Hay ciertos caprichos típicos de los multimillonarios: mansiones, megayates, casas lujosas de fin de semana, garages imponentes. Sin embargo, hay algunos que deciden ir más allá de lo tradicional. Por inquietud, por extravagancia, por mera revalidación de su estatus.
El avión submarino – Richard Branson
El dueño de Virgin Group posee una isla en el Caribe de 30 hectáreas donde puede alojar a una treintena de invitados. Además de una piscina imponente y la salida al mar, Richard Branson cuenta con un avión submarino. El Necker Nymph tiene espacio para dos pasajeros y un piloto. En 2010, le costó al magnate 664 mil dólares. Al igual que una avioneta, es capaz de realizar múltiples giros en 360 grados y navegar a 40 metros de profundidad.
El diario de da Vinci – Bill Gates
En una de las muchas habitaciones con la que cuenta la mansión del fundador de Microsoft, hay una biblioteca enorme. Bill Gates, como lector voraz, contrató a un librero especialista en hallazgos para condimentar su colección personal. Entre sus posesiones está el "Codex Leicester" de Leonardo da Vinci, un manuscrito del siglo XV que Gates compró en una subasta por $ 30.8 millones en 1994. Se trata de la revista científica más famosa de las treinta sobrevivientes del artista italiano.
Memorabilia del Ciudadano Kane – Steven Spielberg
El prestigioso director es un fanático del Ciudadano Kane, uno de los grandes clásicos del cine. Tal es así que Spielberg cuenta en su museo personal con Rosebud, el famoso trineo de la película de Orson Welles, por el que pagó 60 mil dólares en una subasta de Sotheby's en 1982.
Colección de aviones – Paul Allen
El cofundador de Microsoft es un devoto de los aviones de guerra. En su museo Flying Heritage Collection, un hangar en Everett, Washington, cuenta con modelos codiciados que valen millones de dólares. Entre su colección, se destaca el MiG-29 Fulcrum, creado por la Unión Soviética para desafiar a los pilotos de caza estadounidenses durante los '70.
El esquí virtual – Mikhail Prokhorov
El multimillonario ruso disfruta de un peculiar gimnasio, que equipó por 200 millones de dólares, en su hogar. Mikhail Prokhorov, también conocido por sus maniobras temerarias arriba de un jetski, tiene entre sus posesiones únicas una que cobra especial relevancia: una máquina virtual de esquí.
El submarino de James Bond – Elon Musk
En 2013, Elon Musk, el multifacético CEO de Tesla, pagó 866.000 dólares en una subasta para quedarse con el submarino Lotus Esprit; el mismo que apareció en la película de James Bond de 1977 "La espía que me amó".
El tiburón de 4 metros – Steve Cohen
Steve Cohen, uno de los inversores más famosos de Wall Street, tiene una colección de los objetos más variados y extraños que se llegó a tasar en mil millones de dólares. En 2004, pagó más de 8 millones de dólares por un tiburón conservado en formaldehído, una pieza del artista británico Damien Hirst llamada "La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien que vive".
Hectáreas en la Luna – Roman Abramovich
En 2008, Abramovich le regaló a su tercera esposa, la modelo Daria Zhúkova, una parcela de cien acres de superficie lunar, lo que es equivalente a 40 hectáreas. Desde 1966, se contempla la posibilidad de adquisición de terrenos lunares por parte de privados. El terreno de Zhúkova se encuentra en la parte visible del satélite y lo puede supervisar desde un telescopio.
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