Rapero, productor y hombre de negocios: la acelerada vida de la celebridad más rentable del mundo

Sean Diddy Combs es, antes que nada, muchas cosas. De sus adjetivos y sus profesiones, multifacético es un concepto que mejor lo delinea. Es Sean John Combs, es Diddy, es P. Diddy, es Puff Daddy, es Puffy, es Niddy, es Faun John. Es el rey del hip hop de los años noventa, es la celebridad mejor paga de 2017 según Forbes, es ex pareja de Jennifer Lopez, es hijo de una modelo y de un traficante de drogas, es padre de seis. Es rapero, coreógrafo, actor, productor musical, empresario y hombre de negocios. Su vida, además de trepidante, es meteórica.

A los doce años entregaba diarios en el barrio Mount Vernon, Nueva York, cerca de Harlem, donde nació el 4 de noviembre de 1969. Dijo que tenía muchos clientes mayores y que siempre dejaba el diario en el espacio que cabe entre la puerta principal y la puerta mosquitero. "Ese cuidado me hizo diferente, me hizo ser el mejor repartidor de diarios. Desde entonces, comprendí que si le doy lo mejor a mis clientes y si presto un servicio diferente obtendré la devolución de mi trabajo". La frase es una declaración de principios, una referencia, un lema, un mantra en su carrera. "Ya sea en música, ropa o vodka", corrigió.

Porque Sean Combs ramificó sus sentidos, valiéndose del peculiar don del olfato, del descubrimiento de precoces talentos. Penetró en la industria discográfica en 1993, tras escalar de manera frenética en el sello Uptown Records, donde comenzó como pasante y ascendió al puesto de vicepresidente. Su propia compañía de producción es Bad Boy Entertainment, desde donde grabó a Notorious B.I.G., Craig Mack, Faith Evans, 112 y Total, entre otras figuras destacadas del hip hop y el rap. Tres años después fue nombrado compositor del año de ASCAP. Para 1997, su firma había vendido casi cien millones de dólares en grabaciones. En aquel año grabó el homenaje a su amigo asesinado Biggie Smalls denominado "I'll be Missing You", corte que encabezó la lista de singles de Billboard durante once semanas y lanzó su primer álbum, No Way Out (1997), a la categoría platino.

Produjo música para Mariah Carey y Beyoncé. Entrevistó a Barack Obama para la MTV cuando empezaba su campaña para ser senador en Illinois en 2004. Su discografía se divide de acuerdo a su denominación: Puff Daddy, P. Daddy, Diddy y Diddy-Dirty Money. Ganó cuatro premios Grammy. Su relación con la música había decretado sus fronteras, no así su sed comercial, su vocación y voracidad financiera. Invirtió en la moda y en las bebidas. Se convirtió en un empresario multirubro: creó el Ciroc Vodka, el agua Aquahydrate, el tequila DeLeon, su línea de ropa Sean John y es accionista de Revolt TV.

Su éxito fue fortuna y su fortuna le rubricó su puesto destacado en los rankings Forbes. Por séptimo año consecutivo es el rapero más rico del mundo y el músico más rico de Estados Unidos con 820 millones de dólares. Es la celebridad que más ingresos percibió entre el 1 de junio del 2016 y el 1 de junio del 2017: 130 millones de dólares, por delante de Beyoncé, J.K. Rowling, Drake y Cristiano Ronaldo. Contribuyeron en sus ganancias la gira Diddy Bad Boy Family Reunion Tour, su inversión en el Ciroc Vodka y la venta de dólares de un tercio de su línea de ropa Sean John por 70 millones de dólares. Y es el único afroamericano que clasificó Forbes entre las cien mentes más brillantes del mundo de los negocios.

Dijo Sean Diddy Combs: "Todos mis negocios están relacionados. Pertenecerán a distintas categorías o industrias, pero sigo en el 'negocio de la audiencia'. Mi misión es siempre la misma: crear grandes experiencias para el público. Hacer sus vidas un poco más divertidas, un poco más emocionantes". Su vida es, por cierto, emocionante. A los cinco años su padre, Melvin Combs, socio de Frank Lucas, traficante de drogas de Nueva York, fue asesinado a balazos a sus 33 años mientras esperaba en su auto en el Central Park West. Fue criado por su madre Janice. Vendió diarios, "limonadas", limpió baños. Hoy, a los 47 años, quiere comprar toda la liga NFL, la competición de fútbol americano de los Estados Unidos. Dijo, en su cuenta de Twitter, que desea que "los jugadores tengan la libertad para protestar sin que nadie los demonice por sus creencias".

Su faraónica red de negocios y exposición oculta una propensión a los episodios legales. Diddy tiene más litigios que premios Grammy. En 1999, fue acusado de cuatro cargos de posesión ilegal de armas y un cargo de soborno luego de un mediático tiroteo en un club nocturno de Nueva York junto con su por entonces novia Jennifer Lopez. Reconoció luego haber atado a un ejecutivo musical con una silla y una botella de champagne, estuvo preso una noche por atacar al entrenador de fútbol americano de su hijo y recientemente fue denunciado por su ex cocinera de acoso sexual, difamación, represalia laboral y estrés emocional intencionado por un ambiente de trabajo hostil. Y siempre fue criticado por los románticos purista del hip hop por denostar el sonido original y primitivo del underground.

Su carrera, ascendente, tiene los patrones comunes a la cronología de una celebridad histriónica. Parejas famosas, inconvenientes judiciales, premios, laureles y coronaciones envueltas en marketing y flashes, excesos de noche, ingresos y exposición y una niñez empañada por drogas, orfandad y trabajo infantil. A 47 años del nacimiento de un rapero devenido a empresario devenido a patrón de la industria del espectáculo.

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