El misterio de Jack El Destripador parece haber llegado a su fin. La identidad del asesino más mítico de la historia, que mató de manera brutal a 5 mujeres en Whitechapel, en 1888, era hasta este momento una incógnita.
Si bien existen múltiples teorías sobre su identidad, investigadores ingleses afirmaron que hallaron una "confesión de puño y letra" en un diario privado, encontrado debajo de un piso de madera del dormitorio de un comerciante de algodón de Liverpool.
Todo comenzó en 1992, cuando Michael Barrett, un vendedor de antigüedades, anunció que había encontrado este valioso documento de 900 páginas, escrito por James Maybrick. Las memorias incluyen la línea: "Doy mi nombre que todos me conocen, así la historia lo cuenta, lo que el amor puede hacer a un caballero nacido. Atentamente, Jack El Destripador".
En sus páginas, Maybrick confesó ser el autor de las muertes de las cinco prostitutas de Whitechapel, en Londres, aunque también aceptó haber asesinado a otra más en Manchester.
Entonces, el caso volvió al centro de la escena a partir de esta aparición, pero al poco tiempo Barrett aseguró que todo era un fraude. Sin embargo, luego se desdijo una vez más y comentó que sí era verdadero. La incógnita quedaba abierta: ¿era o no el auto?, ¿el diario era falso?
Quien nunca perdió la fe fue Robert Smith, quien publicó el diario en aquella oportunidad y hoy volvió a lanzar una publicación en la que explica que tiene nuevos indicios que revelan que la historia de Barrett era verídica.
"La nueva e indiscutible evidencia de que, el 9 de marzo de 1992, el diario fue retirado de debajo de las tablas del piso de la habitación que había sido el dormitorio de James Maybrick en 1889 y ofrecido más tarde ese mismo día a un agente literario de Londres, anula cualquier otra consideración con respecto a su autenticidad", comentó Smith al Daily Telegraph.
Smith dice que sus pruebas confirman que el diario fue encontrado durante las reformas en la vieja vivienda de Maybrick, y que cuenta incluso con el testimonio de los dos trabajadores que lo descubrieron.
Maybrick, el hombre de la confesión, fue un comerciante adicto al opio durante la época victoriana. Murió envenenado por su esposa, Flora, quien a su vez fue condenada a muerte, aunque se conmutó su pena por la de cadena perpetua.
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