Ubicado en el barrio de Cañitas se encuentra el mítico edificio de la sastrería militar. Con más de 120 años de experiencia, allí se lleva a cabo la confección y la comercialización de los uniformes reglamentarios de la fuerza.
Un oficio que sigue intacto desde el 9 de Junio de 1897, fecha oficial que da inicio a la labor de artesanos y operarios avocados a la producción de piezas que marcaron la historia de la Argentina. Sin embargo, el origen se remonta a la gesta independentista. "A partir de las primeras prendas realizadas para los hombres que van a luchar por la libertad", resaltó a Infobae, el coronel Luis Alberto Caceres, actual director del establecimiento.
La visión principal fue "la fabricación de indumentaria distintiva, sea cual fuere su regimiento" detalló el coronel a cargo. "Era muy importante el sentido de pertenencia", agregó. Actualmente se sustenta en dos pilares: auto abastecimiento de accesorios de combate y comercialización de piezas de uso reglamentarios.
El proceso de producción
Al menos 80 personas forman parte del equipo que se divide en diversas etapas, desde el corte del modelo, pasando por la rueda de producción hasta el control de calidad para luego ser distribuido.
"Aquí los soldados pasan hasta 4 años. Pueden especializarse en sastrería y llegar a suboficial sastre", explicó el coronel Luis Alberto Caceres.
Por año se realizan en promedio hasta 4 mil uniformes: de gala -compuesto por chaquetilla azul, hombreras y cinturón-, social, de uso diario -compuesto por pantalón marrón coyote, campera verde militar y corbata-, equipos de gimnasia con tecnología dry fit, y hasta los resistentes uniformes de combate.
Se trata de un minucioso proceso que involucra tareas multidisciplinares. Se da inicio con el "tizado digital en máquina que arma la moldería básica, luego en papel, se enciman, y luego se procede al corte según cantidad de talles solicitados", explicó el Capitán
"Luego pasa a la rueda donde se prepara parte de las piezas para la integrarlas. Cuatro máquinas de coser: rectas, overlock, botoneras y atracadoras", resaltó el jefe de producción.
Las prendas de alta exigencia física necesitan un trabajo aún más preciso para poder brindarle resistencia y funcionalidad a sus usuarios. Si una pieza cuenta con 10 atraques, esta lleva al menos 50 atraques para que no se destruyan.
Una vez aprobado el primer control de calidad de la rueda, se procede al último paso, la supervisión técnica y finalmente son embalados para la distribución.
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