Tini de Bucourt tuvo su gran comienzo en la moda a los 21 años. Modelo ícono de las pasarelas de los 70 y 80, compartió desfiles y publicidades con personalidades como Fabiana Araujo, Evelyn Scheidl, Teresa Calandra, Nequi Galotti, Mariana Arias, Ginette Reynal, entre exitosas colegas. Tini, las abandonó 17 años después, siguiendo su camino hacia la India, aunque confiesa que tiene los mejores recuerdos de aquellas épocas.
Vestida de túnica blanca con búlgaros fucsia, rosa y naranja -al igual que en la portada de su libro- Tini recibió a Infobae en una editorial del barrio porteño de Palermo, minutos previos a la presentación de "India Mía".
– ¿Cómo ves ahora en retrospectiva tu paso por la moda?
– Considero que amé mi profesión profundamente, me tocó una etapa increíble en la moda. Mis hermanas de la pasarela, como yo las llamo, son mujeres incondicionales con las que aún nos seguimos viendo. También me considero una muy buena artista de mi época de la moda. Junto a mis colegas fuimos muy icónicas. Nosotras éramos un grupo donde cada una tenía una impronta diferente. Hoy la siento muy lejana, la siendo ya como en otra vida.
– ¿Cuales fueron las ventajas y desventajas de ser una de las más solicitadas por las marcas y las pasarelas
– Como ventajas tenés acceso a conocer a personas increíbles, viajás, aprendés muchísimo de estética, aprendés a vestirte, a moverte, a maquillarte y también acceso a las cosas más lindas y espectaculares que suceden en la moda de un país. La desventaja es que entrás en un mundo de mucha fantasía al que se entra desde muy chica y al ser muy joven pensás que ese mundo es la vida real.
– ¿Cuál fue la decisión que te llevó a dejar la carrera del modelaje e inclinarte a la vida espiritual?
– No fue por ese lado, sino que yo me encontré con el gran amor de mi vida que por razones de trabajo se tuvo que ir, siendo designado a ir a India y me dijo: "¿Mi amor te quieres venir conmigo a la India?". Y así fue mi encuentro, pero si la gente piensa que me fui a India para buscar la espiritualidad profunda la voy a decepcionar un poco.
Su marido en aquel entonces fue enviado por trabajo a la India, y ella no lo dudó ni un segundo y lo siguió para hacer un proyecto de vida juntos del otro lado del mundo. Siete años fueron los que estuvo conviviendo en Asia adaptándose a la cultura hindú.
Sin comprender el idioma, religión, vestimenta y costumbres opuestas al occidente, preparó las valijas y emprendió un viaje que le cambiaría la vida. Tini fue sin ninguna expectativa, solamente a explorar día a día la India.
– Viviste 7 años en la India, ¿qué aprendiste durante tu vida allá?
– Aprendí a ser Tini, aprendí a darme cuenta de que era muy arrogante, que tenía un montón de prejuicios, que creía que como venía del Occidente la tenia re clara y no era así. Fue muy bueno irme ya que nadie me conocía y el anonimato es fantástico.
– ¿Cómo fue tu vuelta a Argentina, en qué te cambió y cómo pudiste ayudar a otros con tu experiencia?
– Me ayudó a profundizar lo que venía haciendo hace años que era mi trabajo con las mujeres. Hace 35 años que lo hago y el viaje me dió una visión más humana, mucho más real de lo que es la vida. Me ayudó en algo muy importante que quiero poner que es poner de moda a la vejez. También aprendí la jerarquía y el respeto que le tienen a las mujeres. Por todo esto tomé la decisión que quiero ser una vieja muy arrugada y enamorada de la vida.
– ¿Adaptaste a tu vida cotidiana algún ritual o una rutina que hacías en India?
– Sí, el silencio. Aprendí y es fundamental estar en silencio. Al principio meditaba mucho en India que cuando volví primero fui a vivir a Punta del Este y luego a Argentina e incorporé ese ritual, de meditar y tener mi espacio de silencio. La India te enseña y te conecta con el interior.
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