La neurociencia es una de esas disciplinas que, de un tiempo a esta parte, parecen poder aplicarse a todos los órdenes de la vida. Pero ¿qué pasó? ¿Se trata de una moda o efectivamente conocer el funcionamiento del cerebro influye en nuestra vida cotidiana?
"Cuando empecé mi tesis de doctorado, cuando uno quería saber qué pasaba en el cerebro de una persona había que esperar a que muriera. A partir de los años 70, las neurociencias avanzaron al punto de que hoy se puede ver qué hay en la cabeza de alguien sin necesidad de eso". Así comenzó a explicar el doctor en Biología Hernán Aldana Marcos el auge de la neurociencia.
Lo que hoy hace falta es un liderazgo más democrático
Y tras asegurar que "incluso antes se trabajaba con equipos muy costosos, que requerían meter a la persona en un resonador magnético", el decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Belgrano destacó que "hoy la tecnología es más accesible e incluso se puede analizar a las personas en movimiento, podemos saber qué pasa en el cerebro de alguien cuando baila o camina".
Sobre otro de los motivos que pudieron llevar a que hoy se hable del funcionamiento del cerebro en un modo más coloquial, Aldana Marcos analizó: "En los últimos años se extendió la expectativa de vida. Antes, mi abuela no iba al gimnasio y hoy se sabe que no hacer actividad física es malo; ahora estamos viviendo en una época en la que se tomó conciencia de que si no hacemos algo para potenciar nuestra mente envejecemos mal".
"Saber de neurociencia sirve para saber lo que nos pasa y entender al otro, saber cómo funciona el cerebro nos ayuda a entender", sentenció el especialista, que actuó de orador en una nueva edición de UPWARD Women Argentina.
Y ejemplificó: "Cuando yo estoy malhumorado, sé que tengo que cambiar la cara. Con solo cambiar la cara, salir a caminar, ponerme a bailar ya sé que me cambia el humor. Hoy hay un montón de cosas que nos aportan las neurociencias para que nos vaya mejor en la vida".
Consultado sobre cuáles son los requisitos que debe tener una mujer líder, consideró que "tiene que ser creativa y saber captar la atención de los que la rodean".
"La mujer es más creativa en cuanto al lenguaje, y es más expresiva de emociones y sentimientos positivos; no es más expresiva que el hombre, pero sí es más positiva", describió Aldana Marcos, al tiempo que reconoció que en tiempos en los que debe primar la igualdad no le gusta "hablar del cerebro femenino y masculino".
"Estamos en una época en la que el liderazgo fuerte, vertical, no está sirviendo y es por eso que creo que la mujer está empezando a tener posiciones de poder –opinó–. Lo que hace falta es un liderazgo más democrático".
El líder testosterónico no va más. Un líder del siglo XXI debe tener capacidad de empatía
A la hora de brindar las claves para captar la atención de un auditorio, el especialista priorizó "mirar a los ojos". "La manera más efectiva de saber qué le pasa a una persona es mirarla a la cara, y se trata de un elemento crucial para la buena comunicación".
"El líder testosterónico no va más. Un líder del siglo XXI debe tener capacidad de empatía, no imponerse desde el miedo", postuló Aldana Marcos en su presentación.
Asimismo, la inmediatez de plazos, el exceso de información, la sobreestimulación, el exceso de pantallas y la falta de curiosidad fueron algunos de los "males de la modernidad" que el doctor en Biología enumeró como las principales barreras que toda buena líder debe derribar.
"Quizás ahora la creatividad es más importante que antes para hacer la diferencia, entonces esos personajes que inhiben no sirven; hoy una empresa que no es creativa se muere. Antes servía el liderazgo vertical; hoy las empresas necesitan que la gente trabaje en grupo, que todos piensen y ayuden, y si tenés alguien que te oprime no vas a ser creativo, solo vas a cumplir órdenes", finalizó.
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