La palabra adolescencia deriva del verbo "adolecer", que significa "crecer, desarrollarse, ir en aumento", lo cual explica la derivación de la palabra. La adolescencia es también una etapa de crecimiento y de desarrollo, quizá la más crucial en la vida de un individuo.
La adolescencia temprana es la que se extiende desde los 10 a los 14 años y es la etapa en la que, por lo general, comienzan a manifestarse los cambios físicos externos y los cambios internos cerebrales, con las repercusiones consiguientes sobre la capacidad emocional, física y mental.
La adolescencia tardía abarca la parte posterior de la segunda década de la vida, en líneas generales entre los 15 y los 18 años de edad. Para entonces, ya usualmente tuvieron lugar los cambios físicos más importantes, aunque el cuerpo sigue desarrollándose. El cerebro también continúa desarrollándose y reorganizándose, y la capacidad para el pensamiento analítico y reflexivo aumenta notablemente.
Sobre las últimas cifras difundidas por Unicef en su informe "Embarazo y maternidad en adolescentes menores de 15 años. Hallazgos y desafíos para las políticas públicas", la presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), Mabel Bianco, analizó en diálogo con Infobae que "las cifras son una realidad sobre la que se viene llamando la atención desde algunas organizaciones pero que parece no son escuchadas o si lo son no se ven respuestas efectivas para enfrentarlo".
El lóbulo frontal es la parte del cerebro que gobierna el razonamiento y la toma de decisiones y empieza a desarrollarse durante la adolescencia temprana
Y tras aclarar que no se refiere a que haya que impedir el embarazo en la adolescencia, lo cual es un derecho, Bianco opinó que "es necesario que sea decidido o elegido, no impuesto o accidental como ocurre". "Las más pequeñas quedan embarazadas 'por accidente' o en forma imprevista por ellas y son estos embarazos los que tenemos que prevenir", enfatizó.
Consultada sobre cuáles son las causas de este fenómeno, analizó: "El embarazo en la adolescencia y especialmente el precoz, o sea en menores de 15 años, se debe a múltiples causas, no podemos decir una sola. Entre ellas, las más importantes son la falta de capacidad de las chicas y chicos de decidir si tener o no relaciones sexuales, cuándo y con quién. Esto quiere decir que en muchos casos son relaciones sexuales 'forzadas', o sea que entran en la categoría de 'abuso sexual'; lo que a veces es muy sutil porque son los varones los que insisten hasta que la chica cede pero sin estar convencida".
"En muchos casos los varones -más si son mayores- les piden 'pruebas de amor' o las amenazan con abandonarlas si no ceden a la relación sexual, muchas veces tranquilizándolas con que no les va a pasar nada -relató Bianco-. En el fondo, estos varones de distintas edades comparten un concepto arraigado en nuestra cultura, que es el que asegura que 'el no' de las mujeres no es tal y que se hacen desear".
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Para Bianco, "esto es algo que la Educación Sexual Integral (ESI) debe abordar ya que aporta a la prevención de la violencia contra mujeres y contra el abuso sexual" y enfatizó que la ausencia de ESI "es una causa que contribuye al embarazo no planificado/programado en la adolescencia".
"Otra causa es la falta o rechazo de los servicios de salud de atender a las y los adolescentes -especialmente las menores de 14 años-; si bien la ley de Salud Sexual y Reproductiva no establece una edad para poder recibirlos, es habitual que no se los atienda si no van con un adulto y así se pierden oportunidades", esbozó como otro de los factores.
Es que esas/esos adolescentes no volverán a la consulta y se habrá perdido así la posibilidad de informarlos y también de que accedan a métodos anticonceptivos si deciden tener relaciones sexuales.
La población más dependiente de la atención de la salud a través de los servicios públicos es la infancia temprana (51,5%). En 2015, el 25,8% de la población no había realizado una visita al médico en los últimos 12 meses (10,9% en el grupo de edad de 0-4 años, 26,1% en el grupo de 5-12 años, y 39% en el de 13-17 años), de acuerdo con el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA (2010-2016).
La violencia en los hogares es otra causal por la que algunas niñas se embarazan, como medio para “tener una posibilidad de salir de su hogar e irse a vivir con el padre del hijo”
"Por supuesto la pobreza no es menor como causa, especialmente porque elimina las perspectivas de adolescentes mujeres y varones sobre sus planes de vida. Sin tener una mira en sus vidas, las chicas se refugian en la maternidad, ya que además ven que así en sus comunidades las empiezan a respetar, algo que antes no ocurría -observó Bianco-. Esto es algo que no se dice pero ocurre. Entonces no es sólo que puedan salir de la pobreza sino que tengan una expectativa de desarrollo para sus vidas que les dé motivos de buscar otros caminos y no meramente la maternidad como la única salida".
Lo que señala Bianco no es menor porque lo que se sabe es que las niñas que se embarazan, si aún no habían abandonado la educación, lo hacen en cuanto se enteran que están esperando un hijo y esto las deja en peores condiciones futuras de obtener un puesto de trabajo, limitándolas a recluirse en opciones precarias, mal pagas e informales.
