
Un innovador abordaje con respecto a cómo afecta la cocaína al cerebro puede llevar a un cambio de paradigma con respecto a la farmacología para abordar el problema. De acuerdo a un estudio realizado por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, de EEUU, y publicado en la revista Cell, las personas que carecen de un determinado receptor cerebral serían menos propensas a convertirse en adictos a la cocaína u otras drogas.
Cuando la cocaína ingresa al organismo se une a los receptores, que desencadenan una avalancha de neurotransmisores como la dopamina y los glutamatos, que excitan las sinapsis. La teoría, hasta el momento, dictaba que una persona con un nivel de control alto de sus receptores y neurotransmisores eran menos susceptibles a los efectos de la droga.
El nuevo trabajo, en cambio, propone todo lo contrario: las personas con un control bajo de estos receptores son menos propensas a convertirse en adictas. La razón, dicen los investigadores, radica en que "tienen una inundación preexistente de glutamato, lo que limita el poder de la cocaína para entregar una recompensa neurológica".

Los científicos aseguraron que los hallazgos podrían allanar el camino a una droga para relajar estos receptores, haciendo la cocaína menos adictiva.
"La mayoría de los estudios de adicción se centran en cómo la cocaína y otras drogas adictivas desencadenan una oleada de dopamina en el cerebro, lo que hace que los usuarios sienten una sensación de euforia", explicó el autor principal, el doctor Zheng-Xiong Xi.
A partir de esto, Xi propuso un ángulo diferente: poner el foco en el glutamato, el otro neurotransmisor esencial -que se utiliza para el aprendizaje y la comunicación en el cerebro-. Así, observaron el papel del glutamato en ratas y descubrieron que los animales sin el neuroreceptor para controlar el glutamato no se sentían tan estimulados por la cocaína.
Esto significó que necesitaban mucha más cantidad para alcanzar el punto más alto, pero a la vez no detectaron que dejase "un deseo persistente" para consumir más.

Entonces, los científicos experimentaron silenciando activamente el gen, mGluR2, responsable de hacer que el receptor sea más fuerte y hallaron que estos roedores no habían desarrollado ningún tipo de adicción.
"Los ratones que pasaron por el knockout genético no disfrutaron demasiado del efecto 'recompensa' cuando tomaron cocaína. Así que cuando la droga estuvo disponible para ellos, los animales trabajaron para aumentar su ingesta para sentirse recompensados. Sin embargo, cuando la droga fue difícil de conseguir, la recompensa ya no valía la pena, el animal sólo quiere renunciar", dijo Xi.
Para el investigador, los resultados demuestran que hay "un camino claro para una cura para la adicción", tanto a la cocaína como a otras drogas.
"Nuestro trabajo sugiere que, si pudiera tomar un medicamento para activar la actividad de mGluR2, entonces disminuiría o inhibiría significativamente tanto la toma de cocaína como los comportamientos de búsqueda de cocaína", dijo Xi. Y agregó: "Parece que mGluR2 puede ser un objetivo común para el tratamiento de las adicciones a muchos medicamentos".
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