Hay quienes consideran que en la actualidad el concepto de belleza y todo lo que esto conlleva se ha ido distorsionando poco a poco. Para otros, en cambio, dejó de ser una necesidad y pasó a ser un "derecho adquirido".
La médica dermatóloga María José Pelli, explicó a Infobae la importancia de la imagen y cómo influye en cada persona: "El cuidado personal reviste una trascendencia impensada a diferencia de años anteriores. En este contexto, los tratamientos de belleza ya no son considerados como algo frívolo o para un público en particular, sino una necesidad que incluye a cualquier persona que desee verse y sentirse bien".
La idea es apuntar a tratamientos de belleza "globales" y no solo recurrir al botox o al peeling. Hay métodos no invasivos que hacen hincapié en la hidratación: cremas, mascarillas y tratamientos en gabinete son algunas de las mejores opciones.
Por eso, antes de que comience la primavera es muy importante realizar una "renovación cutánea". "Es un momento propicio para realizarse depilación definitiva, combatir la celulitis o realizarse peelings, láser y luz pulsada", explicó Pelli.
Peeling
Es un tratamiento que se puede realizar en una o seis sesiones dependiendo el tipo de caso. Permite renovar las capas superficiales de la piel, mejorando las manchas y arrugas finas. Además restaura el brillo y la suavidad de la piel.
Infini
Es considerado uno de los tratamientos de belleza más efectivos. Consiste en la aplicación de radiofrecuencia directamente en la dermis, ya que el cabezal del aparato tiene micro agujas que penetran en la piel. Se obtiene una piel más tensa y un mejoramiento de arrugas finas y cicatrices.
Luz pulsada intensa
Es el procedimiento perfecto para quienes poseen piel rosácea. A pesar de que se recomienda comenzar con las sesiones en invierno, se puede realizar en verano pero evitando una excesiva exposición al sol.
Mesoterapia
Consiste en la aplicación de preparados farmacológicos mediante una serie de inyecciones superficiales intradérmicas. El medicamento actúa directamente sobre el área afectada y con dosis menores de las que se necesitarían si se aplicara por otra vía, como la oral o cremas de difícil absorción.
El uso de pequeñas dosis aplicadas localmente permite que solo esté en contacto con la sustancia aplicada la zona del cuerpo que se quiere tratar, lo que genera un efecto controlado y menos reacciones adversas.
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