La obra vital de Madero Solidario: cuando la caridad no distingue estratos sociales

La ONG nació con un principio basal: ayudar a los que menos tienen. Además de donar ropa, alimentos y útiles, entregaron diez hornos industriales a comedores infantiles para que las familias puedan cocinar y vender sus productos. Los sueños de cambiar el mundo, sin importar las clases sociales

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Madero Solidario comenzó hace poco
Madero Solidario comenzó hace poco más de un año: realiza una campaña solidaria por mes y ya cuenta con ochenta voluntarios

"Suena un poco utópico pero buscamos un mundo mejor". Natalí Kliksberg es sobrina de Bernardo Kliksberg, un reconocido economista, sociólogo, contador y pensador argentino, valorado por sus trabajos sobre pobreza e exclusión. Sueña con la utopía de un mundo mejor y lo practica: ejerce su poder de cambio más allá de la pompa del discurso intelectual y pretencioso. Natalí fundó Madero Solidario, una organización no gubernamental sin fines de lucro.

Comparte su anhelo con 80 vecinos de Puerto Madero, la zona con los metros cuadrados más caros del país. Desde allí profesa sus valores. Y habla de lugares comunes para castigar la apatía: no quiso mirar para otro lado o quedarse de brazos cruzados. Decidió intervenir, involucrarse: "Sinceramente queremos hacer un cambio de corazón. Buscamos vivir en una sociedad más justa, más igualitaria, donde no hayan tantas diferencias, tanta desigualdad".

Superaron los prejuicios, abandonaron los estereotipos y escaparon de su zona de confort. Los integrantes de Madero Solidario realizan una campaña por mes: donan leche, alimentos no perecederos, útiles, ropa, juguetes. Pero sus labores no se completan solo con logística o la distribución de sus recursos: también se disfrazan, juegan, comparten, visitan, cocinan, enseñan, interactúan: "Nuestro lema consiste no solo en enviar las cosas, vamos, dedicamos nuestro tiempo, nuestra tarde, a compartir con esa familia, con esos chicos, a divertirnos, a jugar con ellos, a escuchar a las madres. Nos dimos cuenta que a veces solamente con brindarles un abrazo, un cariño, unas palabras de apoyo, un consejo, es igual o más útil que los materiales que les hemos llevado".

“Nos sentimos plenos. Sentimos que
“Nos sentimos plenos. Sentimos que se completa ese espacio vacío con el abrazo, con el amor, con la felicidad que recibimos”, dijo Natalí

La brecha es significativa e indudable. Pero también es superficial y está fundamentada en convenciones, arbitrariedades, preconceptos. La magia llega cuando las barreras de la desigualdad social se rompen y todos se convierten en personas comunes, sin raíces, sin historias, sin bolsillos. "De un lado se escucha a vecinos de Madero preguntar 'qué pasa si vamos y nos roban'. Y del otro lado se escucha: 'Ahí vienen los chetitos que están aburridos y vienen a jugar con nosotros, y a lavar sus culpas'. Al principio siempre tenemos que quebrar ese hielo, esa barrera que existe entre ambos mundos pero después vas viendo naturalmente cómo se va rompiendo", contó Natalí, en diálogo con Infobae.

Las conjeturas se difumina y aparece la fantasía. Los agradecimientos se vuelven algo más. "Que ustedes vengan acá nos hace sentir que no somos invisibles, que existimos", recordó Natalí, orgullosa, la voz de algún pequeño que no sabía cómo retribuir la gratitud. "Darle ese lugar a las familias es lo más importante para nosotros, porque disminuye prejuicios, disminuye rencores, broncas".

Ya entregaron diez hornos industriales a comedores infantiles: “Es una forma de generar emprendedores sociales”

Cuando las diferencias de clases sociales quedan relegadas, prima la empatía. Las relaciones muchas veces exceden la campaña solidaria y las familias quedan en contacto: se gesta una especie de padrinazgo. La visita se convierte en un colorido homogéneo de vínculos transversales a los estratos culturales. Y la conclusión es ambigua: la ayuda es mutua, no viaja hacia arriba ni hacia abajo, vira para ambos costados. "Es mucho más lo que nos llevamos nosotros que lo que dejamos. Muchas veces los voluntarios piensan que para ayudar tengo que dedicar tiempo, recursos, esfuerzos y no sabe qué ganan con eso. Hasta que no lo vivís no sabés cuán enriquecedor es hacerlo. Crecés como persona, porque por más cosas materiales, por más abundancia que tengas, siempre hay un vacío que hay que llenar: el vacío espiritual", relató Natalí.

Madero Solidario nació hace poco más de un año. Comenzaron de a poco, con donaciones en el orden de lo previsible. Pero decidieron elevar el efecto de la dádiva: "Quisimos darle la caña de pescar. Compramos hornos industriales totalmente nuevos que llevamos a comedores en distintas villas. Ya hemos donado diez hornos". Lo distribuyeron por villas provinciales y del Conurbano Bonaerense: en el barrio La Carolina, en la villa del Padre Pepe, en Rodrigo Bueno, en la casita de Turdera. "Siempre priorizamos las necesidades del lugar, los que más urgencias tienen para alimentar a los chicos, que sean lugares que ya funcionan como comedores hace mucho tiempo", detalló la fundadora del espacio solidario. "Lo más enriquecedor es que con ese horno le dan de comer a los chicos y además salen a vender lo que producen: tortas, empanadas, pizzas. De esa manera generan un ingreso para el comedor y para el barrio, y no generan independencia, no están dependiendo de nadie. Es una forma de generar emprendedores sociales", valoró.

Su próximo paso es ambicioso. Quieren desarrollar una campaña nacional para revalorizar los valores perdidos, lo que entienden es la principal razón de las miserias de la humanidad. "Las familias como concepto han ido desapareciendo, entonces la transmisión de los valores se fue diluyendo. Se ve en las estadísticas: los índices de delincuencia, de consumo de drogas, de pobreza, de desempleo, de corrupción. Y vemos que la raíz y la base de todas esa problemáticas es una sola: la falta de valores. Tanto es así que está comprobado que los países más desarrollados, los que mejor funcionan a nivel social, económico, político son donde los valores más fuertes están constituidos: valores como amor, solidaridad, empatía. Queremos iniciar esta campaña a nivel nacional -ojalá después las podamos replicar en otros países-. La vamos a hacer en conjunto con ONGs, con entes del gobierno, con empresas privadas. Solamente se precisa de un minuto al aire en televisión, donde podemos desarrollar un valor distinto", describió. Un minuto de exposición televisiva para fundar, reflexionar y promover lineamientos fundamentales. Madero Solidario derriba prejuicios y recupera principios con un objetivo ingenuo y necesario: hacer un mundo mejor.

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