional de clase media. Sus ojos se iluminan al ver el rostro de una beba, quien, a su vez, les devuelve una sonrisa. Una sonrisa que genera vida, luz, en cada rincón de este hogar especial.
A simple viste, no hay nada muy diferente a una familia típica, con adolescentes que entran y salen con libertad y en búsqueda de su propio camino de vida. Sin embargo, este un núcleo familiar -que irradia amor, cuidado y contención- es el escenario de lo que se conoce como familia de acogimiento, cuyo primer aporte resulta vital para el bienestar emocional de niños abandonados que esperan una familia adoptiva definitiva.
Durante muchísimos años estos niños esperaban el vínculo definitivo a través de los orfanatos, donde esperaban durante largos períodos a una familia. Hoy el Programa de Acogimiento Familiar (PAF) se encuentra cada vez más fuerte con el fin de preservar y brindar tanto asistencia como cuidado a niños/as, que producto de la vulneración de sus derechos, deben ser separados de su grupo familiar de origen, integrándose transitoriamente a un grupo primario alternativo.
"Las familias de acogimiento no desean adoptar. Se ofrecen para cuidar y querer a los niños durante el período de tiempo que se necesite para definir, y abordar la estrategia de egreso, según sea el caso. Por el contrario, son portadoras de esa experiencia ante la familia de origen o la familia adoptante", aseguró a Gabriela Francinelli, directora General de Niñez y Adolescencia del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad a Infobae.
La familia actúa en la psiquis humana como el contacto social iniciático e incluso como el núcleo protector durante los primeros años de vida. Todo lo relacionado con estos pasos fundacionales en la vida es lo que forjará la personalidad y el desarrollo emocional de la persona adulta. En Argentina existen muchos casos silenciosos de abandonos de chicos, para los cuales el estado e instituciones varias buscan siempre la mejor alternativa. Actualmente son sólo ocho las familias inscritas en este proyecto, varias otras aún se encuentran en proceso de aprobación por parte del Gobierno de la Ciudad.
"Cuando crié a mis hijos, no tenía ningún soporte de ayuda, me costaba llevarlos al médico, trabajar o mantener mi vida social. Lo que tiene de bueno el programa es que las familias siempre están acompañadas. Necesitas sacar un turno y te ayuda, siempre uno se siente acompañado, todos trabajamos en conjunto para el bienestar y seguridad del bebé como una gran familia", aseguró Eugenia, miembro inscrito y activo de (PAF).
Esta típica familia en algún momento se planteó la idea de adoptar, pero se toparon con opiniones encontradas, postergaron el proyecto y decidieron colaborar en comedores y fundaciones varias en pos del bienestar de niños en situación de vulnerabilidad. Un día se enteraron del el programa y, con el mismo miedo e inseguridad de cualquier pareja, decidieron ser parte de este hermoso proceso de cuidado y contención.
"Yo ya tengo dos hijas y con mis 58 años no quiero ser un papá de 75 años de una adolescente de 15, siento que no lo voy a poder manejar. Realmente uno con la edad tiene limitaciones que cuando crié a mis hijos, no tenía. El acogimiento no es una opción por tener una cuenta pendiente, sino que se trata de un proyecto distinto y realmente hermoso de transitar", aseguró a Edgardo, miembro activo del Programa de Acogimiento Familiar (PAF) a Infobae.
Hoy ya son parte de la "familia" de cuatros bebés que pasaron algunos meses por el pequeño y acogedor cuarto decorado con colores, juegos y peluches; lugar donde reciben y entregan continuamente a los bebés asignados.
Muchos de estos chicos se encuentran en una ventana de custodia, en algunos casos por abandono en hospitales o en alguna consulta médica. Estas familias funcionan como un núcleo de contención hasta que se complete su situación legal con el fin de brindarles un ambiente familiar cálido y estable que necesitan.
"Psicológicamente la familia tiene que estar capacitada y siempre tener en claro el concepto de despego inmediato del niño. Muchos profesionales en psicología pueden ayudar en este proceso. En caso de chicos más grandes el trabajo es más intenso e incluso debe estar mayormente regulado por profesionales para evitar que el desvínculo afecte su libre desarrollo y su emotividad", aseguró a Infobae la psicóloga y escritora Beatriz Goldberg.
El tiempo de permanencia en los hogares rondan los seis meses, dependiendo cada caso particular pero, generalmente, es este período en el que se resuelve la situación de los menores de entre 0 a 3 años de edad. Psicólogos y trabajadores sociales interactúan junto a la familia asignada para lograr un trabajo de adaptación y desvinculación propicio para todas las partes involucradas en el proceso. Algunos de los requisitos básicos para la inscripción son residir en la Ciudad de Buenos Aires, no poseer antecedentes penales, deuda alimentaria, como tampoco estar inscrito en el Registro Único de Aspirantes a Guarda Adoptiva.
"Siempre llega el momento más temido, ese momento en que ingresan por la puerta los papás adoptivos. Sin dudas es algo mágico y siempre ocurre en este mismo cuarto donde se gesta esa primera relación. Realmente ser parte de ese proceso es sin dudas una de las experiencias más lindas que se puede vivir", resaltó Eugenia.
Si dudas se trata de uno de los roles más duros pero comprometidos que un ser humano puede desarrollar. Avalar por el bienestar y seguridad de los bebés en proceso de adopción para muchos de estos "padres de tránsito" es una experiencia que sin dudas recomiendan con fervor y alegría, lejos de lo que el común denominador piensa de un proceso casi imposible de transitar.
"Aquellas personas que dudan les diría que se animen ya que uno da mucho en este proceso pero lo que recibís es realmente mayor. Se agranda la familia de una manera impresionante ya que nosotros ya somos parte del núcleo familiar de otros papás", agregó Edgardo.
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