Se sabe poco de lo que sucede dentro de Raya. En realidad, muy pocos saben que se llama Raya. Es más bien conocido como el Tinder de los ricos y los famosos. Un recinto por demás exclusivo en el que, para ingresar, se necesita la aprobación de un comité secreto que investiga los perfiles sociales de los postulantes y en, base a ello, emite su veredicto.
Emma Green, periodista de Vanity Fair, quiso averiguar infidencias de la aplicación después de enterarse por una amiga ejecutiva de qué se trataba. "Todo el mundo que es alguien está allí", le dijo. "Deberías mandar solicitud", insistió. Después de postularse, existían dos opciones posibles: que el comité la aceptara o que la incluyeran en una lista de espera que no es otra cosa que un rechazo. La aceptaron.
"Los primeros minutos como socia de Raya te transportan a aquella Navidad de niñez en la que los regalos bajo el árbol parecían no terminarse. Un menú a la carta con los 'solteros de oro' del momento, los cuales garantizan su autenticidad con el link oficial a su cuenta de Instagram. Todo muy superficial pero a la vez –para qué negarlo– adictivo", comentó Green.
La aplicación sigue las mismas premisas que otras aplicaciones de citas conocidas. El sistema de deslizar a la derecha -como un "me gusta"- o de mover a la izquierda -descartar- en base a las fotos de cada perfil. Sin embargo, presenta una gran diferencia: la confidencialidad. La plataforma promete resguardar los datos personales e incluso impide hacer captura de pantalla.
Cuando se presenta un "match" -una coincidencia- la app ofrece la posibilidad de chat privado entre los usuarios y allí el envío de imágenes o audios está prohibido. En su breve incursión, Green se encontró con numerosos personajes reconocidos. Pese a no dar nombres, detalló sus rubros: actores de primer nivel, supermodelos, cantantes ganadores de Grammy, estrellas de TV, jugadores de NBA, jugadores de fútbol europeo, chefs prestigiosos, diseñadores de moda o empresarios multi millonarios.
"Algunas de las caras que me encontré son las de cantantes de pop, exnovios de una cantante que coreaba aquello de Shake it Off, actores de Velvet, supermodelos de la última campaña de Women's Secret, tenistas exmaridos de concursantes de un conocido reality show, top models internacionales (como el exnovio una conocidísima cantante australiana), protagonistas de El Hobbit, uno de los seis actores de la pandilla de Friends y exprodigios de Disney que en la actualidad salen con las chicas Stark de Game of Thrones", señaló apelando a la deducción del lector.
Sin embargo, lo que más llamó la atención de la periodista fue el lado B que advirtió en la aplicación. Las personas desconocidas que participaban en ella, con grandes trayectorias profesionales y también -condición sine qua non- millonarios, pero con un defecto. "Candidatos con los que realmente podrías ver un futuro en común pero a los que, por el simple hecho de formar parte de este club de elite, se les subió la fama a la cabeza. No hay nada menos sexy que alguien tratando de ser cool", comentó.
En las citas concertadas a través de Raya, dijo, hay diferencias: en vez del bar de moda tiene lugar en un club privado o espacios cerrados de restaurantes de lujo; no hay taxis, sino choferes privados y tragos exclusivos en vez de cerveza. No obstante, al fin y al cabo, remarcó: "La sensación del primer beso es la misma que con la del resto de los mortales".
LEA MÁS: