Soledad Acuña: "No queremos usuarios bobos, sino creadores de tecnología"

La ministra de Educación de la Ciudad se refirió a la preparación de los jóvenes ante un futuro incierto y detalló cuáles serán las habilidades imprescindibles

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El futuro del mercado de laboral se presenta incierto. Cuáles serán los trabajos del futuro, qué industrias prevalecerán, cuáles quedarán en el olvido, qué puestos serán reemplazados por robots que cumplan la misma función de los humanos son algunos de los interrogantes. Los niños y adolescentes se preparan hoy para trabajos que no existirán mañana. Cómo atravesar ese proceso educativo con éxito: el desafío.

"Creemos que no va a ser algo desestabilizador, sino una transformación que es parte de un proceso y tenemos el desafío enorme de hacer que la escuela acompañe ese proceso. Los chicos ya son del siglo XXI y ya están cableados de un modo absolutamente digital. El principal foco a trabajar es en la tecnología", dijo a Infobae Soledad Acuña, ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.

Desde hace quince años, los chicos nacen con la tecnología bajo el brazo, con nuevas capacidades, también con debilidades diferentes. "Tienen la capacidad de poder mirar muchas pantallas al mismo tiempo, un acceso a la información el 100% del tiempo, porque está distribuida en forma democrática, pero también tienen un poder de concentración mucho más pequeño", remarcó Acuña.

“La tecnología no se puede combatir”, señaló
“La tecnología no se puede combatir”, señaló

La discusión, aunque vetusta, persiste: ¿la tecnología potencia habilidades de los niños o inhibe su creatividad, su imaginación? "La tecnología no se puede combatir. Perdimos la batalla si decimos que la computadora aliena a los chicos. La tecnología está y en el futuro vamos a tener tecnología y humanos, con lo cual hay que hacer que convivan. No queremos solo consumidores de información, sino creadores de información. La tecnología no es un fin, sino una herramienta de educación", señaló la ministra al respecto.

El objetivo, entonces, es generar un usuario activo, en vez de un autómata. "Se trata de cómo generar habilidades en ellos para que no sean usuarios bobos de tecnología, sino creadores de tecnología", indicó.

De acuerdo a la ministra, "la Ciudad de Buenos Aires se transformó en una ciudad del talento". La industria es la "gente", profesionales requeridos en distintas partes del mundo. Sin embargo, lo que falta, dice, "es mucha mano de obra formada en el mundo digital y en la programación".

En esa línea, surgió "Aprender Programando", destinado a los jóvenes de cuarto y quinto año del nivel secundario. Se trata de un curso cuatrimestral que busca ser un "semillero" donde se aprenden conceptos básicos de programación y se busca impulsar el interés por seguir carreras en el campo. "Hoy son las carreras que se demandan y no están cubiertas", puntualizó.

A su vez, también este año presentaron el programa "Codo a codo", pensado para adultos jóvenes que en 10 meses logran un certificado oficial para ingresar a trabajar en el mundo del software. Para los más chicos lanzaron un plan de educación digital desde sala de 5 años en el que distribuyen "un atelier digital" para potenciar la creatividad, la imaginación y el juego.

"Como en mi época había que estudiar inglés para tener un buen trabajo, hoy el lenguaje que hay que saber es el de la programación", advirtió Acuña. No obstante, el futuro no requerirá solo de competencias tecnológicas. Por caso, según la ministra, "otro trabajo que va a tener mucha demanda, aunque no se crea, es el de los docentes".

“La habilidad más importante será la de la adaptación”
“La habilidad más importante será la de la adaptación”

El futuro se complejiza. Además de las obvias habilidades tecnológicas, también surgen otras destrezas intra e interpersonales que serán imprescindibles. "Nosotros tenemos que dejar de trabajar en asignaturas, información y contenidos porque eso ya está disponible y debemos trabajar en las habilidades. La más importante para este mundo cambiante es el de la adaptación. Los chicos van a tener que aprender y estudiar a lo largo de toda su vida", subrayó. Otra competencia clave será la autonomía: "El trabajo va a depender cada vez más de cada uno".

-¿Qué escuela pretenden desarrollar para el futuro?

-Queremos una escuela disparadora de talento, donde se propongan buenas preguntas, donde el docente no está frente a un curso sentado y exponiendo todo el tiempo contenidos a los que ya el chico tiene acceso, sino que desafíe el interés de cada uno de ellos. Los docentes no van a ser reemplazados, pero tendrán otro rol: el de facilitador de conocimientos.

-¿Cómo se capacita al docente anclado en un paradigma más formal?

-Hoy en los docentes hay un interés genuino en actualizarse. Son ellos mismos los que buscan la manera de encontrarse con sus estudiantes. Es que los estudiantes para los cuales ellos se formaron ya no existen. Es difícil mantenerles la atención a los chicos de hoy, dispararles su interés. La mejor forma es trabajar con tecnología. En geografía, por ejemplo, no se puede dar clases con los mapas clásicos, sino con Google Maps, con Google Earth y múltiples herramientas que acercan al docente al estudiante del siglo XXI. La tecnología no como fin, sino como herramienta.

-¿Cuál debería ser el rol de los padres en esta nueva idea de educación?

Es un desafío muy grande. Lo que necesitamos son padres presentes. Padres que estén atentos a sus hijos, que los acompañen como adultos, que entiendan que hay roles distintos. No necesitamos padres amigos, sino que marquen límites, que es lo que un adolescente necesita, que se le brinden marcos de certeza. Se trata de compartir momentos de escucha con sus hijos, de tener una cena con la tele apagada, de poner límites en el uso de la tecnología en términos de horarios.

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