La semana pasada, una joven de 14 años, alumna del Colegio Nacional Buenos Aires, fue abusada sexualmente por otro estudiante durante una de las primeras noches de la toma en protesta contra la reforma educativa. Hoy, el rector de la institución Gustavo Zorzoli denunció el caso y dijo que los estudiantes optaron por no reportar lo sucedido.
"Está fuera del protocolo de género porque quien debe denunciar un caso de abuso sexual es la víctima o, en su defecto, si es menor, la familia. Además, por más que no se dé el nombre de la víctima, debe haber un resguardo de la identidad que acá no está sucediendo", remarcó a Infobae la psicóloga Sonia Almada, directora de Aralma, un instituto focalizado en en acompañamiento psicológico para los adolescentes.
El caso se hizo público este jueves, pero la víctima ya había contado lo sucedido una semana atrás, a través de una publicación, en un grupo privado de Facebook. "Fue una situación de mierda y una experiencia horrible que no es que pude olvidar y seguir adelante", escribió. "Es algo que te deja hecha mierda y rompe un montón de cosas dentro tuyo. Yo sólo les cuento mi experiencia para que puntualmente sepan que esta persona es un abusador y eso no se pone en discusión", continuó.
¿Por qué alguien decide dar a conocer el hecho, en primera instancia, en una red social? "Lo primero que experimentan las víctimas de abuso sexual es un shock emocional. Más allá de los detalles, siempre se trata de un ataque violento sin consentimiento. Después de tal perplejidad, de una vivencia traumática, se responde de distintas maneras. Es probable que la chica no haya sabido qué hacer con lo que le pasó", respondió Almada.
En el relato de la joven, emerge un factor todavía más escabroso: "Es mucho más difícil de aceptar si el victimario es alguien que conozcas, en quien confíes. Y lo sé, porque (NdeR: escribe el nombre el abusador) era mi amigo y mientras pasaba confié en él, negué que estuviera pasando de verdad, no me haría eso; pero pasó. Pasó y me hizo mierda", detalló.
La especialista explicó que en los abusos sexuales, el vínculo puede ser un agravante: "Al tratarse de un amigo, es un hecho aún más inesperado. La tuvo que haber dejado estupefacta. Uno no piensa que quien se supone debe cuidarte te haga daño. Por eso, queda una marca para toda la vida".
¿Es posible superar un hecho tan traumático? "Es difícil, pero con un gran trabajo de acompañamiento psicológico se puede solucionar", señaló. Según la psicóloga, todavía hay "una mirada social" que condena a la víctima. "En la justicia o en ámbitos persiste una tendencia de no creerle a la víctima o de no alzar fuerte la voz", puntualizó.
Desde hace diez años, se insta a que se brinde educación sexual integral destinada a proveer contenidos que combatan "la violencia patriarcal" y derriben "prejuicios machistas". Sin embargo, de acuerdo a Almada, "en la gran mayoría de los colegios no se da la materia".
Más allá del caso puntual, los abusos sexuales exceden el ámbito escolar. "Se dan abusos sexuales en todos los contextos, en todas las edades: en los colegios, en las universidades, en los trabajos, en la calle, especialmente hacia las mujeres. Es una problemática cultural porque no siempre el que abusa se considera un perverso, sino alguien que cree que lo puede hacer", concluyó.
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