Finalmente, Bianco mencionó la violencia en los hogares como otra causal por la cual algunas niñas se embarazan, como medio para "tener una posibilidad de salir de su hogar e irse a vivir con el padre del hijo". "Lo que desconocen es que en general en esas nuevas convivencias la violencia aparece rápidamente, o sea que salieron de la violencia de su familia para incorporarse en una pareja que resulta violenta especialmente si hay una gran diferencia de edad", consideró.
La mirada psicológica
"En los años 70 el embarazo adolescente ya era un fenómeno, pero ahora podemos decir que hay un aumento exagerado de varios factores que llevan a la preocupante situación actual", consideró a Infobae Mirta Goldstein, vicepresidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Y enumeró una multiplicidad de causas que, combinadas, confluyen en que cada tres horas una niña de entre 10 y 14 años se convierta en madre en la Argentina, según el último informe de Unicef.
1- Derechos del niño vulnerados. "Si bien existe una declaración de los derechos del niño y el adolescente en la formalidad, esos derechos no están encarnados en la sociedad", consideró.
2- La cultura de la contradicción. "Culturalmente se defiende a la niñez y la adolescencia, pero por otro lado se las anula", opinó, y ejemplificó: "Si los padres permiten que sus niños se tiñan el pelo a los 10/12 años, si cada vez van a boliches a edades más tempranas, lo que está ocurriendo es que la niñez se acorta, la pubertad se anula y la adolescencia tiende a desaparecer".
3- La baja en la edad de imputabilidad. "El hecho tiene connotaciones políticas, sociales y hasta económicas, pero si cada vez bajamos más la edad en la que un niño puede ir preso, nos quedamos sin adolescentes", argumentó.
4- Programas de nutrición excluyentes. "En el país y en el mundo, los programas de protección contra la desnutrición infantil van de 0 a 5 años, con lo que un niño de seis ya está afuera. ¿Acaso la infancia llega hasta los cinco?", cuestionó.
Y por otro lado, se refirió a fenómenos más particulares:
5- La deuda de la educación sexual. "Si bien en la Argentina hay una ley nacional de educación sexual, en la práctica no existen auténticos proyectos para educar a nuestros niños sobre su sexualidad", aseguró.
6- El constante estímulo a la sexualidad. "Tanto desde la TV como de la sociedad en general son permanentes los estímulos externos al despertar sexual prematuro, pero después se castiga a la niña que queda embarazada", remarcó.
7- La ilegalidad del aborto. En la Argentina, el aborto es legal en caso de peligro para la vida o la salud de la mujer y en caso de violación (Código Penal, artículo 86.2) y así fue ratificado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 2012.
"Todo se combina; no existe un solo factor para explicar el embarazo adolescente", finalizó la presidente de la Red de Mujeres Judías Argentinas.
La vuelta atrás
Consultada sobre cuál es la manera de revertir la situación de las adolescentes en el país, Bianco evaluó que "es urgente mejorar la persistencia de las chicas y chicos a la escuela, hacer la educación más interesante y ofrecerles posibilidades de futuro en las cuales se puedan ver y encuentren incentivos para tener un plan de vida posible".
Y tras aclarar que "esto no es sólo económico aunque eso también participa", aclaró que "es necesario diversificar los intereses de las chicas y chicos para su futuro, ya sea el deporte, la práctica de alguna actividad cultural, música, canto, teatro etc., y también actividades científicas y de comunicación. Además, la concreción de la ESI en todos los niveles escolares pero no meramente limitada a lo biológico sino a lo socio cultural".
Una forma de revertir la situación es impartir educación sexual en todos los niveles escolares pero no meramente limitada a lo biológico sino a lo sociocultural
Y finalizó: "Otra opción es darles a los adolescentes, especialmente a los de sectores pobres, posibilidades de desarrollar otras actividades como deportes, culturales y de comunicación. Esto es clave para ampliar sus posibilidades y que tengan expectativas de alcanzar un desarrollo en algunos de esos campos. Por supuesto, disminuir la pobreza en que viven las y los adolescentes y la violencia en sus hogares y la sociedad son formas de revertir la situación de las y los adolescentes".
UNICEF presentó un informe sobre embarazo adolescente que analiza la última información censal disponible que indica, entre otros datos, que en Argentina nacen anualmente entre 2800 y 3200 niños de madres menores de 15 años.
La maternidad a edades tan tempranas impacta en la educación de las mujeres: el 95% de las chicas de 14 años que no son madres asiste a un establecimiento educativo, en tanto sólo el 66% de las que sí lo son permanece en la escuela. A los 19 años, el nivel de asistencia varía del 21 al 59% entre las no madres y madres respectivamente.
El informe que presentó UNICEF en el Anexo de la Cámara de Diputados confirma que una parte considerable de las madres menores de 15 años ya estaba fuera de la escuela al momento de quedar embarazadas, según señalan Georgina Binstock y Mónica Gogna, dos de las autoras del estudio. Los motivos de este abandono se relacionan con la asunción de responsabilidades domésticas o de cuidado, la necesidad de trabajar para completar el ingreso del hogar o por involucrarse en uniones tempranas.
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